Madres mexicanas publican un libro de recetas con las comidas favoritas de sus hijos desparecidos
Son mujeres valientes, fuertes y con gran espíritu de lucha que las llevó a recordar a sus seres queridos a través del arte culinario.
Un grupo de madres mexicanas que han perdido a sus hijos producto de la violencia en Sinaloa, México, publicó un libro de recetas de las comidas favoritas de sus desaparecidos.
Se trata de un homenaje para los que ya no están con ellas en donde recopilan los platos selectos de sus seres queridos.
Señora lavando los víveres en el lavavajillas. | Foto: Pixnio
LAS RASTREADORAS
Las llaman las rastreadoras. Es un conglomerado de madres que lidera Mirna Medina quien en 2014 perdió a su hijo en manos de la violencia y ahora sale dos veces por semana a recorrer la Sierra en compañía de otras madres que buscan a sus tesoros.
En exclusiva para El País, la osada mexicana contó a través de la línea telefónica que durante un tiempo recorrió el monte buscando a su hijo, hasta que dio con los restos de “mi tesoro”.
Actualmente, en la localidad el nombre de Mirna es sinónimo de valentía pues, aunque no es su lucha directa, junto a muchos familiares de desaparecidos, trabaja para encontrarlos.
Platillos variados con arroz blanco, cus cus, sopa y estofado. | Foto: Piqsels
UNA IDEA QUE LES ENCANTABA
Hacer un libro con las recetas de las comidas predilectas de sus desaparecidos era una idea que les encantaba y que ahora pudieron consumar. Y es que como la cocina les despierta los recuerdos, el texto culinario es una forma de tener siempre presente a sus amados que no están.
Aunque es una mujer fuerte, en principio, a Mirna no le agradaba mucho la idea de hacer la comida favorita de Roberto. Solo de pensarlo se quedaba fría e inmóvil. "Yo me hago la fuerte, pero tenía mucho temor”, indicó.
Sin embargo, dejando al lado el temor a recordar a su hijo muerto, Medina y otros treinta familiares se unieron para publicar un libro de cocina que revela los mejores platos de México.
“PARA ALGUIEN QUE YA NO ESTÁ”
La fotógrafa española Zahara Gómez Lucini, quien ha coordinado el proyecto de las rastreadoras dijo que “es cocinar algo para alguien que ya no está”. Sin embargo, aunque la experiencia pudo haber sido dura para la mayoría de las personas que hoy no tienen a sus familiares con ellos, también sirvió de terapia para muchos.
De hecho, Mirna reveló mientras picaba el tomate para preparar su platillo, podía escuchar la voz de Roberto diciéndole: “No tan grande, madre, no tan grande”.
También imaginó viéndolo cómo se paraba detrás de ella para meter la mano y probar un poco de la carne mientras estaba haciéndose en el sartén. “A él le gustaba que le hiciera esta receta porque decía que tenía todas las propiedades del mundo, todo lo que él necesitaba”, declaró Mirna.
Señora pelando patatas junto a un niño. | Foto: Public Domain Pictures
El plato de Mirna es las ‘pizzadillas’, que no es más que una quesadilla rellena de carne que bautizó Roberto con dicho nombre porque las picaban en forma de triángulos.
Aunque Mirna confiesa que no es buena en la cocina, cree que su ‘pizzadilla’ le quedó como de “súper chef”. Cabe destacar que, en vida, era Roberto quien las preparaba porque decía que su mamá le picaba muy grande el tomate y se podía atragantar con un trozo.
Ingredientes picados en trozos pequeños sobre un plato. | Foto: PxFuel
NADA PROFESIONAL
La guía gastronómica de las rastreadoras se hizo sin ningún conocimiento culinario profesional y aunque una de las mujeres había trabajado en un restaurante y otra hizo un curso de repostería, cada uno de sus platos surge del más profundo sentimiento hacia sus familiares desaparecidos.
Vale resaltar que el proyecto fue respaldado por los chefs mexicanos: Enrique Olvera, Eduardo García y Óscar Herrera. Los profesionales de la cocina guiaron a las mujeres y ayudaron a costear la impresión del libro en el que no solo Mirna preparó un rico plato, sino que muchas otras damas hicieron lo suyo.
Señora espolvoreando azúcar pulverizado sobre unos panecillos. | Foto: Pexels
Por ejemplo, Reina Rodríguez cocinó la carne en su jugo que más nunca había preparado desde que su hijo Eduardo murió en febrero de 2016.
En el libro hay dos recetas en honor a su hijo. Desafortunadamente, Reina todavía no ha hallado los restos de su hijo, por lo que no suelta la esperanza de hacerle algún día de nuevo, su comida favorita.
Por su parte, Carmen Rosas Morales, quien pasó a formar parte de las rastreadoras en junio de 2018, ante la desaparición de su hijo Édgar no sabía qué receta elegir porque a él le gustaba de todo, pero se decidió por unas ‘gorditas de asiento’ que son unas tortillas de maíz rellenas del sedimento de la manteca de cerdo.
Señora sacando una tarta del horno. | Foto: Pixabay
Para estas tres madres y para muchas otras, el recetario ha sido de gran ayuda para sacar parte del dolor de su alma.
Y aunque cocinar el plato favorito de sus hijos desaparecidos trae a su presente los momentos en que los compartían, tiene mucho significado para ellas porque es en la memoria de sus seres amados.
Por el momento, ante la pandemia, la impresión del mismo ha sido suspendida, pero una vez pase la cuarentena por el coronavirus, esperan poder presentarlo.