Mi madre sale con mi ex - Historia del día

A Cynthia se le rompe el corazón al enterarse de que su madre, Dana, sale con John, su ex novio. Creyendo que John sigue enredado en su turbulento pasado y que solo busca la riqueza de Dana, Cynthia está decidida a desenmascarar sus verdaderos motivos. Pero ¿descubrirá antes Dana las intenciones de John y Cynthia?

Cynthia había pasado la mañana preparándose para conocer al nuevo novio de Dana, su mamá. Ella se había mostrado inusualmente cautelosa a la hora de compartir detalles, lo que hizo que Cynthia desconfiara de aquel hombre.

"Hola", llamó Cynthia al entrar en el apartamento.

Recorrió el espacio con ojo avizor y vio a mamá en el sofá del salón. El hombre misterioso estaba a su lado, pero Cynthia sólo podía verle la nuca. Por la forma en que mamá se alisaba el vestido, estaba claro que acababan de besarse.

"Cariño, llegas pronto", sonrió mamá tímidamente. "Pero ya que estás aquí, deja que te presente a mi novio, John".

El hombre seguía de espaldas a Cynthia mientras se levantaba, se alisaba la camisa y se pasaba los dedos por el pelo. Se dio cuenta de que era joven, más cerca de su edad que de la de su madre, pero la mayor sorpresa aún estaba por llegar.

El hombre se volvió hacia ella y se quedó inmóvil. Cynthia se quedó boquiabierta al mirar a John, el hombre con el que había roto hacía casi dos años.

El temporizador del horno sonó, rompiendo la tensión.

"¿Qué tal si se presentan? Creo que la tarta está lista". dijo Dana antes de salir de la habitación.

Al darse cuenta de que Dana se había ido, Cynthia se enfrentó a John. "¿Esta es tu venganza porque te dejé?", gruñó.

"No, Cynthia, en absoluto", respondió John. "Yo... comprendo tus razones para romper conmigo, y lo he superado. Lo siento, nunca supe que Dana era tu madre".

"¡Todo está listo!" gritó Dana, invitándolos a comer.

Cynthia no apartó los ojos de John mientras se dirigían a la mesa del comedor.

"¡Oh, se me olvidaba el vino!" exclamó la mamá. "Ahora vuelvo. ¿Por qué no terminas de cortar la tarta, cariño?".

John cogió el cuchillo mientras Dana se dirigía a la cocina, pero Cynthia lo agarró de la muñeca.

"Escúchame", siseó. "Te doy una oportunidad de hacer lo correcto, John. Puedes largarte de aquí ahora mismo y desaparecer de la vida de mi madre, o se lo contaré todo".

"¡Oh, te has fijado en el reloj! ¿No es precioso?" dijo mamá al regresar.

Cynthia retiró la mano y se dio cuenta de que John llevaba un reloj muy caro.

"Se lo compré como regalo", añadió Dana.

"¿Ah, sí?" preguntó Cynthia con escepticismo. "¿Te ha regalado algo alguna vez?"

"Sí, esta estatua". Mamá sonrió cálidamente y cruzó hacia la estantería, apoyada contra la pared cercana. "Mírala. La hizo para mí con sus propias manos".

Mamá acercó la estatua con reverencia y se la dio a Cynthia. Ella examinó la deforme estatua de arcilla. Era casi imposible saber qué se suponía que era, y estaba claramente hecha de arcilla barata, que se secaba al aire.

"¿La hizo con sus propias manos? Nunca lo habría imaginado", dijo Cynthia con sarcasmo.

"Me pregunto si esta estatua tiene un secreto como tú". Cynthia sonrió dulcemente a John.

"¿De qué estás hablando?" preguntó mamá con un suspiro mientras se unía a ellos en la mesa.

"Oh, sólo me pregunto por qué John no te ha dicho que...".

"Salí con tu hija", la interrumpió John.

Los ojos de Dana se abrieron de par en par, horrorizados.

"Y eso no es todo, mamá. ¿Sabes por qué rompí con él? ¡Es un gigoló!" reveló Cynthia, con los ojos fijos en John.

"¿Un gigoló?" susurró Dana conmocionada.

