Pobre mujer halla cochecito en calle vacía y ve a bebé que es la viva imagen de su hijo - Historia del día
La historia de hoy trata sobre una mujer que descubre una verdad impactante sobre su pasado. Tuvo la revelación después de encontrar abandonado un cochecito con un bebé casi idéntico a su hijo.
“¡Mamá! ¡Mamá! ¡Hay una carriola afuera del parque con una linda niña adentro!”, dijo a su madre. Era domingo por la mañana y Piedad había decidido ir al parque después de que su hijo Teo insistiera en jugar allí.
“Oh, ¿una niña, cariño?”, preguntó Piedad con una sonrisa gentil, secándole el sudor de su rostro después de que él corrió hacia ella. “¿Es más linda que tú?”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash
“¡Sí, mamá!”, asintió Teo con su cabecita. "Ella es hermosa, y está sola. No hay nadie con ella. ¿Podemos llevarla a casa?”.
“¿Está sola? ¿Dónde está su madre?”, quiso saber Piedad. “¿Puedes llevarme allí, cariño? Creo que su madre debe estar cerca”.
“Sí, mamá. Ven conmigo”. Teo tomó la mano de su madre y la condujo fuera del parque, donde estaba el cochecito en medio de la calle vacía.
Piedad corrió hacia el bebé, preocupada por quién la había abandonado en tal estado, solo para descubrir que la niña se parecía mucho a Teodoro. “¿Es esto algún tipo de sueño? Estoy alucinando?”, se frotó los ojos y miró a la niña, perpleja.
Pero sus dudas se desvanecieron cuando levantó a la bebé en sus brazos y una nota cayó al suelo. La tomó y empezó a leerla. “Lamento haber dejado a mi hija así, pero por favor cuídala”, decía. “Su nombre es Ava y tiene 6 meses de nacida”.
Preocupada por la situación, Piedad llevó a la bebé a casa y llamó a su esposo Daniel, que estaba de viaje por negocios. “Lamento haber llamado tan temprano, cariño”, explicó, “algo extraño sucedió hoy. ¡Estaba en el parque cuando me encontré con una bebé que se parece mucho a Teo!”.
“Eso no es posible, Piedad. Creo que estás soportando demasiado estrés. Solo informa a la policía y ellos se encargarán de eso”, murmuró, medio dormido.
“No, cariño, confía en mí. Espera, te estoy enviando una foto”. Cuando Daniel miró la fotografía, también se quedó perplejo. “¿Cómo es eso posible? ¿Qué hacemos ahora?”.
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“¡Y eso no es todo!”, continuó Piedad, preocupada. “Descubrí una nota dentro de la carriola. La madre abandonó a su hija porque no quería cuidar de ella. ¿Deberíamos hacernos una prueba de ADN?”.
“¿Qué? ¿De verdad crees que te engañaría?”, dijo David con indignación. “¡Esa bebé no es mía, Piedad!”.
“No digo esto para ofenderte, pero ¿te acuerdas de tu exnovia Carla? Me dijiste que la conociste el año pasado, te emborrachaste y no recuerdas lo que pasó después de eso. A eso me refiero cuando digo que es una posibilidad”.
“Bueno, sí, eso pasó, sin embargo, estoy bastante seguro de que no pasó nada entre nosotros”.
“Aun así, por mi bien, David, ¿podríamos hacer una prueba?”.
“¡Sinceramente, no puedo creerlo, Piedad! Estoy seguro de que no es mi hija, pero sigamos adelante y hagámoslo de todos modos. Estaré allí este fin de semana y lo haremos”.
“Gracias, cariño”, dijo Piedad y luego colgó el teléfono.
De repente, sonó el timbre. Después de mover el cochecito hacia su habitación, Piedad abrió la puerta y vio que era su madre que había venido a visitarla.
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“Hola, cariño. ¿Cómo estás y dónde está mi adorable nieto? Le hice un pastel”, dijo la mujer con una sonrisa en su rostro.
“Hola, mamá, ¿podrías venir otro día? Estoy ocupada en este momento”, dijo Piedad. No quería que su madre se enterara del bebé.
La Sra. Vizquel le haría miles de preguntas y ella estaba bastante segura de que el bebé era el hijo de Carla y David. Si su madre se enterara, sería otro escenario que Piedad sabía que no podría manejar.
“Bueno, puedo volver más tarde, cariño”, dijo la Sra. Vizquel. “Pero quiero ver a Teo. Le daré un beso y luego me iré, ¿de acuerdo?”.
