Niña se entera de que su hermano va a ser adoptado y suplica a la nueva mamá que la adopte a ella también
Una niña descubrió que una pareja quería adoptar a su hermano pequeño. Temiendo que los separaran para siempre, hizo a la mujer una pregunta que cambiaría la vida de todos.
Muchas personas sienten que, por encima de todo, quieren tener hijos y formar una familia. Algunas lo tienen fácil y conciben hijos enseguida, mientras que otras luchan contra la infertilidad y tienen que someterse a múltiples tratamientos para lograr un embarazo.
Sea como sea, el objetivo final es siempre tener un hijo, o varios, para disfrutar al máximo de la vida. Para una pareja de Buenos Aires (Argentina), este fue siempre el sueño de su vida.
Luchando por concebir
Tras cinco intentos difíciles y desgarradores de tener hijos biológicos, Fabiana Pérez y Norberto Vega decidieron buscar otras maneras de formar una familia. Habían pasado por dolorosos abortos, un diagnóstico de trombofilia y varios tratamientos muy complejos que no condujeron a nada.
La pareja se sintió desolada y triste al descubrir que nada funcionaba a pesar de todos sus esfuerzos por tener un hijo. Al principio, la adopción no era una opción porque querían tener hijos biológicos como sus hermanas. Pérez dice:
"Para mí, la adopción nunca fue una posibilidad. Quería pasar por el embarazo. Veía a mis hermanas: las dos eran más jóvenes que yo, y las dos tenían gemelos, y yo quería experimentar eso".
Un cambio de opinión
Cuando se dieron cuenta de que el tiempo corría y sus posibilidades eran escasas, la pareja empezó a plantearse poco a poco la adopción. Sin embargo, no fue una decisión fácil, ya que temían que si adoptaban a un niño, alguien se lo quitaría algún día.
A pesar de todas las dudas que sentían, la pareja decidió solicitar la adopción. Como muchos otros solicitantes, querían a un niño que tuviera, como mucho, tres años.
Creían que criar a un niño que aún no ha desarrollado su personalidad sería fácil. La solicitud de Pérez y Vega fue recibida, pero les sugirieron que no esperaran y encontraran a su futuro hijo visitando varios hogares de cuidado.
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El revelador viaje
En ese momento, la pareja tenía varios amigos en Misiones que los invitaron a ir a conocer el lugar, donde había varios hogares con niños que anhelaban tener padres. Así, en 2012, en lugar de ir a la playa y a las cataratas, visitaron el lugar para buscar a su hijo.
Al llegar, no pudieron evitar notar el calor abrasador, pero estaban dispuestos a soportarlo si eso significaba completar su familia. Entraron en una casa y enseguida los recibió un niño llamado Ezequiel. Estaba comiendo una piruleta y llevaba un pañal cuando se acercó a Pérez y Vega.
El niño de tres años les dio emotivos abrazos y les besó sin saber quiénes eran. La pareja se miró y ambos lo supieron. "Es él", dijeron los dos.
Al día siguiente, la pareja no perdió el tiempo y se puso en contacto con un abogado. Presentaron los papeles para adoptar al niño, pero durante meses no tuvieron noticias del juzgado.
Los temores de Pérez por la adopción empezaron a rondar de nuevo. Le preocupaba que otras personas también estuvieran intentando adoptar a Ezequiel y por eso tardaban tanto.
Sin embargo, más tarde descubrirían que la razón por la que estaban retrasando la adopción de Ezequiel era que estaban esperando a unos padres que estuvieran dispuestos a adoptarlo a él y a su hermana de cinco años.
Una decisión difícil
Pérez y Vega se dieron cuenta de que si querían adoptar a Ezequiel, también tendrían que adoptar a su hermana Betiana. Sin embargo, no era una decisión fácil porque la niña necesitaba atención médica debido a las graves quemaduras que había sufrido en el rostro a causa de un incendio.
A la pareja le dijeron que Betiana no estaba escolarizada para evitar que la acosaran por su aspecto. Eso les hizo temer, ya que si la protegían del acoso en una ciudad tan pequeña, pudiera sufrir algo peor si se la llevaban a Buenos Aires.
A pesar de sus preocupaciones, ocurrió algo que facilitó la decisión. Estaban visitando a Ezequiel cuando Betiana se sentó en el regazo de Fabiana. Mientras ella la mecía, la pequeña le preguntó de repente: "¿Vos no querés adoptarme? ¿No querés ser también mi mamá?".
Eso era todo lo que Fabiana necesitaba oír, y decidió adoptar a los dos niños. Pero el camino no fue fácil. El juzgado no quería conceder la adopción.
Convenciendo al juez
En abril de 2013, Pérez pasó su cumpleaños con los niños. Por entonces, los cuidadores del hogar ya permitían a la pareja llevarlos al parque o a la plaza.
Ese día, sin embargo, Pérez y Vega decidieron llevarlos ante el juez. "¿Qué más necesita ver?", preguntó la mujer desesperada al juez. En ese momento, el estado de Betiana empeoraba, ya que solo podía respirar con la boca, babeaba constantemente y sus dientes se estaban estropeando.
Para su sorpresa, el juez le dio una irónica respuesta: "Bueno, llevátelos, si ya los sacaste". Pero Pérez se negó a aceptar esta respuesta y presionó para adoptarlos legalmente porque quería ser su madre y no robarlos.
Fabiana permaneció al lado de los niños durante meses mientras el juzgado tramitaba los papeles de adopción. Dejó su negocio con su madre y Vega se regresó a Buenos Aires a trabajar.
Cuando llegó octubre y el juez aún no había tomado una decisión, ella le rogó nuevamente que firmara los papeles. Sus hermanas hicieron una petición, que firmaron más de 12.000 personas. Gracias a eso, el Tribunal Supremo finalmente tomó nota de su caso y concedió la adopción.
El cuidado de Betiana
Dos meses después, Betiana recibió por fin la atención médica que necesitaba. También empezó a ir a la escuela. La niña encajó perfectamente con sus compañeros e incluso llegó a ser elegida la mejor alumna.
La pareja llevó a Betiana a terapia porque quería que creciera sin traumas. Pero después de varias sesiones, la psicóloga la consideró apta y que ya no necesitaba ayuda. Ya empezaba a superar sus problemas gracias al cariño que recibía.
Aunque les queda mucho camino por recorrer, con muchos más retos que superar como familia, son optimistas mientras estén juntos.
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