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Mujer sin manos tiene permiso de conducir, pero no puede aparcar en plazas para discapacitados

Celia Regueira, vecina de Arteixo, Galicia, no tiene manos, pero finalmente consiguió una licencia de conducir. Sin embargo, no tiene certificado de movilidad reducida.

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Cuando los reporteros cubrieron la primera vez que Celia Regueira pudo conducir su coche (especialmente adaptado) de forma legal, docenas de medios, reporteros y fotógrafos captaron el instante. Conseguir la licencia fue una ardua travesía para la mujer oriunda de Arteixo.

Pero ahora, pocas semanas después, ha comprendido que aún le falta mucha burocracia que recorrer.

"Para aparcar es una odisea, no puedo hacerlo en plazas de minusválidos", explica Celia.

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Celia es reconocida como discapacitada desde 1987, pero cuando consiguió su licencia, quiso ser evaluada para recibir certificado de movilidad reducida. Sin embargo, ha resultado imposible. Lo peor, tampoco puede usar estacionamientos privados:

"Imposible. ¿Cómo cojo el tique? Bajándome del coche, pero el tique no sale hasta que pones el coche a la altura de la máquina, y no puedo abrir la puerta", explica Celia.

Es por eso que al ir a A Coruña desde su nativo Arteixo, se esmera por conseguir un puesto en zona azul (de minusválidos) disponible. Sin embargo, es una opción que no siempre puede tomar. En otras ocasiones, deja su auto cerca del paradero y toma el autobús urbano para ir a donde debe.

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"Sinceramente, creo que tengo derecho a poder aparcar en minusválidos", sostiene Celia.

A pesar de la burocracia, Celia afirma que ha sido una experiencia que le ha dado una gran sensación de independencia.

"Esa libertad de decidir ir a la playa con mi perro si me apetece... eso es maravilloso", comentó. "El otro día fui a Santiago por la autopista, miré el salpicadero, iba a 100 por hora, nunca imaginé que pudiera ir yo sola a esa velocidad".

Y si bien el sistema no ha funcionado aún para esta mujer, la sociedad sí ha reconocido su lucha. Un instituto de A Coruña, "Urbano Lugrís"; bautizará uno de sus salones de clases en su nombre.

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En otro impactante caso, una mamá de un niño con una severa condición cardíaca usó el puesto de discapacitados y recibió una fuerte nota anónima.

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