logo
página principalHistorias Inspiradoras
Un niño en la nieve | Foto: Shutterstock
Un niño en la nieve | Foto: Shutterstock

Niño pobre casi muere al salvar a compañero de ahogarse: al otro día ve auto lujoso detenerse cerca del hospital - Historia del día

Un bravucón que arriesga su vida para salvar a un compañero de clase se sorprende cuando ve a sus padres salir de un automóvil de lujo desconocido estacionado afuera del hospital.

Publicidad

Ronald Hernández era un bravucón de clase muy impulsivo. Ninguno de sus compañeros se atrevía a oponerse a él cuando les decía o exigía algo.

Por supuesto, había quejas en su contra y sus padres lo regañaban y castigaban por intimidar a otros niños. Aunque los castigos solo habían hecho que Ron dejara de intimidar a sus compañeros frente a sus maestros, pero seguía intimidándolos a espaldas de los adultos.

Un niño | Foto: Pexels

Un niño | Foto: Pexels

Pero el chico no tenía toda la culpa de esto. Los niños en crecimiento, particularmente los hijos únicos, anhelan la atención de sus padres. Pero Ronald nunca recibió nada de eso.

Su padre trabajaba día y noche para mantener a su familia, y su madre había comenzado recientemente a trabajar como empleada doméstica en la casa de su compañero de clase, Pedro. Eso hizo que Ronald se sintiera aún más irritado y dirigiera su ira hacia el niño.

Publicidad

Cada vez que Pedro entraba al salón de clases, Ronald se burlaba de él. “Oye, Pedro el cobarde. ¿Vas a quejarte de mí otra vez? Te lo advierto, si lo vuelves a hacer, no podrás mostrar tu cara a los demás”.

Pero el niño decidió dejar de reaccionar ante los comentarios crueles de su compañero. Pedro había escuchado a Ronald hablando con sus padres en la sala de profesores después de que se quejó de él.

El chico estaba llorando y arremetiendo contra sus progenitores por no darle suficiente tiempo y atención y admitió que intimidaba a otros para llamar su atención. Ese día, Pedro se dio cuenta de que la mejor manera de ayudar a Ronald era dejar de reaccionar ante sus acciones.

Sin embargo, el bravucón no estaba listo para darse por vencido. Sabía que su compañero era un estudiante diligente y trabajador que nunca molestaba a nadie, ni siquiera a él cuando lo intimidaba tanto.

Niño sentado en un salón de clases mostrando sus puños. | Foto: Pexels

Niño sentado en un salón de clases mostrando sus puños. | Foto: Pexels

Publicidad

Así que verlo calmado y concentrado todo el tiempo enfureció aún más a Ronald. Por eso continuó burlándose y ridiculizando a Pedro frente a los demás.

Un día, el bravucón y algunos de sus compañeros de clase estaban patinando sobre un lago congelado justo al lado de su escuela después de la hora de salida. Cuando Pedro los vio divertirse quiso unirse a ellos.

Pero, cuando se acercó, Ronald comenzó a burlarse de él. “¡Miren, es Pedro el cobarde otra vez! Oye, perdedor, ¿qué haces aquí?”.

“¿Puedo unirme a ti y a los demás, Ronald? Mira, sé que no te agrado, pero realmente quiero jugar con ustedes. ¡También me encanta patinar!”.

Ronald rio sarcásticamente. “Lo siento, pero no jugamos con perdedores como tú. ¡Tal vez deberías buscar algunos gatos asustados como tú y divertirte con ellos!”.

“Pero, ¿y si les digo que, si me dejan jugar con ustedes, pueden quedarse con mi auto a control remoto?”.

“¿Qué? ¿Tu auto a control remoto?”, Ronald estaba intrigado.

“¡Sí, hagamos una apuesta! Podemos correr a través del lago, y si gano, debes dejar de intimidarme y podemos ser amigos, pero si ganas, puedes tener mi nuevo auto control remoto”.

