Doctor se encerró con su padre de 85 años enfermo con coronavirus para que 'no muriera solo'

Su padre tenía todas las de morir, pero en plena Semana Santa, el octogenario logró una milagrosa recuperación en resguardo de su hijo.

La historia de Tomás Piñero Portillo y su padre parecen sacadas de una película de ficción con final feliz y es que contra todo pronóstico, el anciano de 85 años logró vencer al COVID-19 ante la mirada atenta de su hijo.

NO QUERÍA DEJARLO SOLO

"Cuando me llamaron para contarme que estaba enfermo lo tuve claro, quería estar con él para acompañarle en lo que yo pensaba que era su final", contó el galeno.

Este hombre puso en pausa sus labores como director médico del Hospital Rambla de Santa Cruz de Tenerife durante ocho días para acompañar a don Tomás mientras luchaba contra el virus que tenía su vida en jaque.

Tan pronto recibió la llamada del hogar de asistencia donde reside Piñero, el hombre de 53 años habló con sus jefes y salió en un vuelo directo a Madrid, donde acató el aislamiento con su padre en la clínica Quirón.

VELANDO POR ÉL

Durante más de una semana de angustia, Tomás estuvo confinado en nueve metros cuadrados velando por el bienestar de su progenitor, quien además de su avanzada edad, sumaba en su lista de patologías previas hipertensión, obesidad y Parkinson, una combinación que le vaticinaba un oscuro porvenir.

Sin embargo, la vida los sorprendió con un hecho que según el médico, es cuanto menos, un milagro de Semana Santa.

"No hay ningún dato clínico suficiente para justificar que mi padre, con un sistema inmune complejo y todas las papeletas en su contra, esté remontando. Mi única manera de entenderlo es pensar que las oraciones de mi madre han sido escuchadas”, comentó Piñero Portillo.

EL AMOR COMO MEDICINA

A una semana de haber sido ingresado, Tomás-padre recibió el alta médico ante la sorpresa de todos, incluyendo la de su hijo, cuya compañía además de estrechar los lazos entre ambos, pudo haber sido fundamental para la increíble recuperación.

"Creo que haber estado a su lado le ha servido para luchar, porque las emociones influyen. Saber que no estaba solo seguramente le ha empujado. Abrir los ojos y ver que había alguien querido a su lado le ha movido a dar la batalla. Lo sé, porque he visto la viveza de su mirada de una manera especial”, reflexionó Tomás-hijo.

Una vez superada la prueba y de dar negativo en la enfermedad, el médico voló a Tenerife para regresar a su trabajo con la satisfacción de que a pesar de lo que pensaba, no fue a acompañar a su padre en sus últimos días.

Por el contrario, su aporte influenció a que el anciano volviera inesperadamente a la vida, tal y como lo hizo Paco, quien a sus 77 años superó el COVID-19, siendo esta la sexta vez que burla a la muerte, dejando claro que a veces la vida es cuestión de amor, actitud y voluntad.