'Sus labios estaban azules': historia de un niño sano que terminó en un respirador por COVID-19

El pequeño, sin afecciones médicas subyacentes, tuvo que ser conectado a un respirador, sufrió un paro cardiaco y presentó deficiencias cardiacas. Afortunadamente presentó mejoría a los tres días.

El susto más grande que un padre pueda experimentar lo vivieron Navita y Roup Hardowar a finales de abril, cuando su hijo Jayden, de 8 años de edad, enfermó gravemente a causa del COVID-19 y ellos ni siquiera lo sospechaban.

Los padres habían notado que el Cut Scout presentaba fiebre y diarrea, por lo que decidieron llevarlo al pediatra, que le recetó Tylenol. El pequeño estaba respondiendo bien al medicamento, pero su fuerza lo abandonaba conforme pasaban los días.

Tras este nuevo síntoma regresaron al médico, pero este les explicó que la debilidad tal vez se debía a que el niño no estaba comiendo mucho, por lo que regresaron a casa en Richmond Hill, Queens, Nueva York. Desde la comodidad de su cama, el pequeño estuvo bajo los cuidados exclusivos de Navita.

Fue el 29 de abril que las alarmas sonaron para la familia Hardowar, cuando la madre de Jayden se dio cuenta de que la cabeza y las manos de su hijo estaban retorcidas hacia atrás. Minutos antes lo había escuchado llamarla y su voz sonó extrañamente débil.

"Rápidamente miré su rostro y sus labios estaban todos azules en ese punto, así que de inmediato supe que algo no estaba bien con Jayden", dijo Navita. Ella comenzó a gritar su nombre, pero él no estaba respondiendo. Así lo reseñó NBC New York.

La progenitora llamó al 911 mientras que Tyrone, el hermano Boy Scout de 15 años de Jayden, le realizaba la RCP. A los dos minutos la ambulancia ya estaba aparcada en la puerta de la casa. Pero el estado del pequeño era tan crítico que tanto Navita como Roup se preguntaban si lograría sobrevivir.

Lo trasladaron al Hospital Jamaica y luego lo refirieron al Cohen Children's Hospital en el condado de Nassau. El niño, que apenas cinco días antes jugaba con su bicicleta y sus patines junto a sus tres hermanos, ahora estaba conectado a un respirador y tenía deficiencias cardiacas, producto del COVID-19.

Lo sorprendente es que era un pequeño sin afecciones médicas subyacentes, pero estuvo bajo esas condiciones durante varios días, incapaz de hablar con sus padres que a menudo le hacían videollamadas, mientras él permanecía en la cama del hospital.

Luego, ambos progenitores informaron que tenía inflamación y había sufrido un paro cardíaco e insuficiencia cardíaca.

Todavía los padres no se explican cómo Jayden contrajo el COVID-19, puesto que ellos fueron muy cuidadosos con el distanciamiento social. Además, el hospital de Long Island realizó múltiples pruebas en el niño y todas resultaron negativas. Hasta el pasado 4 de mayo la familia Hardowar seguía esperando por los resultados.

Afortunadamente el niño fue recuperándose y el pasado fin de semana se le retiró el respirador, al cual estuvo conectado durante tres días. Y aunque le costaba hablar, sus padres explicaron que se notaba más receptivo el domingo.

Al igual que Jayden, un pequeño de 4 años de edad venció la enfermedad del coronavirus el pasado abril. Se trata de Archie Wilks, quien vive junto a su famuilia en Essex, Inglaterra.

Lo más sorprendente de este caso es que el pequeño lamentablemente sufre de un raro tipo de cáncer llamado neuroblastoma, que le diagnosticaron en enero de 2019.