El gran negocio que se escondió tras la visita de "El chavo" a Acapulco
La famosa serie cómica de televisión mexicana tuvo algunos capítulos fuera de la habitual vecindad, donde siempre fue grabado el programa.
‘El Chavo del ocho’ fue la producción en la pantalla chica que acompañó la infancia de varias generaciones desde los años 70 tanto en México como en otros lugares de Latinoamérica.
La popular serie siempre fue grabada en el interior de la vecindad donde los personajes tenían sus apartamentos y el Chavo su clásico barril.
En otras ocasiones, los vimos en la escuela del profesor Jirafales e incluso en un parque cercano. Sin embargo, en la trama del programa existieron tres episodios que fueron la excepción y fueron llamados ‘La trilogía de Acapulco’.
Quienes eran fieles seguidores de la serie pueden recordar aquellas vacaciones del elenco en las paradisíacas playas del balneario ubicado en la costa pacífica del país azteca.
La Chilindrina se ganó una rifa para ir con Don Ramón a un viaje de descanso en Acapulco. Doña Florinda no quería quedarse atrás, entonces, preparó también su salida con su hijo Quico y el profesor Jirafales. El Chavo fue invitado por el señor Barriga, y de esa manera, todos terminaron en el ‘Hotel Emporio’.
Pero hay un detalle que los televidentes no conocen y es que esos tres capítulos de la serie fueron más una estrategia publicitaria que parte del argumento del programa.
Resulta que Emilio Azcárraga, dueño de Televisa, el canal que producía ‘El Chavo del ocho’, adquirió el hotel ‘Acapulco Continental’ y tuvo la idea de darle visibilidad en el mercado a través del programa más popular de la empresa.
Entonces, él habló con Roberto Gómez Bolaños, director de la serie, y se echó a andar el rodaje que mostró varios espacios del lujoso hotel, al que muchos mexicanos después quisieron ir para sentir que estuvieron en el mismo escenario que sus personajes favoritos.
Este viaje fue uno de los últimos capítulos en los que estuvo el elenco completo, pues a su regreso, Carlos Villagran, quien interpretó a Quico, presentó su renuncia. Tal vez eso vaticinó aquella última y emotiva reunión de todos los de la vecindad cantando alrededor de una fogata en la playa.
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