Papá viudo no duerme aprendiendo cómo explicar a su hija de 11 años los cambios propios de su edad - Historia del día
Un padre soltero pasa la noche en vela investigando cómo explicar a su hija los cambios de la adolescencia después de que ella llega a casa disgustada por algo terrible que ha ocurrido en su colegio y evita hablar con él de ello.
Madison era una bebé muy pequeña cuando murió su madre, así que su padre, Joel, la crio solo. Criar a una hija sin ayuda de nadie no fue fácil para Joel, pero Madison era su mundo y un recuerdo de su amada esposa, y él haría cualquier cosa por ella.
Como Madison había llegado tarde a la vida de Joel, éste la mimaba y nunca le decía que no. Madison también quería a Joel, pero con el tiempo se distanciaron y rara vez compartía algo con él.
Un día, cuando Madison tenía 11 años, Joel se dio cuenta de que volvía a casa con un chico, con la chaqueta atada a la cintura. "¿Maddie tiene novio?". Ése fue el primer pensamiento que le vino a Joel cuando los vio.
Esperó a que Madison entrara y, mientras lo hacía, le preguntó por el chico. Madison se puso muy furiosa ante aquello. "¿Puedes parar, papá? ¡Sólo quiero estar sola!", gritó y luego corrió a su habitación y cerró la puerta con llave.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Joel no entendía por qué Madison actuaba de forma tan extraña. Fue a su habitación y estaba a punto de decir algo cuando escuchó llorar a Madison. Algo horrible había pasado, pero él no sabía qué y Madison no quería decírselo.
Joel decidió darle a Madison algo de espacio, pensando que se lo preguntaría más tarde, cuando estuviera dispuesta a hablar, pero eso no ocurrió. Se dio cuenta de que Madison había salido de su habitación al cabo de un rato.
Cuando regresó, volvió a cerrar con llave y, más tarde, mientras cenaba, parecía haber perdido el apetito.
"¿Qué?", preguntó Madison, mirándolo atónita. "¿Cómo...? ¿Te lo dijo Henry?".
Joel estaba cada vez más preocupado por lo que le ocurría: los sucesos con el chico, Madison saliendo de casa para ir a algún sitio, y ella sin ganas de comer... ¿Qué estaba pasando? ¿Qué trataba de ocultar? ¿Estaba... embarazada? Joel estaba muy preocupado.
Madison no le habló en todo el día, y a la mañana siguiente se fue al colegio sin desayunar.
La mente de Joel no podía concentrarse en el trabajo ese día, así que volvió a casa temprano. Aún quedaba tiempo para que Madison llegara a casa, y decidió comprobar su habitación, aunque no quería hacerlo.
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Miró a su alrededor, esperando encontrar un kit de prueba de embarazo, pero al principio no notó nada raro. Pero entonces su mirada se dirigió al cubo de la basura, donde encontró una factura arrugada de una tienda de productos médicos. Para alivio de Joel, no tenía nada que ver con un kit de prueba de embarazo. Era para una compra de compresas higiénicas.
Joel suspiró y se recostó en la cama de Madison. Se dio cuenta de que había tenido su primera regla. Pero era completamente natural. ¿Por qué estaba tan disgustada?
Confundido, Joel empezó a leer en Internet sobre cómo introducir a su hija preadolescente en los cambios relacionados con la edad. Vio vídeos, leyó foros en los que padres solteros habían hablado sobre el tema e incluso llegó a aprender la jerga biológica.
"Mi hija estaba muy asustada", escribió un padre. "Le vino por primera vez en un vuelo y entró el pánico. Entonces una azafata vino en nuestra ayuda, ¡y le estuve muy agradecido! Le dije a mi hija que era normal... Eso es lo bonito de ser padre... ¡Sabes que puedes hacer frente a cualquier cosa por tus hijos!".
Aquella noche, Joel no pegó ojo y no dejó de tomar notas en un pequeño diario. Por la mañana estaba tan fatigado que no pudo levantarse de la cama a tiempo para ir a trabajar, pero estaba dispuesto a decirle a su hija que lo que le ocurría era normal y que no tenía por qué preocuparse.
