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Un restaurante | Foto: Shutterstock
Un restaurante | Foto: Shutterstock

Dueño de restaurante encierra a hija en oficina tras discusión: 1 hora después se entera de que hay un incendio - Historia del día

Mayra Pérez
24 ene 2022
21:50

Un padre sobreprotector encierra a su hija en su despacho, y una hora después, se entera de que el restaurante se está incendiando y que todos habían sido evacuados. Pero nadie sabía que ella estaba dentro.

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Todo el mundo amaba a Gregorio Brito. Era el propietario del popular restaurante "Gregorio Azul", un lugar que se había convertido en habitual para personas de alto perfil que querían relajarse y disfrutar de una conversación privada.

Era lo que a Gregorio le gustaba llamar “un espacio seguro”. No se permitían paparazzi más allá de la puerta, y los clientes podían ser ellos mismos dentro del establecimiento; además él era un excelente cocinero.

Precioso restaurante europeo de nueva construcción | Fuente: Shutterstock

Precioso restaurante europeo de nueva construcción | Fuente: Shutterstock

Gregorio era un padre soltero que siempre estaba preocupado por la seguridad de su hija. Tanto es así que a veces resultaba ser algo sobreprotector.

Su hija Lily tenía 18 años, pero para él siempre sería su niña. Era una buena chica que tenía la hermosa apariencia de su madre y la inteligencia de su padre. Estudiaba con mucha dedicación y era una joven obediente, aunque muy independiente.

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La esposa de Gregorio había muerto en un atraco y él no podía olvidarlo. Se tomaba la seguridad de su hija muy en serio y controlaba cada paso que ella daba, limitando su libertad.

Un día, descubrió que ella había comenzado a mentirle. Ella tenía una amiga llamada Linda, que vivía a unas pocas casas de distancia y, a principios de esa semana, su hija le había pedido permiso para dar paseos nocturnos con ella.

Él se había negado al principio. “No es seguro ahí afuera, Lily, no puedes andar haciendo paseos innecesarios. Ese es un boleto de ida a los problemas”, le dijo.

“Papá, no saldremos del vecindario, solo queremos poder pasar un rato diferente y tú conoces a sus padres. Estaré a salvo”, había argumentado la joven.

Gregorio habría desestimado sus palabras como solía hacer, pero de alguna manera sabía que ella estaba dispuesta a desafiarlo, por lo que accedió a dejarla salir a caminar.

Notó que su hija se había vuelto más feliz y las caminatas rápidamente se volvieron diarias. El día que descubrió que todo había sido mentira, había regresado a casa más tarde de lo habitual y había tomado deliberadamente la ruta que usaba Lily.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

De inmediato vio a su hija, pero estaba con un chico algo mayor, no con Linda. Se detuvo con un chirrido y salió del auto en su dirección.

“¡¿Quién es este?!”, gritó al verla.

“¡Papi!”, exclamó ella, corriendo para interponerse entre él y el chico con el que estaba. Estaba temblando.

“Soy Wilmer Soto, señor”, dijo. “Trabajo como mesero en su restaurante”. De hecho, el joven era de escasos recursos, y el dinero que ganaba lo usaba para el tratamiento de su madre.

Gregorio se puso furioso. “¡¿Cómo puedes salir con un hombre así?!”, gritó. “Probablemente, solo te necesita porque soy tu padre. ¿No ves que solo te está usando?”.

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Ese día, Gregorio le prohibió a Lily ver a Wilmer. “En cuanto a ti”, dijo, mirando a Wilmer. “Aléjate de ella si quieres seguir trabajando en mi restaurante”.

Gregorio esperaba que eso terminara con todo, pero para su sorpresa, al día siguiente, Lily se presentó en su restaurante, se dirigió directamente a su oficina y declaró que si él no la dejaba estar con el hombre que ama, abandonaría el hogar y nunca más la volvería a ver.

Su padre vio la determinación en sus ojos, pero al mismo tiempo, vio a su pequeña niña tratando de tomar una decisión de la que se arrepentiría.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Llegaba tarde a una reunión y temía que ella se escapara con el joven mientras él no estaba, así que la encerró en su oficina, que estaba en el segundo piso del restaurante.

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“¡Déjame salir de aquí papá!”, gritó Lily mientras él se alejaba a toda prisa.

“Hablaremos cuando regrese, ¡lo prometo!”, gritó y luego se dirigió a su reunión. Estaba en conversaciones con el dueño de un local y esperaba poder conseguirlo a bajo precio para abrir una sucursal.

Desafortunadamente, la reunión se prolongó. En ese tiempo, se inició un incendio en la cocina de su restaurante, que se extendió rápidamente al tanque de gasolina y provocó una pequeña explosión.

Todos tuvieron que salir del edificio de inmediato, pero Lily estaba atrapada dentro de la oficina de su padre. Nadie sabía esto, y mientras trataban de averiguar de dónde venía el humo, el fuego comenzó a propagarse muy rápidamente.

En su reunión, Gregorio recibió un mensaje del gerente del restaurante que decía: “Hay un incendio en el restaurante. Ya hemos evacuado a todos”. Abandonó la reunión de inmediato y corrió hacia allí.

Wilmer fue la última persona en salir del restaurante, pero escuchó una voz familiar que gritaba pidiendo ayuda. Era la de Lily.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

“¡Oigan, hay alguien en el segundo piso!”, gritó, tratando de sensibilizar a sus compañeros. Sin embargo, nadie parecía estar dispuesto a volver al interior del edificio.

Las sirenas de los bomberos se habían vuelto audibles, pero aún sonaban muy lejos, y Wilmer sabía que llegarían demasiado tarde. Corrió hacia el edificio en llamas con una respiración profunda y rápidamente subió al primer piso.

Las llamas habían comenzado a devorar las escaleras de madera y lo que podía arder en el pasillo ya estaba en llamas. Desesperado, Wilmer comenzó a atacar la puerta que lo separaba de su novia y, después de unas cuantas patadas sólidas, la sintió ceder.

Había una manta en la oficina, así que rápidamente cubrió a Lily con ella antes de correr hacia la salida. Mientras escapaban, una ambulancia y un camión de bomberos llegaron al lugar mientras Wilmer, que había inhalado mucho humo, se desmayó.

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Cuando despertó, Lily y su padre estaban parados frente a él. “Me gustaría pedirte perdón”, dijo Gregorio. “Gracias por no abandonar a mi hija, a pesar de todo lo que te dije”.

El padre también agregó que ahora creía que Wilmer era alguien que podía proteger a su hija. “A alguien como tú, definitivamente puedo confiarle a mi hija”, dijo Gregorio.

Les permitió estar juntos y también ayudó a Wilmer a reunir el dinero para la operación de su madre a través de una recaudación de fondos que organizó en su restaurante.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender con esta historia?

  • Nunca es saludable querer controlar todo y a todos. Gregorio controlaba todos los movimientos de su hija, y por eso puso en peligro su vida. Afortunadamente, Wilmer estaba allí para salvarla.
  • No dudes en pedir disculpas cuando corresponda. Tan pronto como Gregorio se dio cuenta de lo equivocado que había estado al juzgar a Wilmer, le ofreció disculpas. Para expiar su error, se ofreció a ayudarlo con la cirugía de su madre. Al final, todos fueron felices.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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