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Chica indígena escapó para no ser vendida y casada a los 12 años y se convirtió en arquitecta

Una joven indígena de la comunidad Báchen decidió huir de su casa en busca de hacer realidad sus sueños.

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Maximiliana Sántiz huyó del municipio de San Juan Chamula, Chiapas, donde las mujeres no tienen derecho a estudiar. Su destino son las labores del hogar y del campo y a veces son vendidas a los hombres.

Sin embargo, ella sabía lo que quería en su vida, así que se impuso metas y se enfrentó a grandes retos, como la crítica, discriminación e incluso abuso sexual.

Hace pocos días alcanzó su más anhelado sueño: graduarse en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Maximiliana se ha convertido en arquitecta y a través de las redes sociales ha compartido su historia.

“Me llamo Maximiliana Santiz Pérez, soy originaria de paraje Báchen municipio de Chamula, en Chiapas donde terminé la educación primaria y enfrenté el primer reto. Al concluir la escuela, tuve una discusión con mi padre por la ropa de graduación que mis compañeras eligieron”.

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“A él le parecía inadecuada. Producto de este disgusto me negaron la posibilidad de estudiar la secundaria en una escuela cercana al paraje. Supliqué a mi padre, quien nunca dobló su decisión. Yo tendría que hacerme cargo de labores del hogar y el campo, dijo, pero me resistí”, contó.

Durante su lucha, viajó a San Cristóbal de las Casas, para trabajar y estudiar, dónde fue víctima de discriminación por no hablar español y hasta de abuso sexual.

"Yo tendría que hacerme cargo de labores del hogar y el campo, pero me resistí."

“Mis compañeros se reían, me pegaban y burlaban. Yo apenas entendía lo que decían, pero sí recuerdo la palabra india utilizada como puñal de odio. Yo resistía, estudiaba y aprendía en español”.

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“Fui lavaplatos, mesera, ayudante de cocina y empleada doméstica. Nada me detenía para llegar a la escuela, ni siquiera el abuso del que fui víctima por parte de uno de mis patrones”, relató.

Luego de culminar la secundaria, se trasladó a la capital del estado, donde estudió la preparatoria y gracias a un amigo decidió iniciar la universidad. Decidió estudiar arquitectura, ya que su padre realiza el oficio de peón de albañil.

“Desde el inicio la carrera de arquitectura fue difícil, pues algunos compañeros e incluso docentes utilizaban un adjetivo para tratar de frustrarme. Me llamaban loca, igual que antes los niños acomodados de la secundaria en San Cristóbal me decían india”.

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“Hoy, una vida después de haber salido de mi casa, he terminado la carrera como arquitecta y mis padres viajaron a recibir mis papeles; más que nunca ellos creen en mí y en la posibilidad de que un ser minúsculo, cualquiera que sea, siempre que trabaje duro puedo cambiar las dinámicas y la propia historia de su vida y su gente”, dijo.

Su meta alcanzada ahora es un ejemplo de igualdad de derechos. Ahora está en la búsqueda de una maestría en el extranjero. Ella apoya a sus hermanas para estudiar la preparatoria.

“Hoy, mi padre grita en el pueblo y el campo, ese que me demandaba como mujer sumisa, que hombres y mujeres por igual pueden lograr lo que desean. Y eso me llena de orgullo”, expresó.

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Según el INEGI, en Chiapas existen alrededor de 578 mil mujeres indígenas que habitan en alrededor de 65 municipios de las etnias como; tzotzil, tzeltal, chol, tojolabal, maya, entre otras.

En otra historia de superación, una joven llamada Nora Yahaira Zoto Salvador, estudió su carrera a distancia desde la zona de Mezquital Durango.

Cursó estudios en el Instituto Tecnológico de Durango, con un promedio ejemplar de 9.6, obtuvo su título como Ingeniera Industrial.

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En Facebook se hizo viral esta historia luego de que compartieron una publicación donde aparecer los orgullosos padres.

En una de las imágenes se puede apreciar a ambos padres vestidos con sus atuendos típicos parados frente a un edificio, el padre lleva un muñeco de una burrita blanca, mascota del Instituto donde se graduó, y la madre sostiene un globo de helio y un ramo de flores con la frase “Lo lograste hija”.

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