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Una mujer limpiando | Foto: Shutterstock
Una mujer limpiando | Foto: Shutterstock

Señora trabaja limpiando para visitar a sus hijos: halla bolsa sellada con sus nombres en la basura - Historia del día

Georgimar Coronil
25 mar 2022
03:20

Una mujer solitaria, que trabajaba como conserje para poder ganar dinero y visitar a su familia en Europa, se encontró en la basura una bolsa con los nombres de sus hijos.

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Débora Fuentes nunca imaginó que se quedaría sola a los 67 años. Ella y su marido Douglas tuvieron tres hijos, pero poco antes de que él muriera, la mayor se había ido a Europa y los otros dos le siguieron.

Viajar para ver a sus chicos era imposible: el pasaje era costoso y la pensión de Débora no le alcanzaba. Con el fin de ahorrar para visitarlos, Débora aceptó un trabajo de limpieza en un gran conjunto de apartamentos.

Mujer llorando. | Foto: Pexels

Mujer llorando. | Foto: Pexels

Conseguir el empleo, en primer lugar, había sido difícil porque nadie parecía dispuesto a dar un trabajo tan exigente a una mujer de su edad, pero Fuentes había logrado convencer al administrador del edificio para que le diera una oportunidad, y él estuvo contento con los resultados.

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Débora se esforzaba al máximo y todo lo que ganaba iba directamente a su cuenta de ahorros, pero el dinero se acumulaba con lentitud.

El excelente desempeño de la dama no pasó desapercibido por los residentes del edificio, quienes a menudo le daban propinas. Un día, una conversación con una de las propietarias acabaría cambiando su vida.

Fuentes estaba ocupada limpiando el ascensor cuando entró la señora Morales. La mujer sonrió al ver que Débora limpiaba los espejos hasta dejarlos bien pulidos. "¡Buenos días! ¿Cómo estás?", dijo.

"Estoy bien, señora Morales", expresó Fuentes, pero la dama pudo ver que sus ojos estaban hinchados y rojos.

La señora comentó: "¡No tienes buen aspecto! ¿Puedes tomarte unos minutos libres y venir a tomar un café conmigo?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Débora asintió y siguió a la mujer hasta su apartamento. Ambas se sentaron a tomar una taza de café caliente. "Ahora, Débora", dijo su anfitriona, "dime qué te pasa".

Fuentes rompió a llorar. "¡Oh, son buenas noticias, de verdad!", sollozó. "¡Mi hija está embarazada de nuevo! Tendrá a su bebé en julio, pero yo no estaré allí. No puedo permitirme el viaje, señora Morales. Está en Europa y el boleto de avión cuesta una fortuna”.

"Mi hija Jessica y su marido están bien, pero acaban de comprar una casa nueva porque van a tener gemelos", explicó Débora. "Y no pueden permitirse pagar mi pasaje, ¡y mis otros dos hijos no pueden ayudar!”.

"Esperábamos que mi hijo menor, Andrés, pudiera colaborar, pero ha tenido algunos contratiempos financieros, y ni siquiera he conocido a mi primera nieta, Fiona. Tiene cuatro años".

La Sra. Morales miró la foto de sus cuatro nietos en la repisa de la chimenea y se imaginó estar tan lejos de ellos. Acarició la mano de Débora para consolarla. "Oh, querida", dijo con ternura. "Lo siento mucho. Pero no pierdas la esperanza. A veces las cosas se arreglan. Rezaré por ti, quién sabe... ¡Todo puede pasar!".

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"Señora Morales", dijo Fuentes sonriendo. "¡Solo usted puede animarme! Tiene razón. Siempre he confiado en que Dios me ayudará y ¡no dudaré de Él ahora!".

Mujer embarazada. | Foto: Pexels

Mujer embarazada. | Foto: Pexels

Después de que Débora se fuera, la señora tomó el teléfono y empezó a llamar a todos sus vecinos y les explicó la situación de la conserje. "¡Débora es un tesoro!", dijo. "Siempre está ahí cuando necesitamos ayuda o simplemente una palabra amable. Creo que podemos ayudarla".

Llevados por el entusiasmo de la Sra. Morales, los demás residentes empezaron a recaudar dinero para Fuentes, ¡y al poco tiempo tenían 2.500 dólares! La Sra. Morales comprobó que esto era suficiente para pagar el pasaje de avión.

La mujer colocó el dinero en una bolsa de papel y pegó una gran etiqueta en el exterior que decía: "Para Jessica, Carlos y Andrés". Luego la puso en el cubo de basura del vestíbulo, que sabía que era el primero que Débora limpiaba cuando llegaba por la mañana.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Al día siguiente, Débora llegó temprano como siempre y lo primero que hizo fue vaciar el contenedor de basura. Levantó la tapa del contenedor y se quedó sin palabras. Había una bolsa con los nombres de sus hijos.

Fuentes la sacó con manos temblorosas y la abrió. No podía creer lo que veían sus ojos. Dentro había dinero y una nota que decía: "¡Bon Voyage!".

Débora se echó a llorar, recogió la bolsa y corrió al apartamento de la señora Morales. Llamó al timbre y sostuvo el paquete ante una sonriente señora Morales. "¡Usted ha hecho esto!", exclamó Débora. "¡Gracias!".

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La Sra. Morales dio un gran abrazo a la llorosa Débora y le dijo: "¡Fuimos todos, solo queríamos demostrarte lo mucho que significas para nosotros!".

Dos meses después, la señora Morales llevó a Fuentes al aeropuerto y la despidió. Dos días después, Débora estaba con sus queridos hijos y conoció a su dulce nieta.

Unas semanas más tarde, envió a la Sra. Morales una foto de ella sosteniendo a dos recién nacidos que bostezaban. "Gracias a usted", escribió Débora, "he estado con mi hija y he tenido a mis nietos en brazos. Que Dios le bendiga por su bondad".

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Nunca hay que perder la esperanza. Dios responde a las oraciones de forma inesperada: La señora Morales se conmovió con la historia de Débora y acabó siendo un instrumento de Dios para ayudar a su amiga.
  • La caridad de muchos puede ayudar a que un sueño se haga realidad: Por sí sola, la señora Morales nunca habría podido reunir el dinero para el billete de Débora, pero cuando los vecinos se unieron, se convirtió en una tarea fácil.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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