"Vivirá con nosotros": esposo lleva a joven embarazada a casa con su esposa - Historia del día
Lucas llevó a casa de su esposa a una chica embarazada y asustada. Jillian estaba desconcertada, hasta que él le reveló algo que había ocurrido hace 20 años, y que nunca podría olvidar.
"Esta es Holly. Vivirá con nosotros", dijo Lucas a su mujer con firmeza, acompañando a una joven embarazada al interior de su casa. Ambos estaban mojados y temblaban a causa de la fuerte lluvia. La sentó delante de la chimenea para que entrara en calor.
"¿Qué? ¿Quién es? ¿Qué está pasando?", preguntó su esposa, Jillian, conmocionada y confusa. Pensó en su hija pequeña, Lilly, que estaba en el piso de arriba. Tras años de intentos y muchas rondas de fecundación in vitro, por fin tenían a su niña y eran felices.
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Pero Lucas acababa de traer inesperadamente a esta jovencita embarazada a su casa y anunciar que se quedaría. No tenía sentido.
"¿Puedo hablar contigo?", le preguntó Jillian en voz baja. Tenía los labios tan apretados por la tensión que creía que se los iba a partir.
"Ahora mismo no", susurró Lucas y miró a Holly. "¿Tienes hambre? ¿Te preparo algo?".
La joven asintió tímidamente, rodeándose el cuerpo con los brazos. Lucas se dirigió a la cocina, ignorando a su mujer. Pero Jillian no podía detenerse. Le siguió y exigió respuestas.
"¿La has dejado embarazada? ¿Después de todos estos años? ¡No puedo creerlo!", acusó con fuego en los ojos.
Lucas la miró con turbación y suspiró. "Es… más complicado que eso", exhaló, bajando la mirada.
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Veinte años antes…
Lucas sentía el viento en la cara mientras conducía su moto por la autopista. Su vida era perfecta. Pronto se casaría con su novia de toda la vida, Sandra, y vivirían una vida maravillosa. Eso era lo que pensaba entonces.
Cerró los ojos durante un segundo para sentir ese subidón de velocidad. Lo siguiente fue despertarse en un hospital con un dolor de cabeza cegador, incapaz de moverse debido a varios yesos y vendajes.
"¡Hola! Has vuelto!", dijo una voz familiar, y Lucas intentó enfocar los ojos. Al principio, todo lo que veía era blanco. La habitación era blanca, sus sábanas eran blancas y la… persona que le hablaba iba vestida de blanco.
Poco a poco, su visión se aclaró, y allí estaba… un médico. Pero no era uno cualquiera. Era su viejo amigo Jerry. Sus familias habían crecido en la misma ciudad y asistían a la misma iglesia.
Los dos habían participado activamente en estudios bíblicos juveniles e incluso habían ayudado en eventos. Pero se habían distanciado después del instituto, tras abandonar aquel pueblo.
"¿Jerry? ¿Qué pasó?", preguntó confundido.
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Lucas sintió que alguien le apretaba la mano y miró a la derecha, viendo a su querida Sandra. "¡Cariño! Estás aquí". Ella empezó a sollozar, y él se sintió confundido.
"Oye, amigo", Jerry intentó llamar su atención. "Has tenido un accidente. Fue complicado, pero mi equipo hizo lo que pudo y estás bien. Estuviste muy cerca de irte para siempre".
Lucas se quedó de piedra. Siempre había sido un buen piloto de motos y no recordaba lo que había pasado. Pero se alegró de estar vivo. Apretó la mano, abrazando más fuerte a su prometida, y dio las gracias a su viejo amigo.
"Gracias, Jerry. ¡Muchísimas gracias! No me lo puedo creer", dijo, emocionándose.
"Ni lo menciones. Me alegro de que estés aquí. Los dejaré solos", respondió Jerry, sonriendo, y salió de la habitación.
Sandra lloró un rato más mientras daba gracias a Dios por aquel milagro. Luego, le contó que sus padres acababan de ir por comida, y que los padres de Jerry también habían ido a visitarlo y apoyarlo.
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Cuando Jerry regresó, le explicó todas las complicaciones médicas que había generado su accidente. Tardaría un tiempo en recuperarse y posiblemente necesitaría rehabilitación. Sin embargo, lo conseguiría.
Lucas mejoró más rápido de lo esperado, pero seguía siendo demasiado lento para él. Quería hacerlo más deprisa, para que Sandra y él no tuvieran que posponer su boda. Pero su prometida no quería que se preocupara por nada.
Durante sus descansos, Jerry venía a la habitación y hablaban de su infancia y de cómo solían dibujar superhéroes en sus Biblias para hacer divertidas las clases de la escuela dominical.
