Historia de Isabel y Dionisio, una pareja de ancianos que lucha contra el COVID-19 lado a lado

La historia de Dionisio e Isabel es un oasis de ternura y un baño de esperanza tan necesario en estos tiempos de noticias duras y aterradoras, donde el dolor y la pérdida parecen ocupar todos los espacios.

Corren tiempos difíciles en medio de la pandemia por el coronavirus, y entre los más afectados están los ancianos, a quienes la soledad y el aislamiento de la hospitalización deterioran aún más su débil sistema inmunológico.

Por eso, algunos centros hospitalarios han cambiado sus reglas respecto a la hospitalización en habitaciones separadas, y permiten que los matrimonios infectados con el COVID-19, compartan el mismo espacio.

Ese es el caso de Isabel y Dionisio, de 62 y 64 años respectivamente, quienes se encuentran en un hospital público de Madrid, al haberse enfermado ambos con el coronavirus.

La pareja, que hace más de cuatro décadas se prometió amor eterno y estar juntos en la salud y la enfermedad, comparten una habitación y sus camas están apenas separadas por dos metros.

"Nacieron en el mismo barrio de Canillejas y compartieron juegos, patio de recreo, horas de estudio en la biblioteca, su vocación de filólogos, años muy duros y una misma pasión por su amplia familia. Separarlos ahora habría sido especialmente doloroso", explica Alfonso, uno de los seis hijos de la pareja, quien está feliz de ver a sus padres juntos en este duro momento.

Algunos estudios sugieren que la hospitalización en pareja favorece la recuperación, y esto parece estar ocurriendo entre Isabel y Dionisio, quienes se animan mutuamente, y se dan compañía y afecto de cama a cama. Si alguno se deprime, el otro lo alienta. Si uno ríe, los dos lo hacen.

De momento, la evolución de Isabel es muy buena, se mantiene animada e inclusive ha podido compartir con la familia cuatro hijos y sus dos hijas, y en especial con sus siete nietos a través de videollamada. Dionisio por su parte, no corre peligro, a pesar de tener una salud más precaria.

"Mi madre empezó a notar los síntomas antes. Tenía fiebre alta y tos. Mi padre le siguió, pero su estado nos preocupó especialmente porque está más delicado de salud y hace tiempo superó un cáncer de pulmón", contó su hijo Alfonso.

Una actitud positiva estimula el sistema inmunológico de un paciente y eso agrega puntos a favor de la recuperación de cualquier patología. Por otro lado, se cree que si la persona que está a su lado ve esa mejoría, también saldrá favorecido su propio sistema de defensas.

Por supuesto que resulta importante considerar que los miembros de la pareja sean un verdadero soporte psicológico para el otro, y no refuerce los miedos y el estrés por la enfermedad y por el futuro.

Si bien es cierto que la hospitalización individual reduce los riesgos de infecciones intrahospitalarias y favorece el descanso y el sueño, puede también dar una sensación de abandono y soledad al enfermo, que puede jugar en contra de su salud y recuperación.