“Pero mamá…”. Antes de que Piedad pudiera decir algo, la señora Vizquel entró en la casa. “Teo, ¿dónde estás, cariño? ¡Mira, la abuela te compró un pastel!”.
“¿Qué? ¿Es pastel de manzana?”. Teodoro salió corriendo emocionado y la abrazó. “Gracias, abuela. ¿Puedo compartirlo con la bebé? Mamá y yo la encontramos en el parque hoy y la trajimos a casa”.
“¿Una bebé?”. La Sra. Vizquel miró a Piedad con sorpresa.
“Ella está dentro de la habitación de mamá y papá. ¿Quieres conocerla?”, preguntó el niño.
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“Claro, cariño”, dijo la Sra. Vizquel mientras seguía a Teodoro al interior. Pero cuando miró a la bebé en el cochecito, se quedó inmóvil.
“Mira, mamá, puedo explicarte todo. No es que…”. Piedad comenzó a hablar cuando la Sra. Vizquel la interrumpió.
“Necesito hablar contigo en privado, Piedad. ¿Puedes quedarte aquí un rato, Teo? Mamá y yo volveremos”, le dijo a su nieto, quien obedeció mientras madre e hija salían de la habitación.
“¡Te ves bastante preocupada! ¿Qué te pasa, mamá?”, preguntó a su madre, que parecía nerviosa y al borde de las lágrimas.
“Bueno, cariño, ¿recuerdas cómo un día cuando volviste a casa de la escuela, me preguntaste por qué no te parecías a mí mientras otros niños se parecían a sus padres?”, dijo su madre con voz temblorosa.
“No es que no quisiera decirte la verdad, Piedad, pero la realidad es que eres mi hija adoptiva y tienes una hermana gemela”.
“¡¿Qué?!”. Piedad se quedó paralizada en estado de shock.
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“Sí, cariño. Todo comenzó cuando me dijeron que no podía tener un bebé. Tu padre estaba muy ansioso y peleamos mucho. Asumí que si teníamos un hijo, todo estaría bien”.
“Como resultado, te adoptamos de un orfanato mientras tu hermana fue adoptada por una familia diferente. Al principio, las cosas estaban bien entre tu padre y yo, gracias a ti. Cuando cumpliste cuatro años, él simplemente se fue”.
"Después de eso, me sumergí en el trabajo para olvidarme de él, y eso me ayudó. No obstante, nunca tuve las agallas para decirte que no eras mi hija. Tu padre ya me había dejado, y tenía miedo de perderte también si llegaras a saber la verdad”.
“La bebé que encontraste hoy es la hija de tu hermana Amanda. Hace dos días, regresaba del mercado cuando me encontré con una mujer sin hogar con un bebé. La reconocí de inmediato y la llevé a casa. Se quedó esa noche, pero cuando vine a despertarla a la mañana siguiente, se había ido con su hija”.
“Pero mamá”, Piedad rompió a llorar. “¡Si me hubieras dicho la verdad antes, podría haber ayudado a mi hermana!”
“Te lo iba a decir, cariño, pero todo pasó demasiado rápido. Informé a la policía, sin embargo, no ha habido noticias de tu hermana. Tenemos que informarles que hemos encontrado al bebé con la esperanza de que encuentren a Amanda pronto. Huyó de su marido abusivo. Su familia murió en un incendio, por lo que no tiene a nadie que la cuide”.
Piedad estaba preocupada por su hermana. Corrió al dormitorio, llamó a David y le contó todo. “Siento haber dudado de ti, cariño. No puedo creer que mamá haya escondido la verdad de que tengo una hermana gemela. ¡Quiero encontrarla pronto!”.
Y así sucedió. Una semana después, la Sra. Vizquel recibió noticias de la policía de que Amanda fue encontrada en un contenedor de basura detrás de un restaurante. Cuando Piedad la conoció, no podía dejar de llorar. La abrazó y le prometió que nunca más la dejaría sola.
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Más tarde, las dos hermanas fueron a la casa de su madre, quien alimentó a la joven madre, la lavó y le dio ropa limpia. Amanda agradeció a la Sra. Vizquel y Piedad por cuidar a su hija, y así fue como las dos hermanas se reunieron.
¿Qué podemos aprender de la historia?
- Dios trabaja de maneras misteriosas. Piedad no podría haber imaginado que tenía una hermana y que la conocería algún día, pero sucedió.
- Las mentiras tienen una forma de salir a la luz. La Sra. Vizquel había pensado que Piedad nunca se enteraría de su hermana gemela, pero finalmente, todo salió a la luz.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.