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Novio y novia en el altar. | Foto: Flickr.com/aresauburn™ (CC BY-SA 2.0)
Novio y novia en el altar. | Foto: Flickr.com/aresauburn™ (CC BY-SA 2.0)

Mujer irrumpe en una boda y revela que está embarazada del novio - Historia del día

Marcos y Sara estaban emocionados y nerviosos mientras se miraban delante del cura, pero su hermoso momento fue interrumpido por Amanda, la ex de Marcos. Tenía una barriga enorme y montó un escándalo, alegando que estaba embarazada de él. Pero la verdad era aún más angustiosa.

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“Todos los novios se ponen nerviosos antes de la boda”, se decía Marcos mientras se arreglaba el traje por millonésima vez en el altar. Sara, el amor de su vida, caminaba hacia él, y tuvo que evitar que se le humedecieran los ojos, pero el sudor le caía libremente por la frente. No podía creer que hubiera tenido tanta suerte.

Llegó a su lado y su padre le dio la mano. Se miraron fijamente a los ojos con todo el amor del mundo, y todas las preocupaciones de Marcos desaparecieron. Se tranquilizó y se dispuso a decirle sus votos a esta mujer para siempre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“Bienvenidos, amigos y familiares...”, comenzó alegremente el sacerdote.

“No sé qué creer. Me cuesta pensar que alguno se tomara tantas molestias para montar una escena si no es verdad”.

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“¡ESTA BODA TIENE QUE PARAR!”, se escuchó un grito que sacudió la iglesia, y todos los invitados se giraron para ver a una mujer que caminaba rápidamente hacia Marcos y Sara. Había murmullos silenciosos entre la multitud mientras sus ojos seguían su camino, pero Marcos no podía concentrarse en ellos.

La mujer era Amanda, con quien había tenido una breve aventura unos meses antes de conocer a Sara. Sin embargo, lo peor era que tenía una barriga enorme bajo el vestido negro, y probablemente todos en la iglesia estaban pensando lo mismo antes de que ella lo dijera.

“¡Estoy embarazada de Marcos!”, gritó la mujer, montando un gran escándalo. Miraba directamente a Marcos, pero quería que todo el mundo supiera lo que estaba pasando.

Los padres de Sara se levantaron indignados y miraron entre él y Amanda completamente conmocionados. Marcos se giró hacia Sara, sacudiendo la cabeza con fiereza. “¡No es verdad! Es imposible”.

Sara tenía la cara blanca como el papel y su brillante sonrisa se había vuelto del revés. Sus ojos se habían arrugado de preocupación al no estar segura de qué creer.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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En ese momento, Carlota, la madre de Marcos, se levantó. “¡Marcos! ¿Qué significa esto?”, preguntó acercándose y frunciendo el ceño. Eso no era nuevo. Tenía el ceño perpetuamente fruncido, pero esto era peor. “¿Quién es esta mujer? ¿Es verdad lo que dice?”.

"SÍ. ¡ES VERDAD! ¡ESTE ES EL BEBÉ DE MARCOS!”, gritó Amanda una vez más.

“¡Eso no es verdad!”, contraatacó él. “No sé por qué miente. Sara, cariño, ella y yo estuvimos juntos meses antes de que tú y yo nos conociéramos. No la he visto desde entonces. ¡Es mentira! Es imposible”.

Las cejas de Sara se alzaron esperanzadas, pero Amanda gritó una vez más. “¡ESTÁS MINTIENDO! ¡NOS ACOSTAMOS HACE UNOS MESES! ¿Qué clase de hombre horrible no querría hacerse cargo de su hijo?”.

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Sus palabras trajeron nuevas dudas al rostro de Sara, y Marcos supo que no podría calmar la situación cuando ella se dio la vuelta y echó a correr hacia el pasillo. Sus damas de honor la siguieron, así como sus padres. Marcos se quedó con su madre y Amanda en el altar.

“Amanda, sé que estás mintiendo. Las cuentas no cuadran. ¿Por qué haces esto? ¿Cómo te atreves a interrumpir mi boda?”, le preguntó lo más calmado posible para desescalar el incidente, pero estaba hirviendo de ira.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Marcos! No hagas esto ahora delante de nuestros invitados”, le riñó su madre y se giró hacia los presentes. “Todo el mundo, esta boda se cancela por ahora. Tenemos que ocuparnos de este asunto privado”.

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Todos se marcharon mientras cuchicheaban y miraban a Marcos con reproche. Hablarían sobre este giro de los acontecimientos durante mucho tiempo. Mientras tanto, Marcos seguía sacudiendo la cabeza cuando la iglesia quedó finalmente vacía.

