Pobre mujer le ruega a madre de gemelos que críe a su bebé antes de morir en el parto - Historia del día

Cuando Madison ingresó al hospital dos semanas antes de dar a luz, esperaba que su estancia allí fuera solitaria, con la única compañía del odioso olor de los medicamentos y de las inyecciones no deseadas que su médico le había recetado para las complicaciones de su embarazo.

Debido a la escasez de habitaciones en el hospital, le habían asignado una donde compartiría con otras pacientes. Ella pensó que al menos podría salir de su aburrimiento y conversar. Pero eso no ocurrió sino hasta dos días después, cuando dos mujeres fueron trasladadas a la habitación.

Una de ellas era la señora Karen, quien se encontraba en estado crítico, y estuvo inconsciente casi todo el tiempo, con los médicos corriendo constantemente a su lado para controlar sus niveles de presión arterial. La otra mujer, llamada Carly, estaba embarazada y Madison se alegró de tener la compañía de otra futura mamá.

"¿De cuánto tiempo estás embarazada?", le preguntó un día Madison, tocando suavemente su barriga con una sonrisa.

"Para mí es el sexto mes", respondió Carly. "Los médicos me dicen que mi bebé podría nacer prematura. ¿Y tú?".

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"Mi fecha de parto es la próxima semana. Mi marido está de viaje de negocios, pero ha dicho que llegará pronto. Espero que todo vaya bien. ¿Estás aquí sola?".

"Desgraciadamente, sí", contestó Carly, esta vez con los ojos llenos de lágrimas. "Mi esposo no quería criar a la niña, así que me dejó, y mis padres murieron hace tiempo".

"No te preocupes", la consoló Madison. "Estoy segura de que tú y tu bebé estarán bien".

"Bueno, yo también espero eso", expresó Carly. "Ya tengo 40 años, y mi embarazo es realmente complicado. Pero es mi última oportunidad de conocer la alegría de la maternidad, y quiero que mi bebé esté sana y salva."

"Todo irá bien. Tanto tú como tu hija estarán bien", le aseguró Madison.

Con el paso del tiempo, Madison se hizo amiga de Carly, a diferencia de las enfermeras que la odiaban por el simple hecho de ser pobre.

Carly, aunque débil y frágil, era una mujer bonita y bastante hábil en el arte de tejer. Nunca reaccionó al sarcasmo del personal médico y se regocijaba en cada pequeño momento feliz, a veces hablando de su difunta mamá y otras veces de lo buena madre que sería para su hija.

Unos días más tarde, cuando los médicos le informaron de que los resultados de sus exámenes eran buenos y que la bebé nacería pronto, se puso muy contenta. "¿Lo has oído, Madison? Pronto seré madre. Estoy muy contenta", dijo.

"¡Sí, Carly! Serás una madre increíble". Le aseguró Madison.

Sin embargo, esa noche, Madison se despertó sobresaltada por los gritos del personal médico que entraba y salía de la habitación, gritando el nombre de Carly. "¿Estás bien, Carly?", murmuró mientras se levantaba lentamente, solo para darse cuenta de que ella no estaba en su cama.

"¡Dios mío! ¡Carly! ¿Puede decirme dónde está?" Preguntó a una enfermera que buscaba algo cerca de la cama.

"La llevaron de urgencia a la UCI debido a una complicación", se apresuró a explicar la enfermera.

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El comentario de la enfermera hizo que Madison se preocupara. Se sentó en su cama, ahora completamente despierta, esperando que Carly y su hija estuvieran bien.

Unos minutos después, la habitación quedó en silencio y el personal médico se había marchado. Carly seguía sin estar allí. Madison se quedó dormida esperando a que volviera, y entonces tuvo un sueño extraño.

Carly llevaba un vestido de verano blanco y sonreía mientras caminaba por un campo de trigo. "Es hora de decir adiós, Madison", dijo. "Es una pena que no nos volvamos a ver. Por favor, cuida de mi hija. Es una petición".

"Pero Carly..." Madison comenzó a hablar cuando la vio darse la vuelta y desaparecer en el campo de trigo. "¡Espera un momento, Carly! ¡¡¡CARLY!!!," gritó con todas sus fuerzas y se despertó. Había roto fuente, se agarraba la panza y gemía de dolor.

"¡Prepare el quirófano!", le indicó un médico a la enfermera mientras corría hacia Madison tras escuchar sus fuertes gritos. "¡RÁPIDO! TENEMOS QUE REALIZAR EL PARTO AHORA MISMO".

Una hora después, Madison dio a luz a dos niños sanos. Estuvo inconsciente durante un rato después del parto, y cuando se despertó vio que eran alrededor de las 4:00 de la mañana.

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"Mis bebés... ¿Están bien?", le preguntó preocupada al doctor. "Sus gemelos están absolutamente bien", le aseguró. "También le hemos informado a su marido, que llegará pronto".

"¿Y Carly, doctor? ¿Está bien?".

"Lamentablemente, Carly falleció después de dar a luz. Su hija está en la UCIN, y realmente esperamos que la niña sobreviva".

"¡Oh, Dios mío! ¡Ese sueño! Fue..." Madison no podía dejar de llorar cuando se enteró de la muerte de Carly.

Cuando su marido Freddy llegó al hospital decidió hablar con él sobre la adopción de la hija de Carly. Afortunadamente, cuando se enteró de la historia, no se opuso a la adopción. Los trámites comenzaron al día siguiente y, un mes después, la hija de Carly era oficialmente su hija.

"¡Emma! ¿Qué te parece, cariño? ¿Le queda bien este nombre a nuestra hijita?", preguntó Freddy, sosteniendo a la beba en sus brazos mientras salían del hospital.

"Por supuesto, Freddy. Pero me gustaría que Carly estuviera aquí para ver lo encantadora que es su hija", dijo Madison, volviéndose hacia Emma, que miraba a sus padres adoptivos con sus preciosos ojos.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

Todo sucede en la vida por una razón: Madison conoció a Carly en el hospital porque estaba destinada a convertirse en madre de 3 hijos y a criar tres hermosos niños.

Las familias se construyen con amor, no necesariamente con lazos de sangre: Madison y Freddy adoptaron a la hija de Carly y la acogieron de todo corazón en su familia.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.