El despiadado asesinato de la cantante Zayda Peña fue como película de terror
Zayda Peña solo intentaba ser una estrella del Regional Mexicano y vivir en paz su amor. Nadie imaginó que su carrera tendría un final tan escalofriante y brutal.
Zayda nació un 5 de marzo de 1981, en Matamoros, ciudad fronteriza con Brownsville, Texas. Cuando cumplió 16 años manifestó a su madre, Blanca Aidée Arjona, su inmenso deseo de ser cantante.
Su madre sólo le puso una condición: que no dejara de estudiar. Fue así como llegó a una agrupación amateur conocida como la Rondalla Femenina, según contó Univisión.
Para ese momento Zayda ya mostraba su desborde de talento. Comenzó a destacarse por su voz prístina, su carisma deslumbrante, sus llamativos ojos verdes y su cabellera rubia.
Esta experiencia le ayudó a perder el miedo y cantar frente a varios públicos. Gracias a esto, su madre le permitió estudiar canto y perfeccionar así su talento innato.
En uno de sus conciertos conoció a Lupe Esparza, el vocalista del grupo Bronco y quien se convertiría en su madrina de la música.
En 1997, la ayudó a lanzar su primer disco “Enamorada”. Después, siguiendo el consejo de Esparza, se unió a otros talentosos músicos del regional mexicano para crear la agrupación Zayda y los Culpables.
Su banda tenía una variedad musical que mezclaba instrumentos como el bajo, batería, acordeón, sintetizadores y guitarras eléctricas con letras acerca de amores posibles e imposibles.
Desafortunadamente, su música comenzó a ganar adeptos entre los narcotraficantes más notorios del cartel de la droga.
Zyda se mantuvo alejada de las composiciones llamadas “narcocorridos” y siempre prefirió seguir haciendo canciones de amor y sentimiento que le abrieron puertas en México y el sur de los Estados Unidos.
Ella sentía que estaba materializando el sueño que tanto le decía a su madre: ser una gran intérprete de música.
Entre 1998 y 2006, Zayda y los Culpables hicieron nueve producciones discográficas y alcanzaron gran fama gracias a la perseverancia de la joven para alcanzar su sueño.
Pero no todos los sueños son color de rosa, Zayra sentía que su vida personal no era nada buena. Se sentía sola y en ocasiones insinuó que se trataba de un mal de amores.
Aunque su familia lo ha negado, incluso después de su muerte, parece ser que a Zayra le atraían las mujeres.
Este era el motivo por el cual no lograba consolidar una relación con ningún pretendiente y debido a la homofobia tampoco se atrevía a tener un vínculo pleno con ninguna mujer cercana al medio de la música.
Zayra siempre llevó una vida personal muy discreta, sobre todo en temas de amores. Las letras de sus canciones siempre eran sutiles y ambiguas con respecto al amor no correspondido y al rechazo social.
Los medios siempre dijeron que llevaba una vida muy íntima y que su relación sentimental más seria era con Ana Bertha González.
Ana era una joven que siempre estaba al lado de Zayra. La acompañaba a sus eventos, reuniones y fiestas. Tal parece que esa relación sería clave para determinar el trágico final de la cantante.
No se sabe con certeza qué fue lo que ocurrió la noche del viernes 30 de noviembre de 2007.
En el motel Mónaco, ubicado sobre la avenida Rigo Tovar y colindante con la zona industrial de la ciudad, en la habitación 11, ocurrió el más espeluznante crimen que se haya podido conocer en su historia.
Según los primero informes presentados por el Agente Tercero del Ministerio Público, Abel Infante Lara, los hechos ocurrieron a la medianoche.
Al llegar al lugar, la policía encontró a Ana Bertha González con un impacto de bala en el cuello y a Leonardo Sánchez, un empleado del motel, con un balazo en el cráneo.
Al dirigirse al interior de la habitación, los paramédicos auxiliaron a una mujer herida de gravedad que fue identificada como Zayda Peña Arjona, quien tenía un impacto que le entró por la espalda y le salió por la barbilla.
Ella fue remitida de inmediato al hospital General Alfredo Pumarejo, donde ingresó por urgencias.
Al parecer Ana y Zayra se encontraban en la habitación, hicieron un pedido de servicio al cuarto y luego se escucharon las seis detonaciones que hicieron al gerente llamar a las autoridades.
Al descubrir la escena del crimen intentaron hablar con Zayra, que luchaba por su vida, pero la mujer no pudo decir qué había pasado.
En la clínica fue sometida a una cirugía de emergencia que logró salvarle la vida, y usando un respirador artificial, fue trasladada a un cubículo en el área de terapia intensiva.
"Tuvo suerte de que no hubiera tocado ninguna de las arterias principales, pero la hemorragia era muy fuerte y perdió parte de su dentadura", dijo la enfermera Rosario García.
Luego de ser notificada, la madre de Zayra se presentó al hospital. No podía creer lo que había pasado con su hija.
Blanca Aidée alcanzó a ver a su hija en terapia intensiva, pero ya no pudo hablarle. Se fue del hospital a las 4:00 a.m. sin saber que la pesadilla no había terminado.
Antes de las 6:00 de la mañana, unos hombres no identificados entraron al hospital. Uno de ellos ingresó hasta terapia intensiva, se acercó a Zayda, que permanecía inconsciente, y le disparó a quemarropa directamente en la cara.
Luego salió ante la mirada helada de médicos, enfermeras y guardias de seguridad que nada pudieron hacer para evitarlo.
Muchos rumores se corrieron sobre este aterrador asesinato, mientras unos decían que se trataba de un crimen pasional, otros atribuían el hecho a ajustes de cuentas de la mafia.
Lo cierto es que el caso nunca logró esclarecerse ante la ley, no se encontró a los culpables ni pruebas que dieran con ellos.
La muerte de Zayra es una más que se une a la lista de misteriosos sucesos alrededor del Regional Mexicano, que han tejido una leyenda negra en torno al “narcocorrido” y su relación directa con la mafia.