“No lo puedo creer. Amanda, tú y yo estuvimos juntos hace mucho tiempo. Este bebé no puede ser mío a menos que tengas el período gestacional de un elefante”, le dijo Marcos escupió a la mujer, que empezó a llorar.

“¡¿Me estás llamando elefante?!”, se lamentó ella, ocultando la cara.

“Esto es muy vergonzoso, Marcos. Sabes que no era fan de Sara, pero engañarla y fingir que no ocurrió es aún peor. Admite la verdad y sigue adelante”, dijo Carlota cruzándose de brazos. “Vas a ser papá”.

“¡No voy a admitir nada que no haya hecho! ¡Quítame a esta mujer mentirosa de la cara! ¡AHORA!”, gritó finalmente y salió corriendo de la iglesia, sin querer escuchar más tonterías de su madre. Se dirigió a las habitaciones traseras donde se habían preparado, pero todo el cortejo nupcial ya se había marchado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Necesitaba hablar con Sara inmediatamente. Su boda se había arruinado, pero esta mentira no podría destruir su relación. Ella no contestaba, pero una de sus damas de honor lo llamó y le dijo que le diera algo de tiempo.

“Amanda, quiero la verdad ahora, o te juro... que no lo sé. Hablaré con mi abogado y te demandaré. Seguro que lo que hiciste merece una demanda, y había muchos testigos”.

Marcos sólo pudo reiterar que eso no era cierto. No era su bebé; podía demostrarlo fácilmente con una prueba de paternidad. Pero, aun así, Sara no quería verlo todavía.

***

Unos días después, y tras muchos intentos, Sara accedió a reunirse con él en un café local. Sin embargo, dos de sus amigas llegaron y se sentaron cerca. Marcos sabía que sólo querían proteger a su amiga y no le importó porque tenía la verdad de su parte.

“Lo juro por todo lo sagrado, Sara. Ese bebé no es mío. No hay absolutamente ninguna posibilidad. No he visto a otra mujer desde que te conocí. Eres el amor de mi vida y la única persona con la que quiero tener hijos”, dijo Marcos, hablando lo más abierta y seriamente posible.

“No sé qué creer. Me cuesta pensar que alguien se tomara tantas molestias para montar una escena si no es verdad”, murmuró Sara, incapaz de mirarlo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Sé que es difícil de creer. Amanda... no era adecuada para mí porque se emocionaba demasiado cuando le hablaba de los negocios de mi padre y de haber crecido con ciertos privilegios. En ese momento, supe que no podíamos seguir juntos, así que dejé de verla. Quizá quiera dinero. No he hablado con ella porque estaba histérica. Pero podemos hacer una prueba de paternidad para demostrar que no es mi bebé”, ofreció Marcos.

“Supongo que podemos hacer eso”, vaciló Sara como si tuviera miedo de albergar esperanzas.

“Por favor, tienes que creerme. Has sido la única para mí desde que nos conocimos”, casi suplicó Marcos.

“Está bien, confío en ti. Odio que nuestra boda se haya arruinado. Pero es mejor quitarnos esto de encima, así podremos estar seguros al cien por cien de cara al futuro”, dijo ella, sonriendo ligeramente.

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Marcos invitó a sus amigas a unirse a la mesa, se disculpó con ellas por lo sucedido y les explicó su versión.

Una de las amigas de Sara, Juliana, frunció el ceño. “Entonces, ¿crees que quiere dinero?”.

“¿O un hombre con dinero?”, se encogió de hombros. Seguía sin entender el arrebato de Amanda ni sus motivaciones. Pero tenían que averiguarlo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Por desgracia, Amanda no aparecía por ninguna parte. Marcos recordaba su antigua dirección, pero al parecer se había mudado. Esto era aún más extraño que su arrebato en la iglesia. Si estaba decidida a tener el bebé de Marcos, ¿por qué no contestaba al teléfono ni intentaba encontrarlo?

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Sin embargo, sus acciones hicieron que Sara estuviera segura de que había mentido sobre el padre de su bebé y, tal vez, sobre todo su embarazo. El único problema era intentar descubrir por qué. La única persona que llamaba a menudo era Carlota, pero Marcos no quería saber nada de ella, sobre todo después de leer el tipo de mensajes que le enviaba.

“Puedes tener un hijo fuera del matrimonio. Tienes que encontrar a Amanda y casarte con ella”.

“¡Olvídate de Sara! Huyó a la primera señal de problemas. ¡Ese no es el tipo de esposa que quieres!”.

“¡MARCOS! LLÁMAME INMEDIATAMENTE O TE DENUNCIARÉ COMO PERSONA DESAPARECIDA”.

