Exilio, vida sin lujo y pérdida de un hijo: miserias de María de las Mercedes de Orleans y Borbón

La royal se caracterizó por ser siempre una mujer sencilla, sin mucho gusto por las joyas ni los trajes llamativos.

María de las Mercedes de Orleans y Borbón, fue la madre del rey emérito Juan Carlos. Su vida estuvo marcada por el exilio, pocos lujos y la pérdida de un hijo que nunca logró superar.

La hija del infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias y de la princesa Luisa de Orleans destacó por su sobriedad y su interés por la familia.

EXILIADA EN ROMA

La princesa de las Dos Sicilias tuvo una vida difícil, pero eso no le restó su entereza. Exiliada con la familia real en Roma supo sobreponerse a las adversidades y sacar fuerzas para nunca flaquear.

Su existencia estuvo rodeada de importantes hombres como su padre y sus hijos. Siempre luchó por permanecer unida a los miembros de su hogar para fortalecer su núcleo.

María de las Mercedes se casó con Don Juan estando exiliada. En 1935 contrajo matrimonio en Roma, en la basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires.

La pareja tuvo un breve romance tras conocerse en la boda de la infanta Beatriz con Alejandro Torlonia. Luego de cruzar sus vidas se vieron solo una vez más en París y casi de inmediato comenzaron los preparativos para la boda. A su enlace nupcial acudieron unos 400 invitados, según recuerda Vanity Fair.

Aunque Don Juan no era el heredero de la corona española, recibió el título porque sus dos hermanos mayores renunciaron al trono y porque la ley sálica impedía que sus hermanas lo alcanzaran. Fue así como el esposo de María de las Mercedes se convirtió en Príncipe de Asturias.

EL INICIO DE SU FAMILIA

Luego de darle la vuelta al mundo en su luna de miel, se instalaron en Cannes. Allí tuvieron a su primera hija, la infanta Pilar, quien nació nueve meses después de su boda.

Ya para 1941 habían nacido todos sus hijos y se habían radicado en Lausana, Suiza, donde también vivía la reina Victoria Eugenia. Todavía exiliada, Doña María recibió el apoyo de muchas familias reales. Viviendo en Estoril los Saboya, los Orléans y los Braganza se solidarizaron y brindaron su compañía.

La princesa de Dos Sicilia vivió años de felicidad al lado de sus hijos, nietos y sobrinos. Aunque hubo un suceso que la marcó por el resto de sus días.

EL DISPARO MORTAL

La vida atravesó en su camino un suceso con el que puso a prueba su fortaleza. Aunque parecía ser una mujer de hierro, la muerte de su hijo menor, Alonso, la quebró.

Un disparo mortal y accidental le segó la vida a su retoño. Resulta que Dos Juan Carlos y el chico estaban jugando con una pistola que se accionó sin querer.

El niño recibió un impacto que le arrebató su existencia. Doña María nunca superó lo ocurrido y tuvo que ser internada en clínicas en Alemania y Suiza. Los tratamientos aplicados no surtieron efecto y regresó a España en 1978.

EN VILLA GIRALDA

De vuelta a su país natal, se instaló en Puerta de Hierro en Madrid. Vivió en una casa a la que llamaron Villa Giralda. En dicha residencia pasó años felices al lado de su familia.

Cuando llegó a la vejez, como consecuencia de una caída y posterior cirugía fallida, tuvo que permanecer en silla de ruedas, pero a pesar de su situación, en su rostro se dibujaban sonrisas.

No era una mujer como cualquier otra dama de la realeza. No usaba trajes de alta costura, ni piezas de joyería importantes. Tampoco seguía al pie de la letra los protocolos. Su único objetivo real era restaurar la monarquía en España.

Falleció el 2 de enero de 2000 en La Mareta, rodeada de su familia. A pesar de su buena salud, aquel día se retiró a descansar después de almorzar y un infarto le cerró los ojos para siempre. La abuela del rey Felipe VI tiene 21 años de fallecida, pero su nombre es ejemplo de lucha, valentía y fortaleza ante las adversidades.