Pedófilo de 82 años afirma que todos los niños 'disfrutaron y querían' sus avances sexuales

Un hombre de 82 años de South Auckland ha sido encarcelado probablemente por el resto de su vida por más de 50 años de delitos sexuales contra niñas.

Peter Brian Ashford afirmó que las chicas "lo querían", y trató de culpar a su primera víctima por su ofensa, diciendo que si ella le hubiera denunciado a la policía, habría sido detenido hace mucho tiempo.

Ashford será encarcelado durante 12 años y ocho meses por orden del juez John Bergseng en el distrito de Manukau el viernes.

Anteriormente se había declarado culpable de 27 cargos relacionados con niñas de entre 8 y 13 años, incluidos intentos de violación, violaciones sexuales y agresiones indecentes.

SU PRIMERA VICTIMA

Comenzó a cometer abusos sexuales en los años 60 cuando tenía 30 años. Su primera víctima tenía solo 8 años cuando Ashford se fijó en ella. Su segunda víctima fue abusada por tres años en los años 80, comenzando cuando tenía 13 años.

Desde 2006 hasta después de cumplir 80 años en 2016, abusó sexualmente varias veces de un grupo de niñas de entre 8 y 11 años. A menudo, el abuso fue presenciado por otros niños, según reporta en exclusiva el NZ Herald. En una ocasión, Ashford alineó a cinco niñas y las abusó sexualmente por turno.

Ashford "recompensaría" a las chicas por someterse al abuso con comida o dinero. Las amenazó y les dijo que si le contaban a alguien lo que estaba haciendo, serían castigadas.

LAS NIÑAS “SE LO PEDÍAN Y LO DISFRUTABAN”

El juez Bergseng dijo que Ashford le contó a la policía y a un escritor de un informe judicial que en el momento de la ofensa, los niños "disfrutaron y querían" sus avances sexuales y que solo les hizo "lo que pidieron".

Cuando se comenzó a leer la sentencia, el juez Bergseng le dijo a Ashford que dejara de mirar a sus víctimas. Estaba sentado en el banquillo, pero cuando las mujeres y las niñas entraron en la sala, se levantó y caminó hacia ellas, con los ojos fijos en las víctimas.

Luego lo hicieron sentarse junto a su abogada Wendy Andrews para que pudiera escuchar adecuadamente los procedimientos y aumentar la distancia entre él y las víctimas.

UN DELICUENTE SEXUAL SENTENCIADO

El juez Bergseng dijo que Ashford era claramente desviado sexualmente y que su edad no era un impedimento, dado que todavía estaba abusando de niñas a sus 80 años. Andrews intentó convencer a la corte de que su cliente estaba profundamente arrepentido por su ofensa.

Pero la realidad es que durante cinco décadas buscó a niñas vulnerables y cometió delitos planeados y premeditados contra ellas, y no hay indicios de que Ashford este genuinamente arrepentido.

Las cartas de disculpa que el anciano les escribió a sus víctimas desde la prisión lo resaltaron aún más. En lugar de disculparse por el daño que había causado, les dijo a las chicas que quería mantenerse en contacto con ellas y les pidió que le "informaran" sobre sus vidas, si iban a la iglesia y cómo iban a la escuela.

El juez consideró que Ashford tenía dificultades para asumir la responsabilidad de sus acciones y que era muy propenso a minimizar su ofensa y tratar de culpar a las chicas, y con base en todos los factores ofensivos y agravantes, lo sentenció a 20 años de prisión.

Luego dio un descuento del 25 por ciento por la declaración de culpabilidad anticipada que evitó que las víctimas pasaran por un largo juicio y un pequeño descuento por su vejez y su salud ligeramente en declive.

También le ordenó pagar a las víctimas más de $100,000, dinero al que tiene acceso después de que vendió su propiedad mientras estaba en la cárcel.

Sabemos que nada de esto hará que desaparezca el daño causado, pero al menos consuela saber que no podrá hacer más daño. Y es que en realidad los pedófilos justifican de muchas maneras lo que hacen.

Leemos con horror las palabras dichas por el pedófilo convicto Jason Leonard, quien afirma que “si un niño ya puede hablar, puede tener relaciones sexuales". Leonard cree firmemente en que la pedofilia será aceptada de la misma manera que ha sucedido con la homosexualidad. Esperemos jamás ocurra algo así.