La princesa Margaret se llenó de resentimiento tras la polémica entrevista de Lady Di
La reciente entrevista que el príncipe Harry ofreció en televisión, ha generado tanto revuelo como aquella que su madre dio a la BBC. La princesa Margaret jamás la perdonó.
Nuevamente, una entrevista trasmitida a través de la televisión mueve los cimientos de la realeza inglesa. La que el príncipe Harry y Meghan Markle dieron a Oprah Winfrey ha sido comparada con la que la princesa Diana ofreció en 1995 al programa Panorama de la BBC.
En ella, Diana reveló intimidades sobre su matrimonio y sobre la familia, que la realeza cuidadosamente había escondido debajo de la alfombra.
La princesa Diana y la princesa Margaret en la boda de James Ogilvy y Julia Rawlinson. | Foto: Getty Images
Pero nadie se lo tomó más personal que la hermana de la reina Elizabeth II, la princesa Margaret. Si bien la presencia de Diana en la familia nunca la había hecho sentir particularmente cómoda, tras la entrevista no volvió a dirigirle la palabra, según recoge Vanity Fair.
UNA POPULARIDAD DETESTABLE
El encanto, la belleza y la buena energía de Diana sigue deslumbrando a todos, y fue muy evidente desde su llegada a la familia real gracias a su matrimonio con el príncipe Charles.
La gran popularidad de Lady Di no era del agrado de Margaret, quien sentía que le quitaba protagonismo a su hermana, la reina de Inglaterra. Para la tía del príncipe Charles, cada portada en la que estuviera Diana, era ofensivo.
Dentro de lo posible, llevaban la fiesta en paz, hasta que Diana se atrevió a romper con todos los protocolos y dar la entrevista donde sin que le temblara la voz expuso su situación matrimonial con una sencilla expresión.
“Éramos tres en este matrimonio, así que estaba un poco abarrotado”, dijo Diana, según cita Express.
COMPORTAMIENTO IMPERDONABLE
Luego de la entrevista, la princesa Margaret se molestó a niveles inusitados, al punto de que le escribió una carta a Lady Di describiendo su comportamiento como imperdonable, no por lo que dijo, sino por haberlo dicho.
A partir de ese momento, jamás volvió a dirigirle la palabra, ni permitió que los empleados de su hogar hablaran con Diana. Y eso lo mantuvo hasta la muerte de la princesa dos años después, donde aunque asistió al funeral, no tuvo ningún gesto de respeto ante el féretro.