29 años sin Camarón de la Isla: una vida marcada por adicciones y su legado inmortal
A casi tres décadas de su muerte, su espíritu sigue vivo y ha sido honrado con la creación de un museo en su tierra natal, Cádiz.
Veintinueve años han pasado desde que su voz se apagó. Este 2 de julio se cumplió un aniversario más desde que Camarón de la Isla falleció.
Sin embargo, su huella ha sido imborrable del corazón y memoria de sus seguidores. Fue un gran artista que dejó un enorme legado, a pesar del encuentro con las adicciones en la cima de su carrera.
Camaron de la Isla, cantante de flamenco. | Foto: Getty Images
EN SU MEMORIA
José Monje Cruz, nombre real del autor de 200 canciones y 21 discos, murió de cáncer de pulmón a los 41 años. Su muerte fue prematura y muchos lo siguen extrañando a pesar de los años que han transcurrido.
A propósito de su vigésimo noveno aniversario de muerte fue inaugurado un museo en su memoria. En dicho espacio rendirán honor al que fue una de las mejores voces de la historia de la música española.
Será un lugar para resaltar los recuerdo, su legado, su voz y todo lo referente al popular cantador de flamenco que se convirtió en un ídolo pop.
El Museo Camarón es un proyecto que soñado y pensado durante más de 29 años por los pobladores de San Fernando de Cádiz. Es el mejor homenaje que Andalucía le podía hacer a la leyenda de la música.
SU LEGADO
Aunque su vida fue corta, Camarón dejó con su partida un legado inolvidable. Su música flamenca del siglo XX es el principal. Sus notas son consideradas como un privilegio para el oído.
Sus canciones han sido versionadas en todos los estilos musicales y sus fusiones de instrumentos y ritmos fueron revolucionarias.
A partir de 1976, Camarón decidió hacer un álbum novedoso y lleno de hallazgos heterodoxos llamado “Rosa María”, donde grabó sevillanas con flauta y bajo. Le siguió “Castillo de arena”, con composiciones de su propia autoría.
Finalmente llegó su logro más emblemático, “La leyenda del tiempo”, al lado del grupo andaluz Alameda y Tomatino con la guitarra, quien se convertiría en su compañero hasta el final.
Su música perdurará para siempre en la memoria colectiva. Ese es su gran legado por el que hoy se le rinde tributo: por ser un gran artista.
Camaron de la Isla y Tomatito en un concierto. | Foto: Getty Images
CAMARÓN DE LA ISLA
Un 5 de diciembre hace 70 años nacía en San Fernando (conocida como Isla de León) un niño de piel muy blanca y cabellos rubios, que llevó por nombre Juan José Monje Cruz, a quien su tío comparó con los camarones, naciendo el apodo que le acompañaría de por vida.
Desde muy pequeño los sonidos de su entorno eran flamencos, sus padres lo cantaban muy bien y él pronto los imitó, y a pesar de su gran vocación por los toros, muy pronto descubrió que su verdadero camino era la música.
Con apenas 8 años cantó en público por primera vez, acompañado de su propia guitarra de juguete, sin mayor instrucción que aquella que adquirió de quienes lo rodeaban. Siguió participando en diversas ferias y concursos, ganando el primer premio en el Festival de Cante jondo de Mairena de Alcor.
Con 17 años partió rumbo a Madrid para participar en competencia con figuras del flamenco de renombre y trabajó con algunas compañías. Conoció a Paco de Lucía y grabó su primer disco a los 19 años. De a poco fue ganando popularidad y fama porque su música y su voz eran especiales y muy comerciales.
EL AMOR DE SU VIDA
Aunque tuvo una relación en Madrid con la joven catalana Mari Pili, con la cual tuvo una hija, su gran amor fue la gitana Dolores Montoya, conocida como “La Chispa”.
Con ella contrajo matrimonio en 1976 y luego de la boda se residenciaron en La Línea. La pareja procreó una gran familia con cuatro hijos: Juan Luis, Gema, Rocío y José.
Su matrimonio duró hasta el día de la muerte del cantante, el dos de julio de 1992, fecha en que el cáncer le arrebató la vida.
Camaron de La Isla en concierto. | Foto: Getty Images
ADICCIONES Y EL FIN
Camarón tuvo un encuentro con la heroína que lo atrapó por completo, provocándole cambios de humor y depresión. Su adicción a las drogas se desató cuando se encontraba en la cima de su carrera.
Por fortuna contó con la ayuda de buenos amigos que lo impulsaron a dejar los vicios y logró desintoxicarse. Se mantuvo limpio por unos dos años hasta que comenzó a consumir cocaína.
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El abuso de dicha droga le causó ciertos daños en su cuerpo, como parálisis en su mano. Y cuando superó esta nueva adicción supo que lidiaba con algo más grande: cáncer pulmonar con metástasis ósea.
Contaba con 41 años cuando el 2 de julio de 1992 fue sorprendido por la muerte. Su tumba en San Fernando se ha convertido en un lugar de peregrinación. Su corta vida y su gran carrera artística han sido plasmadas en películas y libros.