Mujer pide consejo tras descubrir que el "hermano" de su hija de 30 años es en realidad su "padre"
Tres décadas después del nacimiento de su hija, una mujer se enfrentó a un profundo dilema. Era incapaz de reunir el valor necesario para revelar una verdad asombrosa, que podía dar al traste con la vida de su hija, destrozar su sentido de la personalidad y remodelar toda su identidad.
Ocultar una verdad trascendental a los seres queridos puede pesar mucho en la conciencia de una persona, creando una lucha constante entre el deseo de protegerlos del dolor y el miedo a que la verdad acabe aflorando de una fuente inesperada. Este conflicto interno puede llegar a ser cada vez más angustioso, dejando a alguien inseguro sobre cómo abordar la situación cuando llegue el momento.
El temor a que los seres queridos descubran la verdad por boca de otra persona y experimenten una confusión emocional aún mayor se suma a la complejidad de este aprieto, dejando pocas opciones sobre cómo manejar esta delicada y sensible situación. A la mujer de la historia de hoy le ocurrió algo parecido.
Mujer mayor sentada a la mesa. | Foto: Freepik
La historia de la mujer
Una persona en busca de orientación se puso en contacto con la columna "Querido terapeuta" de The Atlantic en febrero de 2023 para compartir su singular situación. Cuando ella y su esposo se casaron, él ya tenía dos hijos mayores, mientras que ella no tenía ninguno. Querían tener un hijo juntos, pero se enfrentaban a un reto, ya que su esposo se había sometido a una vasectomía tras el nacimiento de su segundo hijo.
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Ellos argumentaban que revelar la verdad no era ni amable ni necesario.
Al no sentirse cómodos con un banco de esperma, se les ocurrió una solución poco convencional: pidieron al hijo de su esposo que fuera el donante de esperma. De este modo, su hijo tendría los rasgos genéticos de su esposo, mientras que los padres conocían perfectamente la salud, personalidad e inteligencia del donante. Para su alivio, el hijastro accedió a ayudarlos en su intento de ampliar la familia.
En su sentida carta a la columna de consejos de The Atlantic, la mujer pedía orientación y consejo para abordar la delicada tarea de revelar el profundo secreto familiar a su hija de 30 años. Con temor, se enfrentaba a la realidad de que el "padre" de su hija era en realidad su abuelo, su "hermano" era su padre biológico y su "hermana" era su tía. Además, la madre reveló que el "sobrino" de su hija era, en realidad, su "medio hermano".
Dos mujeres aparecen abrazadas. | Foto: Freepik
Abrumados por la ansiedad, la confusión y la preocupación, ella y su esposo lidiaban con el peso de esta revelación y el impacto potencial que podría tener en la vida de su hija. "Mi esposo y yo estamos ansiosos, confundidos y preocupados por decírselo", señaló la mujer.
Era esencial comunicar que la pareja era consciente de la ruptura de la confianza y de que reconstruirla podría llevar tiempo.
Su esposo, al parecer, estaba preocupado, ya que deseaba asegurar a su hija que siempre estaría a su lado como padre a pesar de la inesperada verdad sobre sus relaciones familiares. La pareja reconoció que la impactante revelación podía cambiar la percepción que su hija tenía de su identidad y de los vínculos que compartía con los miembros de su familia.
Una madre mayor y preocupada consuela a una hija adulta. | Foto: Shutterstock
La reacción en Internet y la respuesta del terapeuta
Otro popular medio de comunicación compartió la historia de la madre anónima, que suscitó gran atención entre internautas de todo el mundo. Un usuario sugirió a la mujer que no contara nada a su hija si no quería saberlo.
Un segundo usuario creía que guardar el secreto durante 30 años y seguir haciéndolo era lo mejor para evitar fracturas familiares irreparables. Argumentaban que revelar la verdad no era ni amable ni necesario.
Muchos sugirieron que el secreto debía permanecer oculto, y un usuario señaló que la hija de la mujer acabaría descubriendo la verdad. También cuestionaron la intención de la madre al contar la verdad a su hija y expresaron su preocupación por la complejidad de la situación.
Una mujer mayor aparece junto a su hija. | Foto: Freepik
Algunos cuestionaron las razones de la mujer anónima para ocultar la verdad a su hija. Especulaban que su decisión de revelar finalmente la verdad podría estar motivada por el deseo de desahogarse, aunque ello supusiera un tormento de por vida para su propia hija.
Considerando la situación, el terapeuta aconsejó a la mujer anónima que se acercara a su hija con honestidad y sensibilidad. El primer paso era exponer claramente los hechos, reconociendo que deberían haber compartido esta información antes.
Debieron contarle a su hija que cuando quisieron tener un hijo juntos, descubrieron que no era posible. Después de considerar sus opciones, pidieron a su hermano que fuera el donante, ya que consideraban que era más seguro y deseable elegir a alguien que compartiera el ADN de su padre.
Foto de un joven consolando a su padre. | Foto: Freepik
A continuación, el terapeuta recomendó ofrecer una disculpa sincera y asumir toda la responsabilidad por no haber revelado la verdad. Se les aconsejó que evitaran poner excusas y buscaran comprensión; en su lugar, debían reconocer la posible conmoción que podría experimentar su hija y expresar remordimiento por negarle el derecho a conocer su verdadera herencia.
Se aconsejó a la pareja que compartiera sus temores con sinceridad, sin defender ni justificar su decisión. El terapeuta sugirió reiterar que, de haber tenido la oportunidad, habrían sido sinceros desde el principio. Deberían asegurarse de que su hija supiera quién más estaba al tanto de la situación para que no hubiera más verdades ocultas dentro de la familia.
Una pareja mayor abrazando a su hija. | Foto: Freepik
Era esencial comunicar que la pareja era consciente de la ruptura de la confianza y de que reconstruirla podría llevar tiempo. El terapeuta propuso hacer hincapié en que el secreto nunca debería haber existido y que, puesto que se trataba de la historia de la mujer, su hija era libre de compartirla con quien quisiera.
Durante la conversación, el terapeuta aconsejó a los padres que intentaran mantener el foco en los sentimientos y experiencias de su hija. Les recomendó que escucharan atentamente sus emociones y preguntaran qué podían hacer para apoyarla. La hija podría experimentar diversas emociones, como ira, dolor, traición o incluso alivio, por lo que el terapeuta aconsejó darle el espacio y el tiempo necesarios para procesar la noticia.
El terapeuta aclaró que esta discusión era sólo el principio de una conversación continua, y que los padres debían asegurar a su hija que estaban disponibles para hablar siempre que lo necesitara. Podrían hablar con ella de vez en cuando si no volvía a sacar el tema.
Pareja mayor de aspecto serio sentada en una oficina. | Foto: Freepik
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Si alguno de los padres se sentía incómodo hablando del asunto después de que se revelara el secreto, el terapeuta sugirió buscar asesoramiento individualmente para asegurarse de que su incomodidad no obstaculizara la comunicación abierta y honesta con su hija. El terapeuta hizo hincapié en que el amor y el apoyo de los padres eran vitales durante este difícil momento, y que estar ahí para su hija incondicionalmente ayudaría a fortalecer su vínculo como familia.
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