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Fachada de una casa | Foto: Shutterstock
Fachada de una casa | Foto: Shutterstock

Tras hijo vender su casa y abandonarla, mujer deja herencia a dos gemelas sin hogar - Historia del día

Susana Nunez
08 jun 2023
08:20

El hijo de Elizabeth, Tony, vendió su casa y la hizo mudarse con él. Pero no se ocupó de su madre, y ella se marchó. Se quedó dormida en un banco y la encontraron las gemelas Helga y Helena, que la pusieron a salvo. Fue entonces cuando se le ocurrió un plan y sorprendió a todos.

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"No te preocupes. Solo tenemos que esperar un poco y conseguiré todo su dinero", oyó Elizabeth que su hijo Tony murmuraba a alguien por teléfono. Él estaba en su habitación, y ella pasaba por el pasillo y se detuvo en seco cuando él mencionó su nombre.

Acababa de mudarse con él a regañadientes, porque le había rogado que vendiera su casa para poder financiar algunas cosas relacionadas con su negocio. No le permitió llevarse la mayoría de sus cosas, así que tuvo que venderlas. Pero, al menos, consiguió una cantidad decente de dinero y no tendría que tocar sus considerables ahorros.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Ella sabía que Tony iba detrás de sus ahorros. Su herencia. Eso era lo único que le importaba, y eso le rompía el corazón. Necesitaba volver a casa inmediatamente. Tomó su bolso y salió por la puerta. Afortunadamente, solo tenía que caminar unas pocas manzanas hasta su casa en una zona suburbana de la ciudad.

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Iba a retirarla del mercado y volvería a vivir en ella. Sin embargo, cuando llegó a su domicilio, vio que toda su casa había sido demolida hasta los cimientos. Había desaparecido. Cada parte de su vida había desaparecido.

Había comprado esa casa con su marido y allí habían criado a Tony. Pero ahora, su amado se había ido, y su hijo solo se preocupaba por el dinero. Elizabeth ya no tenía adónde ir. ¿Qué podía hacer?

Caminó entumecida hacia el parque local y se sentó en un banco. Estaba congelada en su sitio, tratando pensar en una solución, y no se dio cuenta cuando se quedó dormida.

***

Helga y Helena, hermanas gemelas, caminaban por el parque con la esperanza de encontrar latas vacías para cambiarlas por dinero. Ellas habían crecido en la pobreza extrema y vivían en una casita improvisada con cartones en una zona pobre de la ciudad. Pero dejaron de buscar cuando vieron a una mujer mayor durmiendo en un banco.

Estaba profundamente dormida cuando se acercaron, y Helga empezó a preocuparse. "No podemos dejar que se quede así. Esta noche va a helar", susurró a su hermana.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Tal vez deberíamos llamar a una ambulancia", sugirió Helena en tono bajo.

"Creo que está bien, solo dormida", continuó Helga, y decidieron despertar a la mujer. Pero Elizabeth apenas respondió. "Llevémosla con nosotras. Al menos, podemos vigilarla para que no se muera de frío aquí mismo".

"Me parece bien", aceptó Helena, y empezaron a acompañar a la mujer hacia su choza. Por suerte, la anciana caminaba, pero no era consciente de nada. Siguió caminando y, cuando llegaron a su improvisado hogar, Elizabeth aún dormía profundamente.

"Debe de estar agotada si ha caminado hasta aquí y apenas estaba despierta", comentó Helena mientras la cubrían con una manta.

"Ojalá tuviéramos una cama para ofrecerle y una manta mejor. Me recuerda a nuestra madre", añadió Helga, sonriendo tristemente. Ambas recordaban cómo su madre había muerto tras años de esfuerzo. Las niñas se quedaron solas, y desde entonces habían vivido en la calle.

Cuando Elizabeth se despertó al día siguiente, no tenía ni idea de dónde estaba.

"Hola. Soy Helga. La hemos traído aquí desde el parque. Anoche hacía mucho frío y estabas profundamente dormida", dijo la joven, ofreciéndole a Elizabeth una taza de café. Helena sonreía a la mujer justo detrás de su hermana.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

La mujer mayor miró a su alrededor y vio que estaban en un callejón, cubiertas por láminas de cartón y algunas sábanas. Aquellas chicas eran indigentes, y ella no tenía ni idea de dónde habían sacado café para dárselo. Pero se lo agradeció.

"Muchas gracias", dijo Elizabeth y bebió un sorbo de la taza. "Pero si estaba dormida, ¿cómo me han traído hasta aquí?".

"Caminaste, pero fue como si estuvieras en trance o algo así", comentó Helena.

"¿Pero ayudaron a una completa desconocida?", preguntó Elizabeth, sorprendida de que hubieran sido tan amables con una extraña.

"Por supuesto. No íbamos a dejarte morir ahí fuera", replicó Helena y volvió a sonreír a la mujer. Los sentimientos de Elizabeth estaban a flor de piel y a punto estuvo de echarse a llorar ante tal declaración.

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Rebuscó en su bolso, sacó el teléfono y se sorprendió de que Tony no la hubiera llamado en absoluto. Había desaparecido durante toda una noche, y a su hijo no podía importarle menos. Había terminado con él. Era el colmo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

"Chicas, tengo que ir a hacer algo ahora mismo. Pero pueden estar seguras de que volveré para compensar su amabilidad", afirmó Elizabeth, poniéndose en pie.

"No es necesario. No lo hicimos esperando nada a cambio", dijo Helga, y Elizabeth se maravilló una vez más de su hermosa actitud.

"¡Oh, igual volveré! ¡Espérenme!", les aseguró Elizabeth y se marchó.

Se dirigió a la oficina de una inmobiliaria y preguntó por pisos de alquiler en la zona. La amable mujer le enseñó varios y, tras una breve visita, Elizabeth dejó un depósito por uno de dos dormitorios. Compró suficientes muebles, incluidas tres camas: una para el dormitorio principal y dos para la habitación de invitados.

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Luego, ofreció un hogar a Helga y Helena, que dudaron al principio, pero decidieron aceptar la oferta al cabo de un rato. Empezaron a vivir las tres juntas, y fue más natural de lo que ninguna había imaginado.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Tony acabó llamando a su madre, pero Elizabeth ignoró sus llamadas. Solo le envió un mensaje en el que le decía que no volvería a su casa y que se olvidara de recibir dinero de ella. Después, cambió su testamento y dejó sus ahorros a las gemelas.

Pero la anciana vivió muchos años más, y la vida de las niñas mejoró. Obtuvieron su diploma como bachilleres, fueron a la universidad y consiguieron buenos trabajos. Pero se quedaron cuidando y acompañando a Elizabeth hasta el final de sus días, porque ella era la abuela que nunca habían conocido.

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Algunos miembros de la familia son demasiado codiciosos. Tony solo quería los ahorros de su madre y lo perdió todo después de desatenderla.
  • Tú puedes formar tu propia familia. Elizabeth quedó tan sorprendida por la bondad de las gemelas que decidió corresponderles a lo grande, formando una familia con ellas.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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