"Sí, trabajé como escort", admitió John. Intentó explicar su pasado, pero Cynthia no se dejó convencer. Relató su relación y sus engaños, sin dejar lugar a dudas sobre su carácter. "...Y me lo ocultó mientras él acudía a una cita tras otra. Estaba tan decepcionada de haberme enamorado de un hombre como él".

Cynthia se volvió hacia Dana. "Siento que haya tenido que salir así, pero necesitabas saber la verdad, mamá".

"¿Todo esto es verdad, John?" preguntó Dana a John.

John no podía mirarla. "Sí...", dijo. "Debería haberte hablado de mi pasado".

La habitación se quedó en silencio al sentir el peso de la revelación. La expresión de Dana era una mezcla de dolor y confusión.

Cynthia sólo pudo observar cómo la verdad que había desvelado empezaba a desentrañar la imagen que su madre tenía de John.

Pero entonces, John hizo una confesión inesperada. "Compré un anillo para pedirte matrimonio, Dana", dijo, con la mirada fija en ella. "Pero creo que te mereces algo mejor".

Cynthia se atragantó con el vino, asombrada por su audacia. John se levantó para marcharse, pero mamá, sorprendentemente, lo detuvo. "Mi respuesta es sí", dijo.

Cynthia se quedó boquiabierta al ver la inesperada respuesta de su madre a la propuesta de John, a pesar de las impactantes verdades que acababan de quedar al descubierto.

"¿Hablas en serio?" preguntó John, con el rostro iluminado.

"Me haces feliz, John", respondió mamá. "Pero prométeme que no habrá más secretos a partir de ahora, ¿vale?".

Cynthia estaba horrorizada. "¡Se lo está inventando y tú te crees todo lo que dice, mamá!". Su frustración se desbordó. "¿De verdad crees que un chico joven como él se interesa por una mujer mayor como tú a menos que haya algo para él?".

Dana se sintió herida por las duras palabras de Cynthia, pero ésta seguía decidida a desenmascarar a John. En un arrebato de ira, destrozó la fea estatua que él le había regalado a su madre.

"Lo siento, mamá. ¡Pero no es el hombre adecuado para ti! Y te lo demostraré".

Al marcharse, Cynthia chocó intencionadamente con John. "No dejaré que te salgas con la tuya", espetó.

Fuera, Cynthia se sentó en su coche, vigilando el apartamento de Dana. Vio a John salir una hora después y coger un taxi. Lo siguió y vio que el taxi se detenía en una cafetería.

Disfrazada con una sudadera con capucha y pantalones de chándal que sacó de la bolsa de deporte que llevaba en el asiento trasero, entró en la cafetería, se sentó de espaldas a John y se protegió la cara con una revista. Esperó, atenta a cualquier señal de que John pudiera encontrarse con otra mujer.

Pronto, Cynthia observó que John saludaba a una mujer mayor con rosas. "Son para ti", le dijo cariñosamente. Cynthia, creyendo que le había pillado en una mentira, le grabó pidiéndole matrimonio a la mujer.

Al día siguiente, en la fiesta de compromiso de su madre, Cynthia reveló la aparente doble vida de John. Interrumpió la celebración al entrar en el apartamento de Dana. "Detén este circo, mamá. John te está engañando", dijo.

Confundida y dolida, Dana apartó a Cynthia para hablar en privado. Cynthia, decidida a proteger a su madre, le enseñó las fotos que había hecho de John pidiéndole matrimonio a otra mujer en la cafetería. "Mira lo que hace tu 'amor' en su tiempo libre".

A Dana se le humedecieron los ojos. "Lo siento, pero se acabó la fiesta", anunció, encarándose con los invitados.

Justo en ese momento llegó John, ajeno al drama que se estaba desarrollando.

"¿Dana? ¿Va todo bien?", preguntó, dándose cuenta del ambiente tenso.

Dana, armada con las fotos, se enfrentó a él. Sacó unos billetes del bolso y se los arrojó a John. "Aquí tienes tu sueldo de los últimos seis meses. Ya no necesito tus servicios", dijo, despidiéndole.

John, confuso, miró las fotos. "¿Qué es esto?", preguntó.

