Mickey Rourke: una infancia abusiva, una carrera en el boxeo, oscuridad y un gran retorno
El actor y boxeador ha tenido que enfrentar momentos muy duros en su vida.
Mickey Rourke, la estrella que saltó a la fama en Diner, Angel Heart y 9 Semanas y 1⁄2 es una persona encantadora, amigable y autocontrolada. Sin embargo, le ha tocado atravesar momentos muy duros en la vida
Desde una infancia llena de abusos, batallar contra la adicción, hasta una abrumadora depresión profesional debido al declive de su carrera en Hollywood. También ha estado en los titulares por su carrera en el boxeo y llevar las facciones magulladas e hinchadas de un hombre que diariamente prueba su machismo en el ring.
UN PADRASTRO ABUSIVO
En una occasion, el actor habló sobre las torturas que recibió por parte de su padrastro durante su infancia.
“Mi padrastro solía romperme la cabeza solo porque le provocaba. Era grande, muy grande y malo. Era físicamente abusivo con mi madre. Lo odiaba por lastimarla, por asustarla. Durante años, no quise nada más que derribarlo.”
UN BOLETO A LA VIRILIDAD
El también boxeador encontró una guía en un centro de servicios comunitarios que estaba ubicado en su vecindario que les daba a los niños un lugar a donde ir y mantenernos fuera de problemas.
“Ahí fue donde encontré por primera vez un saco de velocidad. Para mí, representaba un boleto a la virilidad”, agregó Rourke.
Contó que, como no podía vencer a su padrastro, comenzó a desquitarse con los demás.
“Cuando era adulto, luchaba en todas partes, en cualquier lugar, por cualquier cosa. No me importaban las consecuencias. Bebía y consumía drogas. Pero más que eso, estaba enojado, loco y avergonzado de cómo me habían tratado. Me habían pateado mucho, así que pensé que la forma de solucionar esto era atacando", afirmó.
EL BOXEO EN SU VIDA
El actor comenzó a boxear a los 12 o 13 años. “Fui aficionado durante siete años y luego paré. Tuve 142 peleas de aficionados y perdí tres. Cuando volví al boxeo me entrené como un loco. No me arrepiento, pero fue un mal momento y fue muy destructivo”.
Contó que estaba muy enfocado en el boxeo porque no quería perder. “Estaba a tres peleas de una pelea por el título mundial y nunca sabré qué habría pasado. Había cumplido 40 años y peleaba con chicos 20 años más jóvenes”.
“Gané 10 de 12 peleas y tuve dos empates”. Aunque su récord suena impresionante, los medios decían que sus peleas no lo eran. Muchos titulares decían que sus peleas eran una farsa.
En una ocasión, El Herald publicó fotos de Rourke con la cara ensangrentada, arremetiendo sin gracia hacia su oponente.
Fue tan golpeado en sus peleas, sufrió tantos huesos rotos en su cara, que su rostro ya no era el de aquel Mickey Rourke de la película ‘9 Semanas y 1/2’.
SU BATALLA CONTRA LA ADICCIÓN
En la edad adulta, la batalla de Mickey con la adicción causó que su matrimonio con la modelo a Carre Otis y se desmoronara y casi le costara la vida.
“Perdí todo al mismo tiempo: mi esposa, mi carrera, mi casa, mi credibilidad.”
Cuando su ex le dijo que necesitaba ayuda comenzó a considerar que tenía razón, aunque él no quería cambiar.
Sin embargo, un día decidió que era hora de buscar ayuda. “Me miré en el espejo y vi cómo me veían los demás. Vi la armadura y me asusté muchísimo”.
En lugar de ir a un terapeuta decidió ver a un sacerdote por un tiempo. Pero aceptó que también necesitaba un psiquiatra, así se obligó a ir.
“Tenía que aprender a no dejar que la gente me molestara, descubrir qué estaba desencadenando toda esta ira y dejar de tirar las cosas. Apenas me perdí una sesión de terapia en más de una década, y eso requiere fuerza de voluntad", contó.
SU AMOR POR LOS PERROS
Además de la terapia y su fe, Rourke da crédito a sus seis perros rescatados por haberlo ayudado a salir de sus momentos oscuros.
"Tenía que cuidarlos y vigilarlos, lo que significaba que no podía hacer las cosas que no eran buenas para mí.”
Ha sido un rescatador de perros maltratados porque vio en ellos el tipo de abuso que sufrió a manos de su padrastro.
SU REGRESO A HOLLYWOOD
Rourke tuvo una de las remontadas profesionales más notables desde que Rocky se levantó de la lona.
Debido a su festejada actuación en la película The Wrestler, se llevó a casa un Globo de Oro al mejor actor y fue nominado para un Bafta.
Sim embargo, le tocó soportar dos décadas en el desierto de Hollywood, luchando contra una reputación de ser peligrosamente difícil en el set y fuera de él.
Aceptó papeles desastrosos en el cine, se la pasaba de fiesta, y durante años trató de convertirse en un boxeador profesional.
Ahora parece como si hubiera pasado 10 asaltos con un campeón de peso pesado y quizás otros 12 con un cirujano plástico para reparar el daño hecho en el ring de boxeo, aunque el actor ha negado haberse realizado trabajos estéticos.
Pero la razón por la que Hollywood lo ha bañado de ofertas y elogios en los últimos años es gracias a una ética de trabajo renovada junto con la promesa de hacer lo que sea necesario para regresar a Hollywood, verificando su ego en la puerta del estudio.
Sin embargo, incluso con su nueva actitud y críticas entusiastas para un papel dramático en el thriller de 2005 Sin City, pocos en Hollywood se atrevieron a confiar en Rourke con una película.
Cuando se inscribió en The Wrestler, los financieros de la película redujeron su inversión, preocupados de que fuera demasiado arriesgado.
El director Darren Aronofsky le leyó la Ley antidisturbios a Rourke antes de contratarlo. El actor recuerda que el director le dijo que tendría que escuchar todo lo que le decía. Unos años antes, habría golpeado a Aronofsky. Sin embargo, esa vez siguió órdenes.
Entrenó diariamente con luchadores profesionales antes de que comenzara la filmación y dijo: “Me lastimé más en los tres meses que hacía la lucha que en los 16 años de boxeo”.
Por primera vez en años Rourke era perseguido por paparazzi era cortejado por un flujo constante de productores, agentes, guionistas y actores tratando de interesarlo en proyectos.