Antonio Banderas desmiente estar en la ruina tras compra del Teatro Soho
El reconocido actor de 59 años aclaró que no tiene problemas financieros y que se encuentra muy bien de salud.
Todo el revuelo surgió cuando Banderas hizo unas declaraciones en referencia a la adquisición del teatro de Soho que fueron malinterpretadas por sus seguidores.
“En Málaga encontré la forma más perfecta y romántica de arruinarme”. Estas palabras hicieron que algunos fanáticos y medios llegaran a pensar que estaba atravesando una delicada situación económica.
Por este motivo emitió un comunicado en Twitter donde expresó lo siguiente: “Cuando he dicho 'adquirir un teatro ha sido una forma de arruinarme romántica' estaba expresando con humor los esfuerzos que he llevado a cabo para levantar el proyecto del teatro de Málaga pero afortunadamente no se ajusta a mi realidad financiera”.
Continuó: “En cuanto a mi estado de salud diré que no sé cómo se me ve por fuera. He de decir que tampoco me desvela este asunto, pero por dentro me encuentro como un toro, más fuerte que nunca y con muchísimas ganas de hacer cosas. Un abrazo a todos los que muestran su preocupación por mí”.
Banderas cumplió su ansiado sueño al abrir el Teatro del Soho Caixabank con su función inaugural A Chorus Line.
Se conoció que llegó a un acuerdo con los propietarios del antiguo Teatro Alameda para poder construir el suyo.
El artista paga por el edificio 225.000 euros anuales, cuantía que sale directamente de su bolsillo. También asumió de los costos de la reforma.
Por otra parte, el increíble trabajo de Banderas lo llevó recientemente a estar nominado a los Oscar por su trabajo en Dolor y Gloria, la película de Pedro Almodóvar.
Hay que recordar que Antonio sufrió un ataque al corazón en 2017. “Sufrí un infarto el 26 de enero, pero tuve mucha suerte, fue benigno y no ha dejado daños”, contó dos meses después.
Agregó: “Me sometí a una intervención en la que se me implantaron tres stents en las arterias coronarias, y como sufría arritmias desde hace tiempo me sometí a una termoablación, pero no ha sido tan dramático como se ha escrito”.
Nicole Kimpel, quien es su pareja, lo ayudó para que las consecuencias de su ataque al corazón no fueran tan graves como podían haber sido.
“A mi novia le dolía la cabeza y no teníamos nada en casa para que se tomara. Entonces salió a comprar algo, un analgésico o lo que sea. Compró aspirina que es lo único que encontró, y encontró además la de cinco miligramos que creo que es la máxima”, explicó.
“A la mañana siguiente comencé a tener los síntomas del infarto y sabía claramente lo que estaba pasando. Nicole me puso una de esas aspirinas dentro de la lengua y eso me salvó la vida”, sentenció.