Publicidad

Ronald sonrió. “Mira, perdedor, estoy bien con la parte de la apuesta del auto a control remoto, pero no voy a dejar de ponerte en tu lugar. Así que decidiré la siguiente parte de la apuesta: no te intimidaré por una semana si ganas. ¿Trato?”.

Niño caminando sobre el suelo lleno de nieve. | Foto: Pexels

Niño caminando sobre el suelo lleno de nieve. | Foto: Pexels

“Mmm... ¡Está bien! ¡Hecho!”, Pedro balbuceó, extasiado por ganar la carrera. Los dos niños usaron sus cascos de seguridad y Pedro también se puso sus patines y rodilleras. Algunos de sus compañeros estaban animándolo, mientras que otros aplaudían a Ronald.

Uno de los amigos del bravucón, José, contó hasta tres y los niños cruzaron el lago congelado a toda velocidad. Ronald fue mucho más rápido que Pedro, y rápidamente lo alcanzó.

Publicidad

Pero en ese momento notó que el lago se estaba agrietando después de cierto punto, particularmente en la dirección de Pedro.

Ronald disminuyó la velocidad y se dio la vuelta cuando notó que su compañero se estaba acercando a él.

“Pedro, por favor espera”, dijo Ronald, deteniéndose abruptamente. Pero el niño estaba tan emocionado que no lo escuchó.

Cuando llegó al otro extremo del lago, el hielo debajo de sus pies se agrietó y cayó al agua.

“¡Ayuda!”, suplicó Pedro, tratando de salir del agua helada.

Ronald se dio cuenta de que Pedro no sabía nadar. Corrió para ayudarlo y lo arrastró fuera del lago.

Paisaje montañoso nevado. | Foto: Pexels

Paisaje montañoso nevado. | Foto: Pexels

Publicidad

Algunos de los amigos de Pedro llegaron a la orilla del lago y se lo llevaron, pero justo cuando Ronald estaba a punto de irse, el trozo de hielo bajo sus pies se rompió y cayó al agua.

Trató de nadar para salir, pero la temperatura helada del agua, combinada con su profundidad, finalmente fueron demasiado para él y no pudo salir.

En ese momento, sus compañeros de clase llamaron rápidamente a su maestro, quien de inmediato marcó el número de emergencias.

Un equipo de salvavidas y paramédicos llegó al lago y transportó al niño al hospital mientras los funcionarios de la escuela informaban a sus padres sobre la situación.

Ronald estuvo inconsciente durante un día entero después del accidente. Cuando despertó, ya era por la tarde.

Se levantó lentamente de su cama y miró a su alrededor, perplejo por el entorno desconocido. De repente, una médica entró en su habitación.

“¿Estás mejor, Ronald?”, preguntó ella. El chico asintió con la cabeza y susurró un sí con una sonrisa. La médica le devolvió la sonrisa y dijo: “Hay alguien a quien le gustaría verte”, dijo la doctora.

Publicidad

“¿Alguien quiere verme?”, preguntó el chico, perplejo. La médica señaló la ventana, donde Ronald vio un auto Mercedes-Benz negro estacionado.

Automóvil negro de lijo. | Foto: Pexels

Automóvil negro de lijo. | Foto: Pexels

Volvió a mirar por la ventana y esta vez vio salir a sus padres. “¿Mamá, papá?”, se preguntó el niño. ¿Ese es el automóvil de mamá y papá?”.

El niño estaba demasiado aturdido para hablar cuando sus padres entraron en su sala. “¡Ay, Dios mío, Ronald!”, dijo su madre, sollozando. “¿Estás bien, cariño? Estábamos aterrorizados”.

“Estoy bien, mamá”, se quejó el chico. ¡Por favor, dejen de actuar como si ustedes se preocuparan por mí!”.

“¿Te dije lo valiente que eres, Ronald?”. El médico le dedicó una sonrisa amistosa. “Ayer salvaste a un compañero de ahogarse. Pero debes tener cuidado cuando no hay un adulto cerca. Menos mal que los paramédicos llegaron a tiempo y te rescataron. Era un caso grave de hipotermia”.

