Jueces se enamoran de su voz, pero cuando las sillas se dan vuelta quedan completamente impactados
La ambición más grande de Sor Cristina Scuccia es recibir una invitación del Papa Francisco para ir a cantar en el Vaticano.
En la etapa de audiciones de The Voice of Italy una concursante de 25 años dejó a los jueces sorprendidos con su voz, pero lo que sintieron al escucharla no se comparó con su reacción al verla. Sor Cristina Scuccia es miembro de las Hermanas Ursulinas de la Sagrada Familia y no solo logró que todos voltearan, los dejó boquiabiertos.
Cristina logró captar la atención de los jueces con una increíble interpretación de "No One", originalmente cantada por Alicia Keys. Al presionar el botón para girar su silla se encontraron con una mujer en hábitos haciendo una presentación digna de cualquier estella pop.
Los cantantes italianos Raffaella Carra, J-Ax, Noemi y Piero Pelu, no podían creer lo que estaban viendo, la soltura de Sor Cristina conquistó el corazón de ellos y de la audiencia, que explotó en aplausos cuando la chica llegó al punto más agudo de la canción.
ROMPIENDO ESQUEMAS
El clip de su audición a ciegas logró miles de likes rápidamente, provenientes de personas que al igual que los jueces, quedaron pasmados ante el despliegue de talento de esta sicialiana que se mudó a Milán en 2012, al convento donde vive.
El talento de Sor Cristina la hizo merecedora del primer lugar de The Voice of Italy, y según The Guardian, se volvió en una estrella interpretando covers de Bon Jovi, o el "Like A Virgin" de Madonna. Pero a pesa de su éxito, no todos estuvieron de acuerdo con lo que estaba haciendo.
"Los tradicionalistas dicen que no debería estar haciendo esto", dice ella. "Pero creo que si Dios me dio la posibilidad de cantar, hay una razón para ello", le dijo Sor Cristina al medio.
Pero esta no fue la primera vez que en un show de talento los jueces se quedan atónitos con un concursante que se sale de la norma.
Una bailarina de 12 de años hizo un espetacular audición para So You Think You Can Dance, a pesar de haber perdido una pierna a causa de un tipo de cáncer.