Papá pregunta al dueño del restaurante si puede ingresar con su hijo discapacitado - Historia del día
Las personas con necesidades especiales a menudo se enfrentan a muchas dificultades que el resto de la sociedad desconoce. Hay yugos tan silenciosos que son imperceptibles, hasta que te topas con ellos.
En esta historia del día, el dueño de un restaurante aprendió una valiosa lección que transformó en un hermoso gesto.
Niño en silla de ruedas. | Foto: Shutterstock
Javier es dueño de un bar-restaurante, y durante el día, trabaja atendiendo la barra. Un día, un cliente entró y se acercó tímidamente a la barra. Entonces, le preguntó si podía entrar a comer al bar con su familia.
Señaló a la entrada del local, donde su esposa esperaba cabizbaja junto a su hijo, en silla de ruedas. El hombre explicó que el chico a veces hace ruidos, o sacude sus brazos en el aire.
"Es que siempre que salimos mucha gente se queja de cómo se comporta mi hijo."
Javier respondió que todos son bienvenidos en su bar, pero seguía desconcertado por la pregunta. ¿Por qué un cliente pediría permiso para comer con su familia en un restaurante?
Tras reflexionar un poco, entendió que el hombre probablemente había sido echado de otros bares por la discapacidad de su hijo. Tantas veces, que ahora prefiere preguntar antes de entrar. Su corazón se rompió en ese instante.
Padre con hijo en silla de ruedas. | Foto: Shutterstock
Acto seguido, Javier se imaginó la cantidad de personas discapacitadas que enfrentan el mismo trato todos los días. Que dejan de entrar a bares y restaurantes para no tener que preguntar si son clientes "aceptables".
Decidió que debía hacer algo al respecto, pero no sabía por dónde empezar. Pasó la noche entera meditando la idea. ¿Cómo decirle a todos aquellos con necesidades especiales que son bienvenidos?
Entonces, tuvo una brillante idea: Creó un anuncio con el siguiente mensaje: "Si necesitas extensiones eléctricas para equipos médicos, hacer espacio para sillas de ruedas o cualquier otra cosa, pídalo. Todos son bienvenidos en este bar".
Colgó su anuncio sobre la puerta del local, bien iluminado y legible. La siguiente semana, el mismo hombre pasó por el bar con su familia, y al ver el anuncio, se le aguaron los ojos y entró sin pedir permiso a nadie.
¡Qué hermoso gesto!
Esta es una obra de ficción. Nombres, personajes, negocios, eventos e incidentes son productos de la imaginación del autor. Cualquier parecido con personas reales, vivas o fallecidas, o hechos reales es pura coincidencia.