Mexicano fue a China para trabajar allí y no pudo volver a casa por 4 años
En marzo de 2011, Fabricio, un mexicano en busca de mejor calidad de vida, viajó hasta Shanghái para trabajar en un restaurante de comida típica de su país.
El hombre ya lleva cuatro años atrapado en el país asiático luego de una restricción impuesta por las autoridades locales, por una demanda en contra de la empresa para la cual trabajaba como gerente general.
Según reportó el portal de noticias Debate, Fabricio Torres Cuéllar es oriundo de San Luis Potosí y viajó a China por la propuesta de trabajo que le habían hecho el propietario del local, un connacional y su socio chino.
A finales de 2012 fue nombrado gerente general. En ese momento, asumió la representación legal de la empresa Molan. También distribuía tequila y cerveza.
A inicios de 2013 Fabricio renunció y quiso regresar a su país natal. En el aeropuerto, al intentar pasar por inmigración, le notificaron que tenía una restricción en su contra y no podía salir del país.
“Cuando llego al aeropuerto de Shanghái, al intentar cruzar las ventanillas de la aduana, me detienen, me dicen que no puedo cruzar. No me dan más explicaciones, simplemente que no puedo salir de China”, dijo.
El potosino desconocía de qué se trataba y cuál eran las causas de ese impedimento. Desde ese momento se dedicó a investigar y descubrió que la empresa para la cual trabajaba, Molan, incumplió el contrato de arrendamiento y fue demandada. Los dueños no aparecieron más.
Fabricio solicitó ayuda en el consulado mexicano de Shangai, pero allí no consiguió una solución. Le dijeron que no contaban con los recursos, ni herramientas para resolver su caso.
No le quedó otra opción que contratar un abogado por su cuenta. Realmente ya lleva tres. Su permiso de trabajo expiró en julio de 2013 y hasta la fecha no ha podido regularizar su situación migratoria.
Este mexicano no puede trabajar de manera legal, no puede hacer uso de una cuenta bancaria, mucho menos alquilar una inmueble para vivir. A diario tiene miedo de caminar por las calles y ser detenido.
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Fabricio subsiste con la ayuda económica que le envía su familia. Actualmente, él ya no tiene ningún vínculo formal con la empresa, ni está relacionado con ella, pero la restricción continúa vigente.
Ha mostrado su decepción con las autoridades mexicanas, puesto que no han manifestado ningún interés, ni capacidad en ayudarlo a recuperar su libertad.
Incluso, en una oportunidad no acudió al citatorio con las autoridades chinas, porque el consulado mexicano le notificó tres meses después de la fecha. Su madre lleva todos los registros desde México.
Tres años después de la restricción, fue que el gobierno mexicano le propuso pagar el servicio de defensa, en noviembre de 2016.
Se trataba de una estrategia legal que llevaría tres etapas y podría tardarse hasta cinco años. El gobierno mexicano se haría cargo solo de la primera etapa.
Esto, con la condición de que firmara una carta aceptando este acuerdo, además de deslindar a las autoridades de cualquier responsabilidad.