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La lucha de un padre por ayudar a su hijo al que los médicos dijeron que no volvería a moverse

Hace tres años, "Wolfie" fue víctima de la inseguridad cuando iba en camino a su casa luego de salir de clases. Un disparo a la altura del cuello lo dejó cuadripléjico. Esta es su historia.

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Wolfgang Sebastián Ribeiro Couto había salido del colegio IPAL América Latina en la localidad bonaerense de Isidro Casanova junto a tres amigos el 16 de junio de 2016. En aquél entonces el joven contaba con 16 años de edad.

Ese día, los amigos hicieron el recorrido cotidiano: salían de su clase de educación física, cargaban la SUBE y de ahí iban a sus respectivos hogares. Sin embargo, fueron interceptados por un malviviente de 27 años para robarles.

"Les pidió el celular. Wolfie -como lo llama el padre- se lo dio y cuando se dio vuelta para apuntarle a una de las chicas él se le tiró encima para defenderla. En el forcejeo, el hombre disparó".

Luego del evento, el chico fue trasladado de emergencia al Hospital Paroissien, donde pudieron reanimarlo ya que llegó al sitio con un paro cardiorespiratorio.

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El padre del chico, Diego Abel Ribeiro, se encontraba en su trabajo en microcentro cuando recibió la llamada que le cambiaría la vida.

Del otro lado, le dieron la trágica noticia: en un atraco, su hijo había recibido un tiro en el cuello.

"Corté y salí volando del trabajo para el hospital. Cuando llegué estaban todos llorando, abrazándose. Entré a la guardia y lo vi: estaba tapado y entubado, sin mover nada", recuerda Diego.

Aún en estado de shock, Diego buscó a la doctora para entender lo que había ocurrido. Ella le dijo las palabras más dolorosas que alguien le ha dicho en su vida. "Este chico no se va a poder mover más".

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Le explicaron que el disparo en el cuello le había destrozado la médula, por lo que se encontraba muy grave.

“Nos dijeron que quedó cuadripléjico y que estaba con un respirador, que no podía respirar, cosas que nunca esperás y no podes creer”, lamenta.

Ante la desoladora situación, Diego y su familia optaron por hacer modificaciones en el hogar: ampliaron las puertas, agrandaron el baño y adaptaron todo para que Wolfgang pudiera vivir allí.

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Ahora la familia tiene un segundo objetivo: conseguir el dinero suficiente para el tratamiento del chico.

¿El destino? Cuba, donde el padre de Wolfie, recalca, podrá acceder a una rehabilitación que podría cambiarle la vida para siempre.

“Me pidieron estudios y yo se lo mandé. Esto consiste en una semana de todo tipo de estudios para diagnosticar qué tiene y en qué se puede trabajar”, asegura el padre.

El joven Wolfie debería viajar al país para someterse a varios estudios, y después, realizar una rehabilitación intensa de siete horas diarias, de lunes a sábado.

El tratamiento cuesta 13 mil dólares -precio que bajaría a 10 mil si viaja antes del 31 de marzo-, aunque hay que sumarle las tarifas de los pasajes -el de Wolfie y su acompañante-.

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Otro niño que ha sido un ejemplo de lucha es Avery Price, un joven que luchaba por mantenerse de pie durante el himno de los Estados Unidos durante la Feria del Condado de Putnam.

Avery tiene una condición que le dificulta usar las piernas, pero eso no le impidió honrar a la bandera de su país mientras sonaba el himno.

El pequeño niño con aparatos ortopédicos en ambas piernas, luchaba por mantenerse de pie durante el himno nacional, una escena que conmovió a muchos.

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