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Amy Otteson | Gore Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club
Amy Otteson | Gore Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club

Padres se niegan a creer que su hijo haya muerto y no dejan de rezar hasta que el niño abre los ojos

Guadalupe Campos
17 mar 2023
01:00

Durante unas vacaciones familiares, la peor pesadilla de una madre se hizo realidad. No podía encontrar a su hijo y, tras buscarlo por todas partes, lo hallaron sin vida y sin latidos.

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Amy Otteson adoraba a su preciosa familia y anhelaba divertirse con ellos durante un fin de semana de julio de 2010. Estaban creando recuerdos en su cabaña familiar cerca de Gunnison, Colorado (Estados Unidos), y no tenían ni idea de la terrible experiencia que les esperaba.

Gore, el hijo de 21 meses de Amy, descubrió cómo abrir la puerta mosquitera y, cuando ella lo llamó, no obtuvo respuesta. La familia, presa del pánico, pasó 25 minutos buscando al pequeño antes de oír un llanto, pero el que lloraba no era Gore.

Amy Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club

Amy Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club

Encontraron su cuerpo sin vida

En un momento Amy estaba preparando a sus hijos, Ryan de seis años y Kirk de cuatro, para ir a la cama, y al siguiente, estaba rezando por un milagro.

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Uno de los primos de Gore lo encontró y empezó a llorar mientras recuperaban su cuerpo sin vida de debajo de un tronco en una acequia.

Un año después de la terrible experiencia, Amy preguntó a los médicos por qué no pararon la reanimación cardiopulmonar ni siquiera después de 55 minutos intentándolo. Sus respuestas fueron algo inesperado y le llegaron al corazón.

Dave Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club

Dave Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club

El niño estaba muerto

El niño estuvo en el agua helada durante mucho tiempo, y una de sus familiares, que era enfermera, comenzó la reanimación cardiopulmonar, tratando de insuflar vida al pequeño. Describió la desesperada situación:

"No respiraba. No le latía el corazón. Era conocido por sus mejillas sonrosadas, y no las tenía. Estaba completamente pálido. Estaba muerto".

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La madre y el abuelo de Gore Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club

La madre y el abuelo de Gore Otteson | Foto: youtube.com/The 700 Club

La madre pensó que era demasiado tarde

Amy oyó llegar a las ambulancias para salvar a su hijo y pensó que era inútil. Creyó que había perdido a su hijo para siempre:

"Recuerdo que pensé que era una tontería que tuvieran las sirenas encendidas y vinieran hacia aquí. Ha pasado demasiado tiempo".

El padre de Gore, Dave Otteson, estaba de viaje de negocios cuando recibió la devastadora noticia. Clamó a Dios y le pidió que no se llevara a su hijo.

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Rezaron por él

Los médicos prepararon a la familia para lo peor cuando Gore llegó al hospital. No tuvo latido durante casi una hora y le dieron menos de un 1 % de posibilidades de sobrevivir.

Sus padres se plantearon la donación de órganos y sintieron que su fe se ponía a prueba. Amy recuerda haber rezado y suplicado:

"Señor, necesito que vengas y le cures por completo".

La madre empezó a sentir una paz inmensa y creyó que Dios tenía el control total de la situación. Durante dos días, innumerables familiares, amigos y desconocidos rezaron también por el pequeño.

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Experimentaron innumerables milagros

Los equipos médicos realizaron una intervención al niño y, una vez que su temperatura corporal volvió a la normalidad, ocurrió algo milagroso: Gore abrió los ojos.

Dave dijo: "Dios mío, sabía que eras grande, pero esto es enorme". Ver a su hijo abrir los ojos fue algo que la pareja pensó que nunca ocurriría, y les dio esperanza.

Dios escuchó sus plegarias, y sólo tenían una forma de describir lo que había ocurrido: era un milagro. Gore salió del hospital al cabo de unas semanas, y sus padres siguieron compartiendo el alentador mensaje de su supervivencia.

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Todos guardaban esperanza en una situación desesperada

Los profesionales médicos no podían explicar la recuperación de Gore, y aunque el roce del niño con la muerte fue duro para su fe, acercó a la familia entre sí y a Dios.

Un año después de la terrible experiencia, Amy preguntó a los médicos por qué no habían interrumpido la reanimación cardiopulmonar tras 55 minutos intentándolo. Sus respuestas fueron algo inesperado y le llegaron al corazón.

Los profesionales médicos revelaron que su fe y la pasión del abuelo del niño por él les hicieron seguir adelante. Los médicos ignoraron lo desesperado de la situación e hicieron todo lo posible por salvar a Gore.

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Dios curó a su precioso hijo

Todos fueron testigos de un milagro moderno, y el pequeño Gore vivió para contarlo. El niño y sus padres utilizan su experiencia para animar a otros, afirmando que la fe puede transformar las cosas.

Amy estaba convencida al 100 % de que Dios había curado a su hijo y quería que todo el mundo lo supiera. La madre dijo:

"Queremos reconocer el mérito de todos los que trabajaron con él aquel día. Todos hicieron un trabajo increíble. Pero en última instancia, sabemos que fueron todas las oraciones, y sabemos que fue Dios quien le curó, de verdad".

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Ahora está bien y es adolescente

Gore ha recorrido un largo camino desde que estuvo a punto de ahogarse. El valiente niño se convirtió en un querido adolescente que prospera y ama la vida. En septiembre de 2022, su madre le deseó un feliz cumpleaños y dijo:

"No estoy segura de cómo hemos llegado a los 14 años, pero aquí estamos, y estoy agradecida por cada día contigo. Llevas esa sonrisa y ese gran corazón a todos los que conoces. Cada día es una aventura contigo, y estoy muy contenta de que Dios me eligiera para ser tu madre".

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Valorar cada día con sus seres queridos

En otro post, la madre recordaba el 6 de julio y lo describía como un día lleno de emociones encontradas. Fue la fecha en que pensó que había perdido a su hijo para siempre, y fue un recuerdo angustioso. Sin embargo, se centró en lo positivo, y señaló su inmensa gratitud.

Amy dijo que no había día que no pensara en el accidente de Gore. Cada vez que veía una ambulancia o se enteraba de la muerte de un niño, recordaba lo que les tocó vivir.

La vida cambió para siempre tras el terrible incidente, y Amy se aseguró de no dar por sentado ningún momento con su hijo. Utilizó la experiencia como recordatorio para rezar por otras familias que luchan contra la pérdida.

La historia de los Otteson ha sido una fuente de esperanza para muchas familias, y su resistencia es inspiradora. Les deseamos muchos años felices junto a su niño milagroso.

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