Tras revisar las viejas fotos de su mujer, un hombre descubre una marca de nacimiento que nunca había visto - Historia del día
George y Lena llevaban enamorados desde que eran jóvenes. Para George, Lena era sin duda el amor de su vida, y nunca podría imaginar casarse con nadie más. Pero una noche, decidió mirar un viejo álbum escolar para encontrar una foto de la joven Lena, y su vida dio un vuelco.
George y Lena estaban cómodamente sentados en su acogedor salón, con el suave resplandor de la luz de las velas proyectando sombras parpadeantes en las paredes.
El ambiente era cálido, acogedor y estaba lleno del amor tranquilo que surge de años de experiencias compartidas.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
Estaban bebiendo vino a sorbos, y el rico aroma llenaba el aire mientras recordaban su viaje juntos. George se recostó en el sofá, con los ojos fijos en Lena, y una suave sonrisa se dibujó en sus labios mientras pensaba en su pasado.
"¿Sabes? -dijo George, con una voz ligera de nostalgia-, estaba pensando en la primera vez que nos conocimos. ¿Te acuerdas? Fue durante la excursión del colegio a la playa, creo que entonces yo tenía unos diez años. Éramos de colegios diferentes. Algo de aquel día se me quedó grabado".
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Su sonrisa se hizo más amplia al recordar el momento que lo había cambiado todo para él.
Lena se removió en el asiento y apretó ligeramente los dedos en torno a la copa de vino. Dio un sorbo rápido antes de responder, con voz tranquila pero firme.
"No recuerdo mucho de aquel día" -dijo, con los ojos fijos en la copa que tenía entre las manos.
Su tono era tranquilo, pero había un atisbo de algo bajo la superficie, algo que George no podía identificar.
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Él se rió, claramente ajeno a su malestar. "¿Cómo puedes olvidarlo?", bromeó con suavidad, su excitación iba en aumento.
"Fue la primera vez que te vi, junto al agua, riendo con tus amigos. Incluso nos hicimos una foto juntos. Espera, deja que coja el álbum de fotos".
Se levantó de un salto, dominado por una repentina explosión de energía, y se dirigió hacia la estantería donde guardaban viejos álbumes llenos de recuerdos.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
"George, no, de verdad, no hace falta", protestó Lena en voz baja, con una nueva tensión en la voz.
"No quiero revisar esas viejas fotos ahora mismo. ¿No podemos relajarnos y disfrutar de la velada?" Sus palabras eran suaves, aunque George percibió un cambio en su estado de ánimo.
Pero él ya estaba hojeando las páginas, demasiado absorto en sus recuerdos como para notar el malestar en su voz.
"Un momento, la encontraré" -murmuró, distraído con las fotos.
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Lena se levantó despacio, mirándolo un momento, con expresión ilegible.
Suspiró, claramente frustrada, y salió silenciosamente de la habitación, retirándose al dormitorio sin decir una palabra más.
George apenas notó su ausencia, demasiado absorto en su búsqueda en el pasado, inconsciente de la incomodidad que le habían causado sus acciones.
George se sentó en el sofá, y el suave susurro de las páginas del álbum de fotos era el único sonido en la silenciosa habitación.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
Hojeó las páginas con cuidado, cada imagen le traía recuerdos de días pasados.
Por fin la encontró: una foto de la excursión del colegio a la playa, la que estaba deseando enseñarle a Lena. En la foto, la joven Lena estaba a su lado, con una sonrisa tan brillante como el sol de verano.
Llevaba un sencillo traje de baño, los brazos relajados a los lados mientras ambos permanecían en la arena, despreocupados y felices.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
A George se le encogió el corazón al verla. Aún recordaba lo nervioso que había estado aquel día, lanzando miradas furtivas a Lena cuando pensaba que no estaba mirando.
Ver la foto le hizo revivir todas aquellas emociones y, por un momento, se perdió en el recuerdo.
Pero cuando sus ojos recorrieron la imagen, algo extraño llamó su atención.
El traje de baño de Lena dejaba ver una gran marca de nacimiento en la parte baja de la espalda, algo que nunca antes había visto en ella.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
George frunció el ceño y se inclinó hacia ella. La marca de nacimiento era demasiado prominente para pasarla por alto, pero en todos los años que llevaban juntos nunca se había fijado en ella.
Su mente empezó a dar vueltas. ¿Cómo podía desaparecer una marca de nacimiento tan grande? ¿Era posible que nunca la hubiera visto? No, eso no tenía sentido.
Conocía cada centímetro de la piel de Lena y habría notado algo así.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
No podía evitar la sensación de que algo iba muy mal. Lena nunca había actuado con sigilo; ¿qué podía estar ocultando? ¿Y por qué no quería ver las fotos con él?
Necesitaba respuestas, y la única persona que podía dárselas era Lena. ¿Pero cómo iba a preguntarle algo así?
A la mañana siguiente, George se acercó a Lena, que estaba de pie junto a la encimera de la cocina, de espaldas a él, mientras preparaba el desayuno.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
El aroma de los huevos chisporroteando y las verduras recién cortadas llenaba la habitación, pero la mente de George estaba en otra parte. El corazón le latía con fuerza mientras reunía valor para hacer la pregunta que le había estado carcomiendo toda la noche.
"Lena, tengo que preguntarte algo" -empezó, intentando mantener la voz tranquila pero firme. Había una seriedad en su tono que hizo que Lena se detuviera brevemente, aunque siguió cortando las verduras sin levantar la vista.
