Mujer en el funeral de su esposo conoce a un niño extraño que se parece a él - Historia del día

Una mujer que estaba de luto por la muerte de su esposo vio a un niño extraño que se parecía a él en su funeral. Su primer pensamiento fue que había sido infiel, pero era algo totalmente diferente.

Estela estaba como anestesiada. No había comido desde que se enteró de que su esposo, Pablo, había muerto en un terrible accidente de tránsito.

Estaba preparando el almuerzo ese día cuando recibió una llamada con la desgarradora noticia. Todavía podía recordar lo mal que se sentía estar rodeada de olores a horneado cuando su esposo nunca volvería a respirar.

Se había apresurado a ir a la comisaría de policía de su vecindario para hablar con los socorristas que habían encontrado su automóvil y su cuerpo. Al principio no la dejaban verlo para tratar de evitarle la terrible visión de lo que quedaba de Pablo.

El auto había explotado después de una larga caída desde una colina. Él siempre había sido un conductor veloz, pero ella siempre había estado segura de su confianza al volante.

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Pensar que conducir fue lo que realmente le quitó la vida había sido aún más impactante para Estela. En lugar de llorar, se dedicó a planificar su funeral. Prestó atención al más mínimo detalle e hizo planes alternativos para cubrir los cambios de última hora.

Había mucha gente debido al buen trabajo que había hecho el hombre en su comunidad durante su vida. La mujer conocía la mayoría de los rostros porque ella misma había escrito las invitaciones. Imagina su sorpresa cuando vio a un niño que apareció de repente en el funeral.

¡Era idéntico a su difunto esposo! El chico sostenía un sobre blanco sellado en sus manos. Estela sabía que no había invitado a ningún menor a la ceremonia, así que siguió al pequeño para averiguar más. Él salió de la reunión de dolientes dentro de la casa de la mujer y se dirigió a la tumba donde estaba enterrado Pablo.

La viuda mantenía cierta distancia mientras seguía al chico. No quería asustarlo antes de descubrir lo que estaba haciendo. Todo el tiempo, su mente estaba maquinando. Se parecía a su difunto esposo.

Estela pensaba que pudo haberle sido infiel y el pensamiento la entristeció. El niño llevó la carta al ataúd del hombre aún por enterrar, y allí esperó. Después de unos minutos, la mujer salió de su escondite para hablar con él.

“¿Qué estás haciendo aquí?”, preguntó, todavía asombrada por lo mucho que se parecía a Pablo. “Tengo una carta que debo entregarle, señora”, dijo el chico extraño, dándole el sobre a la mujer.

“Me iré ahora”, agregó el jovencito antes de emprender una rápida retirada, sin escuchar que Estela le rogaba que esperara. Después de que se fue, la mujer abrió la carta y leyó su contenido.

“Querida cuñada, soy Gonzalo, el hermano gemelo de Pablo, quien no me visitó durante mucho tiempo. Pido disculpas por mi insensibilidad, pero mi hermano y yo no tuvimos la relación más amistosa mientras estaba con vida”.

“Nos peleábamos mucho y después de una pelea particularmente amarga en la universidad, dejamos de hablar por completo”.

“Cuando te casaste con él me alegré, pero para entonces ya llevábamos años alejados y decidí no acercármele. Fue algo sin sentido, pero me tomó su muerte abrir los ojos”.

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“Envié a mi hijo, Juan, para que te entregara esta carta. Si necesitas algo, mi familia y yo estamos listos para brindarte toda la ayuda que podamos. Lamento tu pérdida”.

Todo el asunto fue impactante para Estela, que no tenía idea de que su esposo tenía un gemelo. Sin duda, él nunca le había hablado de eso, pero ella recordaba lo reservado que solía ser sobre sus asuntos familiares.

La mujer también sintió alivio porque sus sospechas iniciales sobre la infidelidad de su esposo habían sido infundadas.

Y en este punto, cualquier cosa que la hiciera sentir más cerca de él era un pensamiento bienvenido. Así que encontró una manera de rastrear la dirección de la carta y envió otra.

“Querido Gonzalo, es bueno saber de ti, aunque debo confesar que me tomó completamente por sorpresa. Gracias por tu oferta de ayudar, pero tengo más curiosidad por saber por qué te tomó tanto tiempo comunicarte”.

“Ambos estamos de acuerdo en que esto podría haber sucedido mucho antes. Sin embargo, el pasado es pasado. ¿Estarías dispuesto a tomarte una taza de té conmigo mañana?”.

Su hijo Juan y su esposa se pusieron a disposición para conocer a Estela, y hablaron extensamente sobre el difunto Pablo. La viuda se enteró de que Gonzalo no lo había contactado durante años porque tenía miedo de cómo habría reaccionado.

Estaba aún más preocupado por lo que la familia de su hermano pudiera pensar de él. Eso fue lo que le hizo enviar a su hijo a entregar la carta en lugar de hacerlo en persona.

Todos se hicieron amigos después de ese día y se ayudaron mutuamente a superar la pérdida de su ser querido.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

No pienses demasiado en las cosas. Gonzalo podría haber contactado a su hermano y a su familia años antes, pero su temor no se lo permitió. Lo hizo cuando perdió a su hermano en un accidente, lo que puso fin a cualquier posibilidad de reconciliación.

No permitas que una simple discusión te enemiste con tu familia. Pablo y Gonzalo se habían apartado debido a su terquedad. Ambos se habían peleado, y en lugar de disculparse y seguir adelante, dejaron que la pelea se convirtiera en otra cosa.

Eso los mantuvo separados durante años y, finalmente, de forma permanente. Lo mejor que pudo hacer Gonzalo después de la muerte de su hermano fue arreglar las cosas con su esposa.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.