logo
página principalHistorias Inspiradoras
Un relicario | Foto: Shutterstock
Un relicario | Foto: Shutterstock

Huérfano quiere un carro a control remoto por Navidad: abuela le regala un collar viejo - Historia del día

Mayra Pérez
30 dic 2021
07:30

El día de Navidad, Kevin huyó luego de recibir el regalo de su abuela. Al regreso, supo que la habían trasladado al hospital y corrió a su lado. Luego recibió una sorpresa.

Publicidad

“¡Abuela! ¡Regresé! ¿Dónde estás?”, gritó Kevin mientras cerraba la puerta de su casa. Su abuela, Sandra, ya tenía que estar despierta. Era la mañana del 26 de diciembre, y él estaba de regreso después de la gran pelea que habían tenido el día anterior.

Durante meses, le había estado suplicando que le consiguiera un auto a control remoto genial que se conectara a su teléfono, ya que todos sus amigos habían pedido lo mismo y él también quería uno.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Pero la abuela le regaló un viejo collar de medallón que odió de inmediato. “Los varones no usan collares así”, pensó.

Después de darle el relicario, Kevin salió corriendo. Estaba tan enojado que ya no quería estar con la abuela. Desafortunadamente, sus padres habían muerto años atrás en un accidente automovilístico y él se había mudado con ella.

Publicidad

Ya era bastante malo que no tuvieran mucha familia con quien pasar la Navidad, y él sentía que tan solo le había pedido una cosa y la merecía. Kevin sabía que el dinero no era un problema para su abuela. Vivían cómodamente. Entonces, “¿por qué no pudo conseguirme lo que pedí?”, se preguntaba.

Ahora estaba de vuelta sintiéndose un poco culpable por su reacción y quería disculparse con su abuela. Pero él de verdad quería ese juguete e iba a tratar de convencerla de que lo comprara.

De repente, alguien llamó a la puerta. Era su vecino, el Sr. De la Cruz. El hombre mayor miró al chico con algo de alivio

“Oh, finalmente estás aquí, muchacho”, dijo. “Vamos. Tenemos que ir rápido”.

“¿A dónde vamos?”, preguntó Kevin, extrañado. El vecino era muy amistoso, pero no sabía mucho de él.

“¡Chico! ¡Tu abuela está en el hospital! ¡Se suponía que iban a llamarte! ¡Vamos! ¡Rápido!”, dijo el hombre, chasqueando los dedos para que Kevin se apresurara.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Publicidad

Los ojos del chico se agrandaron y comenzó a buscar su teléfono. No se dio cuenta de que se había quedado sin batería durante la noche. Corrió hacia el Sr. Cruz y se subió al auto que lo esperaba afuera.

Llegaron a la habitación de la abuela en el hospital y Kevin se sentó junto a su cama, pensando en todo tipo de cosas. El momento lo envió de regreso a la muerte de sus padres, y no fue agradable.

Al parecer, la mujer mayor se había desmayado después de horas de preocupación. El vecino dijo que volvería más tarde y se marchó. Fue entonces cuando Kevin rompió a llorar.

“¡Lo siento mucho, abuela! ¡No puedo creer lo egoísta que fui! ¡Por favor! ¡No puedes morir! ¡No puedes! ¿Qué haré? ¿A dónde iré? ¡Lo lamento! ¡Seré un buen chico a partir de ahora! ¡Lo juro!”, dijo Kevin sollozando y apoyó la cabeza en los brazos sobre la cama.

Su cuerpo se movía por el llanto, por lo que Kevin no notó los movimientos de su abuela. De repente, su mano estaba acariciando su cabeza y él la miró. “¡ABUELA!”, exclamó y saltó para abrazarla.

Publicidad

“Está bien, está bien”, se rio la mujer mayor y le devolvió el abrazo. “Estoy bien”.

Cuando Kevin se calmó y se secó las lágrimas, Sandra le sonrió. “¿Entonces vas a ser un buen chico a partir de ahora? ¿Vas a hacer todas tus tareas sin quejarte?”, preguntó ella con humor.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Kevin se rio torpemente y se pasó la mano por la nuca. “Me portaré bien, abuela. Lo prometo”, respondió.

“¡Que bien! En ese caso, tengo una sorpresa para ti en casa”, dijo Sandra misteriosamente, sin agregar nada más.

Los médicos dieron de alta a la abuela ese mismo día. Entró en su habitación y sacó un regalo enorme. Era el coche de radiocontrol que Kevin quería.

Publicidad

“Te conseguí esto desde el principio. Pero estabas tan enojado que te escapaste antes de que pudiera decir nada. ¡No vuelvas a hacer eso!”, dijo la abuela mientras le entregaba el regalo.

Kevin no podía creerlo. Lo desenvolvió y comenzó a jugar con él de inmediato. Pero en el fondo de su mente, pensó en lo egoísta y malcriado que había sido. Juró no volver a hacer eso nunca más.

Después de jugar un rato, su abuela le hizo abrir el relicario, que contenía fotografías de sus padres.

“Me encanta, abuela. Es mejor que el coche. Lo juro”, susurró Kevin, avergonzado por su actitud.

Nunca más dio por sentada la presencia de su abuela e hizo todo lo posible por cumplir con todas sus tareas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Publicidad

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El sufrimiento o las buenas acciones no te hacen merecedor de recompensas. Aun los niños deben entender que no deben esperar o exigir regalos por Navidad o por cumpleaños.
  • Los mejores regalos vienen del corazón. Agradece todos los obsequios que recibas, incluso si no son lo que esperabas o querías.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala ainfo@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares