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Casi todos los hogares tenían este cuadro hasta que un incendio reveló una macabra historia

“El niño que llora” se hizo popular en todo el mundo y no precisamente por su belleza artística.

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En la década de los 70 se hizo popular la venta del cuadro pintado por Bruno Amadio, El niño que llora, que decoraba las salas y habitaciones de millones de casas en todo el mundo. Según informó Newsner, los ejemplares producidos a gran escala causaron un gran escándalo en los años 80.

Según se sabe, el cuadro fue pintado por el artista italiano, Bruno Amadio a principios de los años 50. Luego fue reproducido sin autorización del artista y vendido a millones de hogares en todo el mundo.

Posterior a la masiva venta de su obra, se corrió el rumor de que Amadio estaba mal por no haber recibido reconocimiento como artista, y en venganza hizo un trato con el diablo para poner una maldición en la obra.

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Resulta que Amadio usó como modelos a 27 niños de un orfanato para hacer pinturas.

Estas se hicieron sumamente populares y lo hubieran hecho rico si no fuera porque lo engañaron y robaron sus obras. El orfanato terminó quemado por un incendio y los 27 chicos murieron.

Cuando la historia se conoció, las personas comenzaron a sentir miedo.

A mediados de los 80 este temor alcanzó la cumbre en Inglaterra. El motivo fue que hubo un incendio en la casa de una pareja, Ron y May Hall. Todo quedó destruido menos la pintura del niño que llora, según informaron los bomberos.

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La noticia causó terror, miles de personas tiraron a la basura las pinturas por temor a la maldición que decían que provocaba incendios en las casas.

El mito se hacía realidad y muchos querían evitar que la tragedia tocara a sus puertas.

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Entonces, las autoridades hicieron un llamado a los ciudadanos para definir si esta maldición era cierta o no. Pidieron a todos enviar los cuadros para realizar un experimento que no tiene precedentes en la historia.

Se reunieron 2.500 cuadros que fueron quemados a la vista de todos en una fogata. Esto demostró que la historia no era más que un mito sin validez al que no había que prestarle atención.

Incluso apareció un testimonio de un bombero que decía que no había manera de que un cuadro provocara un incendio de la nada. Así que la historia se archivó como un mito irrisorio que era mentira.

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