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Una mujer llorando frente a una tumba | Foto: Shutterstock
Una mujer llorando frente a una tumba | Foto: Shutterstock

Anciano ve flores frescas en la tumba de su esposa y un día se encuentra a una mujer joven allí - Historia del día

Un viudo afligido comienza a notar flores frescas en la tumba de su esposa todos los días y descubre que fueron dejadas por una mujer joven que nunca había conocido o visto antes. ¿Quién era ella? ¿Y cómo conoció a su esposa?

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Cuando la esposa de Edgar Bracho murió de cáncer, él quedó solo y deprimido. Él y Carolina habían estado casados ​​durante 45 años.

A pesar de que no tuvieron hijos, sus vidas habían estado llenas de amor y paz. Ella era ama de casa y su esposo era un maestro que se había jubilado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando la mujer quedó postrada en cama tras su diagnóstico, Edgar comenzó a pasar días y noches junto a su cama, cuidándola y asegurándole que todo estaría bien.

“Pronto estarás bien, cariño. Y verás, todo irá genial”, le aseguraba.

Pero en el fondo, él sabía que en realidad sus palabras no solo servían para darle ánimos a Carolina, sino a él mismo. Porque podía soportar perder cualquier cosa en la vida excepto a su amada esposa.

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Pero lamentablemente Carolina falleció debido a su enfermedad y él quedó solo. Después de perder a su amada, el hombre de 81 años no tenía ganas de hacer nada y seguía el mismo horario monótono.

Desayunaba en un restaurante local y luego compraba un ramo de las flores favoritas de Carolina. Después se dirigía al cementerio donde se sentaba junto a su tumba y pasaba horas hablando con ella.

“¿Cómo estás, Caroline? ¿Te gusta la camiseta que llevo puesta hoy? Si hubiera tenido un poco más de tiempo contigo, te hubiera llevado a dar una vuelta por el mundo".

“Prometiste que no me dejarías”, le decía él llorando, al saber que ella nunca regresaría.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Al ver a Edgar sollozar en la tumba de su esposa, nadie creería que era el mismo hombre alegre que había sido cuando Carolina estaba viva. Pero sobrevivir a su esposa lo había dejado devastado.

Una mañana, Edgar llegó al cementerio y quedó perplejo cuando notó flores frescas en la tumba de Carolina. Al principio pensó que alguien las había dejado allí por error o que las había dejado un amigo cercano que podría haberla visitado.

Pero cuando regresó al día siguiente había un nuevo ramo de flores allí, al igual que al día siguiente y el siguiente. En este punto, Edgar tenía curiosidad por saber quién había llevado los ramos.

Le preguntó al cuidador del cementerio si sabía algo al respecto, pero respondió que no tenía idea.

Edgar estaba de pie junto a la tumba de su esposa, desconcertado, mirando las flores y mirando a su alrededor, pero nadie apareció a la vista. ¿Quién era esta persona que dejaba flores todos los días?

Mientras colocaba el ramo que traía, susurró: “Parece que alguien te ama tanto como yo, cariño. Pero realmente no sé quién es esta persona. Sea quien sea, me encantaría conocerle y agradecerle por honrarte con flores todos los días”.

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Entonces, Edgar decidió saltarse el desayuno al día siguiente y dirigirse temprano al cementerio para ver si podía ver a esta misteriosa persona.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Cuando llegó, encontró a una mujer joven colocando flores en la tumba de Carolina. Llevaba un sencillo vestido negro con tacones de aguja a juego. Juntó las manos, murmuró una breve oración y se preparó para irse después de colocar las flores. Pero Edgar la detuvo.

“¡Disculpe! ¡Por favor espere!”, la llamó él y la joven se detuvo en seco al escuchar su voz.

Edgar caminó tan rápido como pudo con su bastón y jadeaba pesadamente cuando se acercó a ella. “Sr. Bracho, ¿se encuentra bien? Parece cansado”, dijo la mujer, preocupada.

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El hombre mayor la miró con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Él nunca la había visto ni conocido, entonces, ¿cómo sabía quién era él?. "Jovencita, ¿cómo sabes quién soy? ¿Y cómo conoces a mi esposa?”, preguntó con voz temblorosa.