Él no tenía miedo de sus mensajes. Además, ella no tenía idea de que las cosas ya estaban bien con Sara, y quería esperar a decírselo hasta que hablara con Amanda personalmente. Finalmente, tuvo una idea.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Quiero ir a un bar que ella frecuentaba en algún momento. Para ver si está allí. ¿Qué te parece?”, le preguntó a Sara. No haría nada sin su aprobación.

“Claro”, asintió ella. “Marcos, te prometo que confío en ti. Pase lo que pase. No volveré a huir. Nadie más se interpondrá entre nosotros”.

Ella le sonrió y se arregló.

***

Marcos estaba hablando con un viejo amigo cuando Amanda entró en el bar. Sorprendentemente, la barriga que había lucido en la iglesia había desaparecido. Toda su visión se tornó de un tono rojo que nada tenía que ver con las escasas luces del bar.

Se levantó inmediatamente, se acercó a ella y la agarró del brazo con fuerza. “Muévete”, le espetó entre dientes apretados.

“Marcos. Marcos. Marcos. Espera un momento. Yo...”, tartamudeó ella mientras él la obligaba a salir lo más suavemente posible. Por supuesto, él no quería hacerle daño, pero era muy difícil controlar su ira.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Entonces, ¿dónde está ese embarazo, Amanda? ¿Ya tuviste al bebé? ¡Y saliste a la ciudad tan pronto! Vaya, ¡qué recuperación!”, se burló Marcos sarcásticamente, cruzándose de brazos.

Amanda miró a su alrededor, intentando encontrar alguna salida, pero no la había. Volvió a tartamudear: “Eh... bueno, el caso es que... yo...”.

“Hola, mamá”, saludó Marcos siniestramente cuando Carlota entró en la casa.

“Amanda, quiero la verdad ahora, o te juro... que no lo sé. Hablaré con mi abogado y te demandaré. Seguro que lo que hiciste merece una demanda, y había muchos testigos”, amenazó, inseguro pero firme.

“¡Bien! Nunca estuve embarazada, ¿OK? Lo siento. Es que... tenía que impedir tu boda”, dijo ella, con los ojos anegados en lágrimas.

“¿Por qué?”, preguntó él descruzando los brazos y tambaleándose sin remedio a un lado. “¿Por qué hiciste eso? Sé que no terminamos en los mejores términos, pero no pensaba que harías algo así”.

“¡Necesitaba el dinero!”, gritó inesperadamente.

“¿Qué dinero? Nunca me pediste dinero”.

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“No es tu dinero, estúpido. ¡El dinero de tu mamá!”, aclaró ella, secándose las lágrimas.

“¿Mi mamá?”, preguntó Marcos, sorprendido, pero no tanto como pudiera haberlo estado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Sí. Tu madre no quiere que te cases con Sara. Todo lo que necesitaba era una manera de detener la boda y hacer que Sara te dejara. Dijo que el plan había tenido éxito y que yo podía volver a mi vida normal”, explicó, bajando la mirada avergonzada.

Marcos no quería creer que fuera cierto. Pero tenía mucho sentido. Su madre... era una snob. Aunque su familia nunca había sido súper rica ni de élite, tenían algo de dinero. Los padres de Sara eran estrictamente obreros y habían tenido que trabajar sin descanso para poder ir a la universidad.

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Sara también tenía sueños y grandes ambiciones, y Carlota sólo respetaba a las mujeres que se atenían a las estrictas normas de género. Su madre nunca se opuso rotundamente a su relación ni a la boda, pero, de algún modo, sabía que Amanda no mentía esta vez. Era el tipo de plan furtivo que planearía Carlota.

Marcos suspiró, se secó la frente, se paseó por delante del club y pensó detenidamente qué hacer a continuación.

“¿Te gustaría arreglar las cosas, Amanda?”, preguntó finalmente, mirando a su exnovia.

Amanda abrió mucho los ojos, pero asintió.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Escúchame, brujita confabuladora. No puedes chantajearme con esto. No sabes quién soy”, dijo Carlota mirando con desprecio su teléfono. Amanda estaba en la otra línea y acababa de pedirle 150.000 dólares.

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“Si no quiere que Marcos sepa la verdad sobre su plan, encontrará el dinero y me lo dará rápidamente. Adiós, Sra. Viloria” , amenazó Amanda y colgó.

“Pequeña... ¡Ugh!”, gritó Carlota. No tenía tanto dinero y no podía pedírselo a su esposo de la nada.

Esa misma noche, Carlota estaba preparando la cena y se armó de valor para pedirle dinero a su esposo para pagarle a Amanda. No quería que su hijo supiera la verdad hasta que fuera demasiado tarde para volver con Sara. Necesitaba mantener a raya a su expareja durante unos meses más.