"Echando la vista atrás, me alegro de que estuviéramos juntos en esas clases", reveló Jerry. Su rostro se puso serio al mirar directamente a Lucas. "De hecho recé durante la operación. Nunca lo había hecho. Pero le pedí a Dios que me ayudara a salvarte. Y lo hizo".
Lucas no quería volver a llorar. "Iremos a tomar algo cuando salga de aquí. No sabía que vivías en la ciudad y no quiero que volvamos a perder el contacto", le dijo a su salvador, que asintió rápidamente.
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"Nunca olvidaré lo que hiciste por mí. Quiero que me digas si puedo hacer algo para devolvértelo algún día".
Jerry le dijo que no había nada que devolverle, pero Lucas insistió. Su amigo le había salvado. Le debía algo grande, y quería que lo supiera.
Lucas salió del hospital tres semanas después de su terrible accidente y necesitó rehabilitación en el brazo. Él y Jerry mantuvieron su promesa y volvieron a conectar inmediatamente. Salían a menudo con Sandra y se lo pasaban muy bien.
Se quedaba a dormir en su casa y, aunque su agenda era apretada, volver a tener tan cerca a su amigo de la infancia era agradable hasta que su prometida le anunció algo que puso su mundo de cabeza.
"Estoy enamorada de Jerry", reveló una noche. Sandra se había mostrado distante, y hacía tiempo que no hablaban de su boda aplazada. Pero Lucas nunca se imaginó que algo así ocurriría.
"¿Qué?", preguntó él, conmocionado.
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"Lucas, sé que esto es horrible. Es tu amigo, pero no pude evitarlo. No pudimos evitarlo", intentó explicar ella, tartamudeando. "Simplemente ocurrió, y ya no puedo negarlo. Fue tan amable en el hospital cuando estabas inconsciente; nos conectamos en una forma inexplicable".
"Para", intervino él. "¿Ha pasado algo entre ustedes?".
Sandra bajó la mirada, avergonzada, y Lucas cerró los ojos. La traición de su amor de toda la vida era una espina clavada en su corazón. Pero era aún peor porque lo había hecho con su amigo.
"Lucas, yo…".
"Vete. No quiero volver a verte ni a ti ni a… ese hombre", enfureció, sin levantar la voz, pero sin ocultar su ira. "No quiero oír lo que has empezado mientras estaba en mi momento más vulnerable. Espero que tengas una vida maravillosa".
Sandra recogió sus cosas y se marchó de su casa con lágrimas en los ojos. Jerry intentó llamarlo varias veces, pero Lucas le bloqueó. Al cabo de unos días, rompió el contrato de alquiler y se mudó lejos. Nunca volvió a montar en moto y encontró el amor nuevamente al lado de Jillian.
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El encuentro…
Lucas llegó a casa después de comprar leña y otros materiales en la ferretería. Abrió la caja de su camioneta cuando una vocecita le habló.
"¡Hola!".
Lucas se dio la vuelta rápidamente, asustado. Se llevó la mano al pecho. "¿Estás loca? Me has asustado!".
"Lo siento", dijo tímidamente la joven que tenía delante. Llevaba una sudadera con capucha y casi siempre miraba hacia abajo.
"¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?".
"¿Eres Lucas?", preguntó ella.
"Sí", frunció el ceño.
"Hola, soy Holly. Necesito tu ayuda", dijo ella. Lucas frunció el ceño. La chica parecía joven. Tal vez dieciocho o diecinueve años. La preocupación de su rostro era evidente para cualquiera. Pero él no entendía por qué tenía que ayudarla.
"Perdona. ¿Por qué estás aquí? ¿Me conoces?", quiso saber. "Puedo llamar al 911 o algo así".
Pero Holly negó con la cabeza. "No. No… Soy… la hija de Sandra y Jerry".
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El mundo de Lucas se detuvo durante unos segundos. Un millón de emociones recorrieron su cuerpo y un frío glacial le recorrió la columna vertebral. "Yo… no puedo ayudarte", dijo lentamente.
Él sabía que aquella joven era inocente y no lo había traicionado como sus padres. Pero seguía sin quererla cerca de él, de su casa, de su mujer, ni de su hija, que era la luz de su vida.
"Por favor", suplicó Holly y empezó a llorar, y fue como si el cielo estuviera de su parte porque empezó a llover. Ambos quedaron empapados rápidamente, y Lucas seguía negando con la cabeza.
"Tienes que irte", insistió Lucas y empezó a girarse.
"Por favor. Estoy embarazada. No tengo a nadie más que me ayude", se detuvo y suplicó.