Cuando Dana salió de la habitación, entró la mujer de las fotos. Cynthia, creyendo que era la amante de John, le acusó: "¿Has traído a tu amante a tu fiesta de compromiso?".

"¿Mi amante? ¿De qué estás hablando?" respondió John, sorprendido. Se volvió hacia la mujer. "Lo siento, mamá, ha habido un malentendido. Vuelvo enseguida".

Cynthia se encaró con la mujer, atónita. "No puedes ser la madre de John. ¡Te ha pedido que te cases con él! Vi la proposición en la cafetería".

"Fue un ensayo", aclaró Teresa. "Soy la madre de John".

Cynthia se sintió abrumada por el arrepentimiento. "Creía que había vuelto a las andadas", murmuró.

"El padre de John estaba muy enfermo", explicó Teresa con suavidad. "No podíamos permitirnos el hospital ni las medicinas. John encontró una forma de ganar mucho dinero en poco tiempo. Lo hizo para que los últimos meses de su padre fueran lo más cómodos e indoloros posible."

Cynthia, agobiada por la comprensión de su grave error, cogió su bolso, dispuesta a abandonar la fiesta. Se detuvo al ver los trozos rotos de la estatua que había hecho John y que ella había destrozado antes. Rápidamente, recogió los fragmentos y se marchó.

Más tarde, en el apartamento de Dana, Cynthia oyó a John consolando a su madre. "No pretendía humillarte", dijo John. "Te quiere y sólo estaba siendo protectora".

Cynthia, sintiendo la profundidad de su juicio erróneo, se acercó a ellos. "Mamá, John. Lo siento mucho", dijo, con la voz llena de pesar. "Si son felices juntos, no volveré a interferir".

La madre de Cynthia la abrazó, conmovida por sus disculpas. Entonces Cynthia mostró la estatua reparada, un gesto para reparar la ruptura que había causado.

El ambiente se animó cuando John se dispuso a declararse. "Amor mío", comenzó John mientras abría la caja, mostrando un precioso anillo de compromiso de diamantes, "cada día contigo es... eh, es mágico, y eh...".

"Ya está bien de hablar", intervino mamá juguetonamente mientras John buscaba nerviosamente las palabras adecuadas. "Yo digo que sí".

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La fiesta de compromiso continuó con un aire de alegría y celebración, y Cynthia no pudo evitar dejarse arrastrar por la nueva felicidad que rodeaba a su madre y a John.

Cuando la noche llegó a su fin, Cynthia se encontró sentada con su madre y John en el acogedor salón.

De repente, una idea surgió en la mente de Cynthia. "¿Sabes qué haría esto más especial?".

"¿Qué, querida?" preguntó Dana.

"Una boda secreta en una escapada, sólo ustedes dos. Sin dramas ni estrés", sugirió entusiasmada.

La cara de su madre se iluminó. "Suena maravilloso. John, ¿qué te parece?"

John se sorprendió, pero luego sonrió, entusiasmado con la idea de un comienzo privado y mágico de su nueva etapa juntos.

"Hagámoslo", aceptó, recuperando la sonrisa.

Mamá subió corriendo a hacer las maletas y Cynthia corrió hacia John. Sacó un sobre grueso del bolso y se lo entregó. "Asegúrate de que mamá firme esto justo después de la boda", le ordenó.

John, escéptico, guardó el sobre. "¿Confiará en mí lo suficiente como para firmarlos?

"Firmará sin pensárselo dos veces", le aseguró Cynthia, con un toque de astucia en la voz. "Es demasiado confiada".

¡Oh, mamá! ¿Cómo has podido ser tan estúpida? Nunca sabrás qué te ha golpeado, mamá. Nunca sabrás que tu hija ha sido más astuta que tú. Ya me has tenido bastante tiempo suplicándote dinero. ¿Dijiste que aún no lo merecía? Bueno... ahora veremos cómo evitas que me lleve todo el dinero de la familia.

Alejando sus pensamientos, Cynthia besó apasionadamente a John. "He echado de menos esto", susurró. "¡Nos echo tanto de menos!".

"No te preocupes", dijo John, acomodándole el pelo detrás de la oreja, "pronto ya no tendremos que fingir".

Claro que no tendrían que hacerlo. Habían conseguido engañar a Dana.

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