“Querida, ¿puedes venir un momento a mi despacho?”, le preguntó su esposo, Patricio, y ella lo siguió de inmediato.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Sí?”.

“Cariño, necesito transferirte algo de dinero y mantenerlo seguro en tu cuenta durante algún tiempo. No lo gastes. Estoy moviendo algunas cosas con nuestras finanzas. ¿Te parece bien?”, preguntó.

“Claro, no hay problema”, respondió Carlota mientras su mente daba vueltas. Qué bendición. “¿Cuánto es? Para que pueda controlar mis gastos”.

“Unos 200.000 dólares”.

“Oh, eso es mucho. ¿Y tenemos algún problema?”, continuó.

“No, querida. Por supuesto que no. De hecho, estamos mejor que nunca”, dijo Patricio, sonriendo.

“Bien. La cena estará lista pronto”, dijo Carlota y se dirigió al comedor. Ya tenía el dinero para Amanda. Más tarde le diría a su esposo que lo había gastado sin querer.

“No te daré ni un céntimo más, Amanda. Lo digo en serio”, dijo Carlota con firmeza. No iba a tratar con una chantajista para siempre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Claro, Sra. Viloria”, dijo Amanda sonriendo con malicia, y tomó el cheque de 150.000 dólares que Carlota había deslizado sobre la mesa en un café.

“Adiós”, dijo Carlota, poniéndose de pie y marchándose. Pensó que todo este calvario había terminado, pero para ella acababa de empezar.

“Hola, mamá”, saludó Marcos siniestramente cuando Carlota entró en casa.

“¡Por fin! Llevas días ignorándome”, dijo la mujer mayor, quitándose el abrigo y girándose hacia su hijo. Pero se le heló la sangre en las venas ante lo que vio. Marcos, Sara, Patricio... y... Amanda estaban allí mismo esperándola y mirándola expectantes. “¿Qué está pasando?”.

“Ya sé la verdad, mamá”, dijo Marcos.

“¿Qué verdad? ¿Qué te dijo esa bruja? Todo es mentira. Igual que mintió sobre su embarazo”, dijo Carlota, temblando mientras se apresuraba a dar excusas.

“Ella tenía el cheque, Carlota”, intervino Patricio, cruzándose de brazos.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“¿Cheque?”, preguntó ella. “¡Espera! ¿Qué? ¿Todos están metidos en esto?”.

“Esto es para ti, Carlota”, se acercó Patricio, y las manos temblorosas de la mujer agarraron un sobre. “¡¿PAPELES DE DIVORCIO?!”, gritó ella.

“No puedo estar con una mujer que sabotearía la felicidad de mi hijo como tú lo hiciste. Eso fue despreciable, Carlota. Tampoco puedo creer que regalaras el dinero que te pedí que mantuvieras a salvo. No quiero tener nada más que ver contigo. Puedes quedarte con esta casa, pero lucharé duro contra ti en los tribunales”, comentó Patricio con calma.

“¡NO! ¡No puedes divorciarte de mí! ¡NO!”, comenzó a gritar Carlota en cólera, pero nadie la escuchaba. Lanzaba una excusa tras otra, acompañada de más mentiras e intentos de justificar sus actos.

Pero Marcos agarró a Sara por la cintura y la acompañó hasta el auto. También se aseguró de que Amanda se metiera en el suyo sin problemas, le dio las gracias por ello y la vio marcharse. Su padre salió de la casa con unos bolsos al hombro mientras Carlota gritaba e intentaba detenerlo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Sin embargo, el padre de Marcos no cedió. Cuando su hijo le contó la verdad, Patricio no quiso creerlo, pero accedió a ponerle a prueba a Carlota con el dinero. Amanda quería ayudar de verdad, así que le devolvió el cheque a Patricio. Marcos se lo agradeció a pesar de su implicación original en la trama.

Marcos subió a su auto al mismo tiempo que su padre subía al suyo y ambos se marcharon, dejando atrás a su madre para siempre.

El divorcio fue durísimo, pero al final Carlota sólo se quedó con la casa y unos pocos dólares. Sin embargo, Patricio no tuvo que pagar la pensión alimenticia gracias a sus intrigas y a la mala gestión del dinero. Marcos cortó totalmente el contacto con ella y planeó otra boda con Sara, una ceremonia que nadie pudo impedir.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Debes generar confianza con tu pareja para evitar malentendidos: Marcos y Sara deberían haber confiado más el uno en el otro para evitar caer en la mentira de Amanda.
  • Los padres nunca deben entrometerse en las relaciones de sus hijos como lo hizo Carlota: Aunque los padres pueden expresar sus preocupaciones, no pueden conspirar maliciosamente contra sus hijos.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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