Publicidad

“¿Puedo irme a casa ahora, doctora?”, preguntó el chico de inmediato, irritado por toda la situación y convencido de que la doctora estaba fingiendo poner una sonrisa mientras hablaba con él.

“No de inmediato, Ronald, porque tenemos que hacer algunas pruebas, pero si tus informes son normales, podemos darte el alta pronto. Por cierto, ¿no quieres saber quién es tu visitante especial?”.

“¿Visitante especial?”.

“Sí. Es tu amigo de ayer”, dijo la doctora mientras invitaba a Pedro a entrar en la habitación.

Una doctora sentada frente a su escritorio. | Foto: Pexels

Una doctora sentada frente a su escritorio. | Foto: Pexels

“Hola, Ronald. Quería agradecerte por salvarme ayer. Esto es para ti”, le dijo el chico mientras le daba un regalo.

Publicidad

Ronald miró a sus padres, dudó en aceptar el obsequio, pero su madre asintió para que se lo quedara.

“Pedro nos contó todo”, dijo su padre. “Estoy orgulloso de que lo hayas ayudado, pero debes tener más cuidado. Aunque no es tu culpa. Deberíamos haberte vigilado”.

“Nos disculpamos por no darte tiempo. Además, los padres de Pedro son muy amables. Nos dejaron aquí antes de irnos al trabajo, y Pedro nos acompañó porque quería verte y darte las gracias”.

“¡Ah, entonces era el auto de Pedro!”.

“¿Están realmente orgullosos de mí?”, preguntó Ronald, con los ojos llorosos.

“Sí, hijo”, dijo su madre mientras lo abrazaba. “Estamos extremadamente orgullosos de ti. Nos disculpamos por no poder darte suficiente tiempo. Pero nunca volverá a suceder”.

“Gracias”, dijo el niño, devolviendo el abrazo a su madre.

“¿No vas a abrir el regalo, Ronald?”, preguntó Pedro, sintiéndose un poco tímido en medio del emotivo momento.

Pequeña caja de regalo. | Foto: Pexels

Pequeña caja de regalo. | Foto: Pexels

Publicidad

“Lo haré”, contestó el chico mientras desenvolvía el regalo y se secaba las lágrimas.

En el interior encontró una figura de acción del Capitán América y una nota. “Gracias por salvarme la vida, superhéroe. ¿Quieres que seamos amigos?”, decía el escrito.

Pedro le sonrió a Ronald y le preguntó: “¿Te gusta el regalo?”.

“¡Sí! ¡Me encanta! El Capitán América es mi Vengador favorito. ¡Gracias, Pedro!”, exclamó el niño devolviéndole la sonrisa a su compañero. Desde ese día, los dos niños han sido grandes amigos.

Ronald también ha dejado de intimidar a los otros chicos de su escuela y ahora es un mejor compañero de clase e hijo. De hecho, sus profesores ahora lo citan como ejemplo para otros niños en la clase.

Y, lo más importante, a pesar de sus apretadas agendas, sus padres le brindan el tiempo y la atención que necesita.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Dale tiempo a tus hijos. Ronald no era exactamente un niño malo en el fondo. Intimidaba a otros solo para llamar la atención de sus padres.
  • Un solo incidente puede alterar drásticamente la vida de alguien. El acto de bondad de Ronald hacia Pedro hizo que sus padres y todos los demás se dieran cuenta de que no era una mala persona y que debían cuidar adecuadamente a su hijo y dedicarle suficiente tiempo.
Publicidad

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
info

AmoMama.es no promueve ni apoya violencia, autolesiones o conducta abusiva de ningún tipo. Creamos consciencia sobre estos problemas para ayudar a víctimas potenciales a buscar consejo profesional y prevenir que alguien más salga herido. AmoMama.es habla en contra de lo anteriormente mencionado y AmoMama.es promueve una sana discusión de las instancias de violencia, abuso, explotación sexual y crueldad animal que beneficie a las víctimas. También alentamos a todos a reportar cualquier incidente criminal del que sean testigos en la brevedad de lo posible.

Publicaciones similares