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Ese fin de semana, Joel llevó a Madison a dar un paseo. Después de un rato, se sentaron en un banco de un parque y Joel le preguntó suavemente: "¿Hay algo de lo que te gustaría hablar, Madison?".
Se dio cuenta de que Madison seguía de mal humor. “Sé que te vino tu período, Madison”, continuó. “Pero no tienes que disgustarte por ello... ¡Es algo muy natural!”.
“¿Qué?”, preguntó Madison, mirándolo atónita. “¿Cómo...? ¿Te lo dijo Henry?”.
“¿Henry? Oh... ¿Es el chico que te trajo a casa? ¿Es”, hizo una pausa, “eh... tu novio?”.
“No, papá”, dijo ella, mirando su regazo. “Él me ayudó...”.
“¿Te ayudó?”.
“Me vino el período en el colegio, papá, y me manché el uniforme... Algunos chicos fueron muy malos... Me hicieron sentir muy mal por ello. Las chicas decían que no sabía cómo portarme, ¡y algunos chicos me miraban como si fuera algo asqueroso! Entonces Henry intervino. Me dio su chaqueta y me dijo que todo estaba bien. Su mamá le enseñó todo al respecto”.
“¿Por qué no me dijiste nada, cariño?”, preguntó Joel, preocupado.
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“Estaba molesta contigo, papá. Echaba de menos a mamá. Sentía que ella habría estado más preparada para esto y me habría advertido que tuviera cuidado”.
Joel estaba dolido, pero Madison tenía razón. Debería haberlo hecho antes. Debería habérselo contado antes a su hija. Pero no era demasiado tarde.
“Lo siento, Maddie. Estoy de acuerdo en que fue culpa mía... Anoche investigué un poco al respecto, ¡y estoy preparado!”. Sacó su diario. “Verás, tendrás calambres horribles, ¡y ya sé que el helado y los chocolates pueden ayudar con eso! Tendrás cambios de humor, y por favor avísame si alguna vez necesitas algo, compresas o...”, pero antes de que pudiera terminar, Maddie lo abrazó.
“Gracias, papá”, dijo en voz baja. “Estaba un poco reacia a hablar contigo después de lo que pasó en el colegio... No tenía idea de que estuvieras tan preocupado”.
A Joel se le llenaron los ojos de lágrimas. “Lo estaba, cariño, y quiero que sepas que es normal, ¿OK?”, le dijo mientras le devolvía el abrazo. “No es nada asqueroso... ¡Esos niños son horribles! Tengo que darle las gracias a Henry por no hacerles caso. Es un chico maravilloso”.
Unos días después de esto, sorprendentemente, la profesora de biología de Madison estaba dando una clase sobre la menstruación y, cuando le hizo preguntas, quedó sorprendida de lo bien que Madison lo sabía todo, ¡incluida la jerga científica biológica!
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Cuando le preguntó a Madison al respecto, la joven dijo con orgullo: “¡MI PAPÁ ME LO ENSEÑÓ TODO! TODAS LAS CHICAS PASAN POR ESTO, ¡Y ES NATURAL!”.
La profesora de biología de Madison quedó tan impresionada que invitó a Joel a dar una charla en el colegio sobre la introducción de los cambios relacionados con la edad en los niños y cómo los padres solteros podrían abordarlos.
Todos aplaudieron cuando Joel terminó su discurso con una mención especial a Henry por ayudar a Madison, y Madison estaba MUY, MUY orgullosa de su papá.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Sé un padre que apoya a su hijo en cualquier situación: Cuando Joel se enteró de que a Madison le había llegado su período, decidió hablar con ella y asegurarle que era normal y que no tenía por qué preocuparse.
- No tengas miedo de hablar con tus hijos sobre los cambios relacionados con la edad: Joel es un excelente ejemplo de cómo debe ser un padre comprensivo con sus hijos para que se sientan cómodos compartiendo cualquier cosa con ellos.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.