Personal de hospicio cumple último deseo de mujer moribunda de 55 años sin familia cerca
Laura Mullins tenía su habitación llena de fotos y figuras de faros, pero nunca había visto uno en la vida real... Hasta ahora.
Nunca es tarde para hacer los sueños realidad, por muy difíciles o imposibles que parezcan, siempre existe la posibilidad de materializarlos, incluso estando al borde de la muerte.
Laura Mullins lo entendió y a pesar de estar postrada en cama con una condición médica agonizante, hizo su mejor esfuerzo por hacer realidad su más grande anhelo, visitar un faro.
La mujer oriunda de Ohio reside en el hospicio Kindred, ubicado en Massachussetts, donde pasará los últimos días de su vida; por lo que decidió pedirle a una de las enfermeras que la ayudara a cumplir su último deseo.
SUS CUIDADORES SE CONVIRTIERON EN SU FAMILIA
Al no tener algún familiar en el estado que pudiese llevar a Laura a un faro, el personal del centro se hizo cargo de la misión. La enfermera Beverly Bellegarde fue la encargada de armar el plan.
Así que Bellegarde se puso en contacto con el Servicio de Ambulancias Brewster para trasladar a la paciente terminal de 55 años al Faro de Scituate, localizado a una hora de viaje en un pueblo del mismo nombre.
Tanto la empresa como sus paramédicos aceptaron inmediatamente llevar a Laura, quien a pesar de tener su habitación llena de fotos y réplicas de faros, jamás había visto uno real.
SU CARA DE FELICIDAD HIZO QUE TODO VALIERA LA PENA
Los paremédicos Brian Costa, Era Koroveshi y Johnathon Bobbit-Miller estuvieron encantados de llevar a Mullins junto a Bellegarde a Scituate, a pesar de que el día estuvo lluvioso y nublado.
"La lluvia realmente se detuvo tan pronto la sacamos (a Laura) de la ambulancia", cuentó Bobbit-Miller.
Al llegar, Mullins fue movida en su camilla hasta la enorme edificación, la cual pudo tocar con sus propias manos. Una vez allí, aprovechó para ver el puerto, donde el capellán la bendijo mientras miraba absorta el ir y venir de la marea.
"Su rostro brillaba. Se incorporó y dijo: Mi sueño se ha hecho realidad", aseguró Bobbit-Miller, quien al igual que la mayoría de los presentes, no pudo contener las lágrimas.
ES IMPOSIBLE CONTENER LAS LÁGRIMAS ANTE ESTE ESCENARIO
Para cerrar con broche de oro el conmovedor paseo, antes de llegar al hospicio se detuvieron en un McDonald's para comprarle a Laura su sandwich favorito. Cabe destacar que Ambulancias Brewster decidió no cobrar el traslado.
El gesto humilde de estos profesionales deja claro que su labor se fundamenta en la vocación de servicio que llevan por dentro; es por esto que el Servicio de Ambulancias de Queensland también cumplió el último antojo de un paciente.
UN ÚLTIMO ANTOJO
Los socorristas de la empresa australiana le preguntaron a Ron McCartney qué le gustaría comer, mientras hacían su último viaje al hospital.
El hombre de 72 años pidió un Sunday de caramelo, así que la ambulancia se desvío para regalarle el helado al paciente que pasó 17 años luchando contra el cáncer de páncreas.
Aunque McCartney murió poco después mientras recibía cuidados paliativos, su hija Danielle le agradeció públicamente al servicio de ambulancias por haber sido tan dulces con él al regalarle lo último que pudo comerse por sus medios.
LA FIBRA HUMANA ES ADMIRABLE
Sin embargo, esta no es la primera vez que el QAS ayuda a un paciente terminal de esta manera. Una anciana que era trasladada al hospital le pidió al equipo de la ambulancia que la llevaran a ver por útima vez la playa.
Así que tomaron un pequeño desvío luego de ser autorizados por su supervisor, para mostrarle a la paciente el mar, antes de su muerte. Historias como estas conmueven hasta el corazón más duro.