"¿Cómo que nadie?", no pudo evitar preguntar.
"Hace unos años… mis padres se enteraron de que tú y tu mujer por fin habíais tenido un hijo. Venían en coche para hacerte un regalo, pero tuvieron un accidente. Mi madre murió enseguida".
"Papá sobrevivió unos días y parecía estar bien. Pero creo que no podía vivir sin mi madre. Siento que no murió por el accidente de coche. Murió de un corazón roto", dijo la joven entre lágrimas.
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Las emociones de Lucas se agitaban mientras ella continuaba su relato.
"Me dio esto antes de morir y me dijo que te lo diera a ti", dijo Holly, sacando algo de su pequeña bolsa. Era una Biblia infantil, y Lucas la reconoció de inmediato. Había pertenecido a Jerry cuando eran niños en la escuela dominical.
Siguió negando con la cabeza, y Holly insistió con tristeza. "Por favor, él quería que la tuvieras".
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Lucas lo cogió de mala gana, pero no quiso abrirla. "¿Por qué no puedes pedir ayuda a tus abuelos?".
"Me fui a vivir con ellos cuando murieron mis padres, pero nos peleamos cuando me mudé con mi novio. Hace años que no los veo, y no creo que me reciban así", dijo Holly, abriéndose ligeramente el jersey y dejando ver su vientre abultado.
Lucas suspiró pesadamente.
"Mi novio me echó tan pronto supo del embarazo y tu dirección estaba dentro de la Biblia. Decidí venir aquí. Ayúdame, por favor", volvió a suplicar.
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Lucas volvió a negar con la cabeza. "No, no puedo. No conoces toda la historia... lo siento mucho", dijo sacando la cartera. Le dio todo su dinero.
"Toma esto. Vuelve con tus abuelos. Son religiosos, pero son buenas personas. Vete. No puedo hacer nada por ti. No después de lo que me hicieron tus padres".
Luego corrió a su porche, pero no pudo entrar. No quería que su mujer supiera nada de esto. Respiró lentamente, y sus manos empezaron a temblar. Dejó caer la Biblia y algo salió de su interior.
Era una vieja foto Polaroid de él y Jerry. En el reverso ponía: "Mi mejor amigo, Lucas". También ponía su dirección. Tomó la imagen y notó que la Biblia tenía un pasaje resaltado: Mateo 6:14-15.
"Porque si perdonáis a los demás cuando pecan contra vosotros, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial".
Se quedó mirando el pasaje durante varios segundos, y su mente recordó cómo le había prometido a Jerry que algún día le pagaría por haberle salvado. Lucas se volvió y vio a Holly inmóvil en el mismo sitio. Seguía empapándose.
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Finalmente, se dio por vencido. "Ven aquí, chica. Ven!", gritó, y Holly sonrió tímidamente y corrió hacia el porche.
Presente…
"Oh, vaya. No me lo puedo creer", dijo Jillian, secándose una lágrima del ojo. "Nunca me hablaste de ellos".
"No podía", dijo Lucas. "Lo siento".
"No pasa nada, cariño. Pero ofrecerle cobijo es lo correcto. Ahora prepárale chocolate caliente", dijo Jillian mientras salía de la cocina.
"Holly, soy Jillian. Siento lo de antes. Estaba un poco sorprendida. Vamos a buscarte ropa seca y a darte un baño caliente. ¿De acuerdo?", le ofreció, y Holly empezó a llorar de nuevo.
Decidieron que Holly se quedaría el tiempo que hiciera falta. Ayudó en la casa y con Lilly, que la adoraba. Cuando nació su bebé, Jillian y Lucas se enamoraron perdidamente de ella; era una niñita encantadora.
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Eventualmente, Lucas invitó a los abuelos de Holly para que pudieran hablar. Se reconciliaron, y ella decidió irse a vivir con ellos. Iban a visitarla a menudo. Un día, él y la joven fueron a la tumba de Jerry.
"Hasta que no tuve a tu hija en casa, no me di cuenta de que te había perdonado hacía mucho tiempo. Y siempre quise poder pagarte por haberme salvado. Así que cuidaré de Holly y de tu nieta lo mejor que pueda mientras viva", prometió Lucas en voz baja aquel día.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- El perdón es lo único que alivia tu alma. Todo el mundo comete errores, pero también merece ser perdonado. Lucas se sintió mejor porque por fin pudo perdonar a su gran amigo.
- Nunca olvides las cosas buenas que las personas han hecho por ti. Es fácil olvidar las cosas buenas cuando ocurren cosas malas, pero es crucial hacerlo. La presencia de la hija de su amigo le recordó su agradecimiento y así pudo hacer lo correcto.
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