Hombre oculta cámara en el dormitorio para ver si esposa le es fiel en su ausencia - Historia del día
Un hombre sospechaba que su esposa lo estaba engañando e instaló cámaras ocultas en la casa para atraparla. No podía imaginar lo equivocado que estaba.
"Por el amor de Dios. ¿Puedes por lo menos responder, Victoria? ¡Te estoy haciendo una pregunta y estás actuando como si no entendieras nada!", espetó Samuel.
"Como quieras, Samuel", dijo Victoria, ocultando su rabia mientras cortaba la carne de su plato. "Pero sería mejor si bajaras un poco la voz. Katy y Arturo se acaban de acostar. No quiero que se despierten oyendo a sus padres pelear".
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock
"Pues la verdad no me importa mucho, Victoria", dijo Samuel, sin bajar la voz. "Este silencio me tiene los nervios de punta. Todos los días es lo mismo", se quejó.
"Ya ni siquiera me preguntas cómo fue mi día, y si yo trato de hablar contigo, solo me das respuestas vagas y te vas a dormir al rato. ¿Estás harta de la relación? Si es así, ¡avísame, porque yo también estoy cansado!", gritó Samuel.
"¡Cálmate, Samuel! He tenido mucho trabajo que hacer en casa, y al final del día estoy exhausta. La mayor parte del tiempo, solo estoy pensando en todo lo que tengo que hacer el día siguiente", respondió Victoria.
"Además", continuó la mujer, "he tenido mucho más que hacer cada día desde que nació Katy. Y yo tengo que hacerme cargo de todo. Es mucho trabajo, quedo agotada", explicó.
"¡Ay, por favor, Victoria! No me vengas con esas excusas estúpidas. ¡Tú no eres la única mujer que es madre y esposa en este mundo!", exclamó Samuel. "Di la verdad, no te importa nada de lo que yo diga o haga".
"Bueno, Samuel, me preguntaste si podíamos salir este fin de semana, ¿verdad? Así empezó todo esto. Entonces, te respondo. No. Y si quieres hablar más del tema, lo siento, pero no tengo energía para eso", dijo, levantándose de la mesa.
Era el tercer mes consecutivo en el que Samuel y Victoria peleaban como perro y gato. Durante años, fueron una pareja felizmente casada, pero luego de que nació Katy, las cosas comenzaron a complicarse.
Victoria ya no preguntaba a Samuel cómo le había ido, y a veces hasta lo ignoraba. También parecía más preocupada por su salud y su figura. Iba al gimnasio temprano en la mañana, cuando Samuel seguía durmiendo.
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Volvía a casa para preparar el desayuno de su esposo e hijos, y mientras ellos comían, se iba a duchar. Normalmente, no salía del baño sino hasta que todos se habían ido de casa.
Esa creciente distancia entre Samuel y Victoria hizo que él comenzara a sospechar que ella lo estaba engañando con otro hombre. Un día cedió ante sus peores impulsos y revisó el teléfono de Victoria mientras ella dormía.
Descubrió que tenía una conversación con un número desconocido. Habían hablado todos los días durante casi una semana. De repente, recordó las veces que había llegado a casa del trabajo y encontrado la cama desarreglada.
¿Estaba su esposa siendo infiel? ¿Realmente estaba trayendo a un hombre a su casa? Samuel se quedó paralizado viendo el número. No podía acusarla de nada, no aún.
Debía atraparla con las manos en la masa. Cuando Victoria salió con los niños un fin de semana, Samuel aprovechó para instalar cámaras escondidas en su alcoba, en la cocina y en la sala.
El lunes, Samuel fingió seguir su rutina de siempre. Desayunó, dejó a los niños en la escuela, pero luego en vez de ir a la oficina, fue a un parque, estacionó su auto, y se puso a monitorear las cámaras de vigilancia.
Por horas, solo pudo ver a Victoria limpiando, cocinando y lavando platos. Pudo verla salir de casa por unos minutos, y luego volver con una bolsa de víveres.
Luego ordenó los juguetes de Katy y lavó algunos de ellos. Preparó el almuerzo de Arturo, y terminó justo a tiempo para servirlo al niño cuando llegó de la escuela. Luego lavó los platos y vio la televisión por un rato.
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Samuel comenzó a dudar de sus acciones. "¿Me equivoqué al sospechar de ella? ¿Ha estado simplemente ocupada con tareas del hogar, mientras que yo instalé cámaras por toda la casa para espiarla?", pensó.
Pero en ese momento, notó algo extraño. Victoria marcó un número de teléfono y se dirigió a la alcoba de Arturo. Minutos después, llegó el hijo del vecino, Alejandro, y Victoria le dijo a su hijo que fuera a jugar con él.
Acto seguido, fue a su alcoba y llamó a alguien. Pasó casi media hora hablando por teléfono. Minutos después apagó todas las luces de la habitación y dejó la puerta entreabierta.
Samuel se quedó mirando la pantalla, convencido de que el hombre entraría sigilosamente y finalmente atraparía a su esposa siendo infiel. Pero pasaron 20 minutos y no pasó nada.
Estaba a punto de cerrar su computadora portátil, pero en ese momento, la puerta se abrió y el rostro de victoria se iluminó. Ella estaba usando su teléfono, subió la mirada, sonrió, y le dijo a la persona que estaba en la puerta que entrara.
El corazón de Samuel se iba a salir de su pecho. Este era el momento. Tenía los ojos pegados a la pantalla. Vio cómo se acercaba una figura a la cama... era Katy, con su mochila a cuestas.
La niña encendió las luces y saltó a la cama para abrazar a Victoria con fuerza. "Por eso la cama siempre está hecha un desastre", pensó Samuel.
Victoria le dio un beso en la mejilla a su hija, y ambas salieron de la habitación. Pero Samuel aún sentía desconfianza. "Seguramente su amante la visita otro día de la semana".
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Por el resto de la semana, pasó todo el día en el parque, viendo las cámaras de vigilancia en su portátil, esperando atrapar a su esposa en el acto. Pero nunca pasó nada.
Al final, entendió que había dudado de su esposa sin razón alguna. Camino a casa ese día, le compró un ramo de sus flores favoritas y le pidió disculpas.
Admitió que había instalado cámaras en la casa, y tuvieron una discusión madura al respecto. Victoria reveló que había estado hablando con su amiga Amanda esa semana porque ella se mudaría al vecindario ese mes.
Samuel decidió que nunca volvería a dudar de su esposa. Además, llamó a un servicio de empleadas domésticas y contrató a una mucama para que ayudara con las tareas del hogar durante la semana.
A Victoria le costó mucho perdonar a Samuel por haber desconfiado de ella y haberla espiado. Poco a poco fue aceptando que quizás podría haberse comunicado mejor, y eventualmente lo perdonó.
Ahora Samuel colabora con las labores domésticas los fines de semana, y se asegura de que pasen tiempo de calidad juntos. La comunicación entre ellos mejoró mucho, y su relación volvió a ser plenamente feliz.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La comunicación es importante. Si Samuel y Victoria se hubieran sentado tranquilamente y hubieran hablado de sus problemas, las cosas no hubieran llegado al extremo de instalar cámaras para espiar.
- La confianza es crucial en una relación. Samuel se dio cuenta de que se había equivocado al dudar de su esposa. Debería haber confiado en ella en primer lugar.
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