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Un mendigo | Foto: Shutterstock
Un mendigo | Foto: Shutterstock

Niña mendiga le da su comida a una anciana ciega y recibe una casa al día siguiente - Historia del día

Georgimar Coronil
01 ene 2022
03:45

Una mendiga se somete a la prueba de una anciana ciega y es recompensada con un lugar para vivir; la mayoría de la gente habría fracasado en el desafío.

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Karen era una joven pobre que creció huérfana después de que sus padres la abandonaran frente a un convento. Las hermanas de la abadía la habían acogido, como a todos los niños que dejaban a su puerta, y la criaron con enseñanzas moralmente correctas y todo el amor que podían dar.

A pesar de la hospitalidad, la chica se marchó a los 18 años para ser independiente. Dos años después que abandonó la abadía, Karen seguía viviendo al día porque no estaba calificada para aplicar a trabajos mejor pagos.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Lo único en lo que realmente destacaba era cantando, así que eso es lo que hacía. A los 20 años, su voz había madurado hasta convertirse en la de una jovencita, y cuando recitaba alguna melodía, la gente la escuchaba y le daba propinas.

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Con el canto ganaba lo suficiente para subsistir, pero deseaba más. Un día se dirigió a una nueva calle y se puso a cantar un tema religioso que aprendió en el convento, atrayendo a muchas personas.

El público disfrutó de la interpretación y recibió varias propinas. Obtuvo casi 10 dólares, así que compró un té y un sándwich de pollo.

Era su primera comida de verdad en un día y se le hizo agua la boca cuando se dispuso a comerlo. El sándwich estaba a medio camino de su boca cuando oyó un resoplido a su lado.

Karen había estado tan concentrada en la comida que no se había dado cuenta de que una mujer y su perro se acercaban a ella. "¿Puedo ayudarle?", preguntó molesta.

Miró a la mujer y se fijó en las sombras oscuras que cubrían sus ojos. El perro era un pastor alemán de aspecto elegante que permanecía atento con la lengua fuera.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Karen estaba a punto de repetir la pregunta cuando la mujer habló de repente. "Soy ciega, pero mi perro ha captado el olor de lo que estás comiendo y debo admitir que huele bien. ¿Es pollo?", preguntó la mujer.

Karen, que inmediatamente se sintió mal por hablar de forma grosera al conocer la condición de la mujer, respondió rápidamente: "Es un sándwich de pollo", dijo.

"¿Ah, sí?", dijo la mujer. "Tengo mucha hambre porque no he comido en varios días. ¿Podría compartirlo conmigo?".

"Esta mujer probablemente lo necesite más, siempre podría cantar para conseguir más dinero", pensó Karen. Le entregó el bocadillo a la anciana y le dijo: "Sí, claro. Tómelo. Yo compraré otro".

La mujer aceptó de buen grado, pero en lugar de irse, se sentó. Hablaron mientras ella se comía el sándwich y, diez minutos después, se había ido.

Karen permaneció sentada tratando de ignorar el rugido de su estómago durante otros 20 minutos antes de que un joven se acercara a ella. "He visto lo que has hecho por esa mujer", le dijo. "Toma, come este sándwich".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Era un sándwich de pollo, como el que ella había regalado. "Pues mira, la bondad vuelve", pensó ella.

Al día siguiente, Karen se encontraba en el mismo lugar cuando, de repente, vio de nuevo a la mujer. Esta vez, caminaba sola, sin su perro y sin los lentes que ocultaban sus ojos.

Caminaba sola y parecía poder verlo todo, incluso a Karen, que observaba con la boca entreabierta cómo la señora se dirigía hacia ella.

"Sé que estás sorprendida. Ayer te estuve viendo cantar y sentí tu sinceridad", dijo la mujer cuando llegó a Karen.

"Pero... pero", tartamudeó Karen.

"Me llamo Cindy, y para ser sincera, estaba paseando con mi perro cuando me fijé en ti", continuó la mujer, sonriendo de oreja a oreja.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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"Ayer, un amigo me robó algo de dinero y decidí no hacer nunca favores a la gente. Pero cuando te vi, quise hacer un experimento, uno que me ayudaría a decidir si seguiría con la decisión o no."

Cindy reveló que se sorprendió cuando Karen le entregó su sándwich. "Podrías haberte alejado simplemente, negarte o decir que no tenías ningún sándwich. Pero decidiste ayudar, y por eso yo también te ayudaré".

La mujer sacó algo de su bolsillo y lo puso en una caja que colocó cerca de Karen. "Gracias por darme una razón para seguir siendo amable", dijo Cindy y se fue con una sonrisa.

Cuando se fue, Karen tomó la caja para ver qué contenía y encontró unas llaves pegadas a la dirección de una casa y una nota que decía: "¡Esta casa es tuya ahora!".

Karen no podía creer su suerte. Corrió en dirección a la mujer que le había dado la llave, pero no la encontró. Unos días después, empezó a vivir en la casa y pudo empezar a solicitar actuaciones.

Tardó algún tiempo, pero finalmente recibió llamadas de restaurantes y locales que querían sus servicios, y pronto le fue bien.

Sin embargo, Karen seguía en la casa y, de vez en cuando cantaba en la calle y ofrecía una bonita actuación con la esperanza de que algún día pudiera conocer a su benefactora y darle las gracias por ese día.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué ganamos con esta historia?

  • La amabilidad siempre cumple un ciclo completo: Cuando Karen regaló su comida, nunca esperó recibir una de vuelta, pero lo hizo, y nada menos que de un desconocido. Él había visto lo que hizo por la mujer ciega y quiso recompensarla, prueba de que ser amable es un ciclo que nunca se detiene.
  • Un simple acto de bondad llega muy lejos: Cindy se habría decepcionado después de haber sido traicionada por un ingrato al que llamaba amigo; sin embargo, Karen pudo ayudarla a tomar una mejor decisión a través de su simple acto de bondad.

Comparte esta historia con tus amigos. Puede que les alegre el día y les inspire.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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