La joven le sonrió. “¿Le importaría si tomamos asiento, Sr. Bracho? Hay muchas cosas que me gustaría compartir con usted”, sugirió.

El hombre mayor no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero de igual forma la siguió. Se sentaron en un banco cercano y la joven se presentó. “Supongo que su esposa nunca le habló de mí. Mi nombre es Amanda Jiménez y soy la hija de la fallecida Carolina”.

Las mejillas de Edgar se sonrojaron, sorprendido por la revelación, pero se negó a creer las palabras de Amanda. “¿HIJA? ¡Mire, señorita! ¡Es una broma terrible! ¿Cree que puede contarme una historia al azar, y yo la creería?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“Es una cosa terrible, terrible... No tengo idea de por qué está haciendo esto, pero por favor, ¡no insulte la memoria de mi esposa diciendo esas cosas! ¡Carolina no podía tener hijos! ¡Así que no es posible!”.

“Lamento que se entere de esto ahora que ella se ha ido, Sr. Bracho, pero no estoy mintiendo”.

Amanda le enseñó una foto de la galería de su teléfono que mostraba una nota arrugada con algo escrito. Edgar tomó el dispositivo en sus manos y, tras verla más de cerca, reconoció la letra de Carolina.

“Esto... esto no puede ser cierto”, dijo el hombre con voz temblorosa mientras leía el mensaje.

“Estimado José,

Si encuentras esta nota, por favor no vengas a buscarme. Siento no haber sido una buena madre o pareja. Por favor, dale mucho amor a nuestra hija y críala con afecto.

Con amor,

Carolina”.

“Yo tampoco tenía idea”, continuó Amanda. “Papá me dijo la verdad recientemente después de que encontré esta nota arrugada en uno de sus viejos diarios. Él y Carolina salieron hace mucho tiempo, y luego ella descubrió que estaba embarazada de mí”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Papá no era rico y los padres de ella se oponían a su relación, por lo que no tuvo más remedio que abandonarme después de mi nacimiento y entregarme a mi padre”.

“Él se casó nuevamente y, junto a mi nueva madre, me crio con cariño. Pero cuando supe de Carolina quise conocerla, así que comencé a buscarla en Facebook y allí encontré su perfil. Sin embargo, llegué demasiado tarde”.

“Pero esto... realmente no puedo creer que Carolina me haya ocultado esto. Los médicos dijeron que no podía tener hijos debido a complicaciones. Yo... no sé qué decir”.

“Creo que fue el destino quien lo planeó de esta manera, Sr. Bracho. Encontré a mi madre biológica después de su muerte, y ahora usted está conociendo parte de su pasado”.

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“Tal vez tenía miedo de perderlo, quizá por eso nunca se lo dijo. Mi papá siempre dice que podemos hacer cualquier cosa para proteger a nuestros seres queridos, y creo que ella también lo hizo”.

Los ojos de Edgar se llenaron de lágrimas mientras se sentaba en silencio asimilando todo lo que acababa de escuchar. Él razonó que Carolina le había ocultado la verdad porque estaba preocupada de que la dejara por no poder tener hijos después de Amanda.

Durante un rato, ni él ni la joven hablaron. Entonces Edgar se disculpó y se fue caminando lentamente de regreso a casa.

Ese día después de conocer a Amanda, la vida de Edgar dio un nuevo giro y cambió para mejor. Comenzó a encontrarse con la joven con regularidad y visitaban juntos la tumba de Carolina.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Con el tiempo se hicieron buenos amigos. A pesar de que la ausencia de su esposa todavía dejaba un vacío en él, el hombre sintió que ella estaba viva en Amanda.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Nunca ocultes nada a tu pareja. Carolina pudo haber ocultado la verdad a Edgar cuando estaba viva, pero al final, terminó enterándose de su pasado.
  • Las nubes lúgubres de tristeza no duran demasiado. Edgar había quedado deprimido después de perder a Carolina, pero recuperó la felicidad después de conocer a Amanda.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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