Mujer mayor finge estar muerta para elegir a su heredero entre sus hijos - Historia del día
Una anciana decidió hacerle una broma desagradable a sus hijos para ver quién era lo suficientemente digno como para heredar su riqueza.
Ágatha Sierra se estaba muriendo y ella lo sabía. La mujer de 83 años se convirtió en madre de cuatro hijos junto a su difunto esposo, Ronald.
Sin embargo, esos niños se habían convertido en adultos y se mudaron de casa para comenzar sus propias vidas. Era algo de lo que Ágatha debía sentirse orgullosa, pero en realidad sentía lo contrario.
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Esto se debía a que todos sus hijos se habían interesado principalmente en cosas materiales a expensas de emociones importantes como el amor. En su búsqueda de dinero, habían perdido la mayor parte de su humanidad.
Ágatha les había enseñado valores como la bondad, el amor, la simpatía y la empatía en su infancia, pero nada de eso importaba frente al dinero o todo lo material que buscaban poseer.
Además de eso, sus cuatro hijos siempre se olvidaban de llamarla. Al menos eso es lo que le decían cada vez que los confrontaba.
"He estado trabajando mucho, mamá", le decía Beltrán, su hijo mayor. "Se me olvidó por completo, pero iba a llamar para ver cómo estabas", se excusaba Sandra.
Juan y María, los gemelos que trabajaban como periodistas, justificaban la falta de atención hacia su madre por sus horarios de trabajo y múltiples ocupaciones.
Beltrán y Sandra tenían más de 50 años y tenían sus propias familias. Así que, si los negocios no los mantenían alejados, tenían muchas otras responsabilidades.
Pero Ágatha deseaba que al menos le dieran la oportunidad de pasar más tiempo con sus nietos. Sandra tenía dos hijos y su primogénito había traído al mundo a un niño.
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Juan y María tenían más de 30 años y aún no habían formado sus propias familias. Le preocupaba que ninguno de los dos pensara en lo rápido que pasaba el tiempo, pero sabía que no apreciaban que mencionara el tema.
Ágatha era muy consciente de que cada uno de sus hijos solo estaba tratando de construir una buena carrera. Esperaba que siguieran siendo buenos y amables.
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A la mujer le dolía que ninguno de sus cuatro hijos se dignara siquiera visitarla por el simple hecho de verla y ponerse al día con el tiempo perdido.
En una ocasión, le estaba contando a su amiga Sharon. "Simplemente no entiendo por qué estos niños no quieren volver a casa para pasar tiempo conmigo", dijo. "Y tienen excusas aparentemente importantes, así que no sé cómo razonar con ellos".
"¿Es eso lo que tú crees?", preguntó su amiga.
"Sé que siempre han sido así, pero ahora se ha vuelto aún más obvio y mi abogado me ha pedido que escriba mi testamento", respondió Ágatha con tristeza.
"¿Supongo que eso es algo malo?", preguntó Sharon.
"Sí, lo es", dijo Ágatha. "No tengo idea de cómo repartiré lo poco que tengo entre mis cuatro hijos. Luego está el pequeño problema de no saber exactamente quién merece cada cosa".
"Sé lo que puedes hacer para determinar eso", manifestó Sharon con orgullo.
"Dime de qué se trata", indicó Ágatha antes de que su amiga le ofreciera un plan malicioso.
Un par de días después, Ágatha enfermó repentinamente y fue hospitalizada debido a un supuesto infarto. A pesar de eso, nada cambió y ninguno de sus cuatro hijos la visitó.
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Poco después, recibieron un mensaje que decía que Ágatha había fallecido. En cuestión de horas, todos llegaron a la casa de su madre para discutir cómo repartirían la herencia.
"Quiero que paren todo esto y se concentren en lo que nos ha unido a todos: la muerte de nuestra amada madre", expresó Sandra con tono firme.
Hubo una breve pausa tras su arrebato, pero tan pronto como el sonido de un teléfono rompió el silencio, volvieron a debatir sobre la herencia de su madre.
Ellos no lo sabían, pero la amiga de Ágatha, Sharon, estaba escuchando su conversación. Después de esperar unos minutos, entró en la sala para decirles que era hora de despedirse por última vez de su madre.
El mayor, Beltrán, fue primero. Al entrar, no vio un ataúd, pero sí vio a su madre, y a diferencia de lo que les habían dicho, ella estaba viva y bien.
Ella le contó sobre el plan de su amiga, pero su hijo no le encontró el sentido de hacer una broma tan extrema. Ágatha le habló de cómo podía existir la felicidad sin dinero.
Después de su charla, ella le pidió que saliera de la habitación, pero que no le contara a nadie lo que había sucedido. La misma situación se repitió con Sandra, y luego con Juan, quien salió llorando.
En ese momento, María comenzó a sospechar que algo andaba mal. Cuando entró en la habitación y vio a su madre viva y bien, gritó de felicidad y corrió a sus brazos. "Pensé que te habíamos perdido", sollozó. "¿Qué está pasando?".
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Estaba sorprendida y contenta de que su madre estuviera viva, y eso le mostró a Ágatha que María era la que tenía suficiente tristeza por su fallecimiento.
“Si tuviera que determinar rápidamente quién recibirá todas mis propiedades, sería María”, les dijo Ágatha más tarde.
"Pero creo en todos ustedes, así que espero que esto realmente les haya enseñado una lección". Nadie respondió. Estaban pensando en lo terribles que habían sido sus acciones pasadas. "Debido a que creo en su capacidad de cambio, me aseguraré de dividir la herencia en partes iguales entre todos ustedes".
Ese día cambió la vida de los cuatro hermanos y comenzaron a llamar más a menudo y a visitar a Ágatha los fines de semana.
Cuando llegaron las vacaciones, celebraron como una gran y feliz familia, lo que enorgulleció mucho a Ágatha. La anciana murió 15 años después y, como prometió, su riqueza fue repartida entre todos sus hijos.
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Tiempo después, los hijos de Ágatha tomaron la decisión conjunta de honrar a su madre. Usaron su riqueza para financiar la construcción de un refugio donde las personas menos afortunadas pudieran reunirse para celebrar en familia.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Hay situaciones que requieren medidas fuera de lo común: Ágatha recurrió al plan de Sharon cuando no vio manera de acercarse a sus hijos.
- La familia es importante: Ágatha no quería nada más que la oportunidad de pasar más tiempo con sus hijos porque sabía que no estaría aquí para siempre. Ella solo deseaba hacer suficientes recuerdos para llevarlos con ella.
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