"¿Qué pasa, George?" -preguntó ella, con voz firme pero carente de la calidez habitual.
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"He encontrado la foto de la excursión, la que hicimos cuando nos conocimos. Hay algo en ella que no tiene sentido" -dijo George, observándola atentamente-. "La marca de nacimiento de tu espalda. ¿Qué le ha pasado?"
Las manos de Lena se congelaron durante una fracción de segundo, pero enseguida reanudó el corte, aunque sus movimientos eran ahora más deliberados, como si se obligara a mantener la calma.
"Nunca he tenido una marca de nacimiento, George", dijo desdeñosamente. "Puede que la foto esté dañada o que sea otra persona. Probablemente estés confundido".
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
George frunció el ceño, percibiendo la tensión en su respuesta. Su explicación parecía demasiado rápida, demasiado desdeñosa.
Seguía sin mirarlo a los ojos, y eso no hizo más que alimentar sus dudas. Nunca la había visto así: tan reservada, tan distante.
"No creo que esté confundido, Lena" -dijo en voz baja pero con firmeza, intentando contener su frustración.
"La marca de nacimiento era grande. Es imposible que me la haya imaginado".
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Lena suspiró, sin mirarlo todavía.
"George, de verdad que no quiero hablar de esto ahora. Quizá le estés dando demasiadas vueltas. Dejémoslo, ¿vale?".
Pero George no podía dejarlo. La reticencia de ella sólo le hizo estar más decidido a llegar a la verdad.
Aquella noche le dijo a Lena que tenía que marcharse el fin de semana por trabajo, aunque en realidad se dirigía a su pequeña ciudad natal. Necesitaba respuestas y no descansaría hasta encontrarlas.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
Cuando llegó, George visitó la antigua escuela de Lena, con la esperanza de sacar algo de información.
Después de preguntar por ahí, por fin encontró a una de sus antiguas profesoras, la Sra. Norris. La anciana le recibió con una amable sonrisa, claramente encantada de hablar de sus antiguas alumnas.
"Ah, Lena y Pamela", dijo la Sra. Norris con un suspiro nostálgico. "Unas chicas tan dulces, siempre inseparables. Fue tan trágico lo que le pasó a Lena".
A George se le paró el corazón. "¿Qué quieres decir?"
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
La Sra. Norris frunció ligeramente el ceño, confundida por su pregunta. "¿No lo sabes? Lena se puso muy enferma justo antes de la graduación. Tuvo un accidente en el lago y nunca se recuperó. Falleció a los diecisiete años, qué pena".
George sintió que se le caía el estómago. "Pero... Lena es mi esposa. Está viva".
El rostro de la anciana se suavizó con simpatía. "No, querido. Lena tenía una hermana gemela, Pamela. Quizá haya habido algún malentendido".
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
El mundo de George se tambaleó. Se dio cuenta como una ola. Su mujer no era Lena, sino Pamela. Cuando George volvió a casa, sintió un peso que le oprimía el pecho. Se había pasado todo el viaje de vuelta repitiendo mentalmente la conversación con la Sra. Norris.
Ahora, sentado frente a su esposa -Pamela-, luchaba por encontrar las palabras adecuadas para enfrentarse a ella.
La habitación parecía más fría de lo habitual y el silencio que reinaba entre ellos era insoportable.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
"Lena..." George hizo una pausa, corrigiéndose: "Pamela, ¿por qué no me lo dijiste?". Su voz era suave, pero estaba llena de emoción. "¿Por qué me dejaste creer que eras Lena todo este tiempo?".
Pamela palideció y sus manos temblaron ligeramente. Bajó la mirada y George pudo ver la culpa en sus ojos.
"Lo siento, George" -susurró, con la voz entrecortada-.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
"Nunca quise engañarte. Lena era mi hermana gemela y te quería más que a nada. Cuando enfermó, me hizo prometer que ocuparía su lugar, para que no tuvieras que sufrir su muerte".
George permaneció sentado en un silencio atónito mientras ella continuaba, sus palabras derramándose entre lágrimas.
"Al principio, pensé que te diría la verdad, que cuando estuvieras preparado, te lo explicaría. Pero entonces... Me enamoré de ti, George. Me aterrorizaba pensar que, si lo sabías, te perdería. No quería perderte".
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
George la miró fijamente, con la mente luchando por procesar la verdad. "Entonces, todo este tiempo, estaba enamorado de... ¿ti? ¿No de Lena?"
Pamela asintió, con las lágrimas cayendo por sus mejillas. "Lo siento mucho, George. Por favor, perdóname. Nunca quise hacerte daño".
Por un momento, George no habló. Siempre había creído que Lena era su primer amor, pero ahora se daba cuenta de que era Pamela, su corazón y su alma, quien había estado con él todos estos años. Extendió la mano y la tomó suavemente entre las suyas.
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney
"Puede que la chica que conocí en la playa fuera Lena -dijo George suavemente-, pero la mujer a la que he amado todo este tiempo... ésa eres tú, Pamela. Y aún te quiero".
Pamela levantó la vista, con los ojos llenos de lágrimas y muy abiertos por la sorpresa. En ese momento, George la estrechó entre sus brazos y sus lágrimas se mezclaron mientras se abrazaban. La verdad, aunque dolorosa, los había unido más.
George sabía que, a pesar de todo, su amor era real. Se besaron, sellando su nuevo comienzo, y juntos tomaron la decisión de seguir adelante, dejando atrás el pasado.
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