Mujer adopta a niña pobre cuya madre murió al dar a luz y nota que es idéntica a ella - Historia del día
La vida de una mujer con problemas para concebir dio un giro agridulce cuando adoptó a una niña de 11 meses y descubrió que era idéntica a ella.
Después de sufrir situaciones muy difíciles y un matrimonio roto a la edad de 30 años, la exitosa mujer de negocios Katty Hurtado esperaba con ansias una nueva vida.
Estaba por convertirse en una mujer independiente y dejaría atrás tantas preocupaciones. No estaría agobiada por los caprichos de sus socios tóxicos y podría vivir bajo sus propios términos.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Después de divorciarse de su problemático esposo, Katty se había mudado a una nueva casa y comenzado de cero, tal como lo había hecho cuando se graduó de la universidad.
Compró una casa nueva en un encantador vecindario, y cuando se sintió establecida, decidió hacer algo que había querido durante mucho tiempo: formar una familia.
Katty adoraba a los niños y había soñado con tener una familia numerosa con muchos hijos y un esposo que la apoyara. Quería experimentar las alegrías de la maternidad, pero desafortunadamente, era estéril, por lo que nunca pudo quedar embarazada.
Ahora, pensaba que podía hacerlo de forma independiente y se comunicó con varias agencias de acogida. Algunas aceptaron su solicitud y se pusieran en contacto con ella. Eligió seguir adelante con una de ellas y cuatro hermosas niñas llegaron a su vida.
Aimara, Karina, Claudia y Casandra eran cuatrillizas de cuatro años que habían sido acogidas temporalmente por la agencia, después de que los servicios sociales descubrieran que sus padres no podían cuidarlas.
Cuando Katty se enteró de que cuidaría de cuatro niñas, ¡estaba encantada! La agencia le había recomendado que se hiciera cargo de una sola, pero no quería separar a las hermanas, así que las aceptó a todas.
Sin embargo, no fue tan fácil como imaginaba. Debió sufrir el rechazo de Casandra, quien se negaba a aceptarla como cuidadora.
“¡No eres como mami, y no me gustas!”, le gritó Casandra durante el desayuno.
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En ese momento, la pequeña Aimara intervino: “No deberías decir eso, Casy. Es de mala educación. Mami dice que siempre debemos amar a los demás”.
“Pero no me gusta. Extraño a mamá y quiero irme a casa”.
“Tienes razón, Casandra. No soy tu madre”, le explicó Katty con paciencia. “Pero las cuidaré con amor mientras sus padres solucionan sus problemas. Confío en que muy pronto puedan volver a estar con su mami. No se preocupen”, dijo y abrazó a las niñas.
“También quiero ir con mami”, dijeron Claudia y Karina con tono abatido, y Katty se sintió muy mal por ellas.
“Lo sé, pequeñas, solo les pido que tengan un poco de paciencia”, respondió ella con una sonrisa.
Con el paso del tiempo, la compasión y el cuidado de Katty al tratar con Casandra le granjearon el afecto de la niña y de sus hermanas también. No hace falta decir que las adoraba y, en un momento, sintió ganas de adoptarlas a todas.
Pero sabía que no podía hacer eso porque la agencia ya le había dicho que los padres biológicos no habían renunciado a su custodia, solo estaban pasando por un mal momento. Su acuerdo era solo para crianza temporal.
Katty recibió una llamada de la agencia dos meses después. Le informaron que las niñas se reunirían con sus padres biológicos porque su condición había mejorado, y no tuvo más remedio que dejarlas ir.
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Sin embargo, después de que se fueron, se puso en contacto con más agencias, esta vez con el único objetivo de adoptar una niña y criarla como propia. Sentía que ahora estaba lo suficientemente capacitada para tener su propia hija.
Afortunadamente, no tomó mucho tiempo, y un asistente social se puso en contacto con ella para la adopción de Alicia, una niña de dos años.
¡Katty sintió que era la persona más feliz del mundo cuando se completó todo el papeleo y Alicia era legalmente su hija! La pequeña era hermosa y tener una hija la hacía sentir plena.
De inmediato, comenzó a planear el futuro de la niña, desde la guardería hasta cómo celebraría sus cumpleaños. Una semana después, recibió una llamada que trajo un giro inesperado en su vida.
“¿Sra. Katty Hurtado?”, preguntó la mujer al otro lado.
“Si, ¿con quién tengo el gusto de hablar?”, preguntó Katty a su vez.
“Mi nombre es Ana Burgos y la llamo para informarle sobre el estado de su solicitud. Me gustaría informarle que, según sus preferencias, tenemos una niña que creemos que le interesaría adoptar. Requiere una colocación inmediata”.
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Katty se sintió un poco abrumada, pero la única respuesta que salió de su boca fue: “¡Sí, estoy lista para darle la bienvenida a casa!”. No podía imaginar la sorpresa que se llevaría.
Horas más tarde, dejaron a la pequeña Camila en su casa. Una ola de asombro inundó a Katty cuando la abrazó por primera vez y la miró a la cara.
“¡Se parece mucho a mí! ¿Cómo es esto posible?”. Katty estaba perpleja mientras sostenía a Camila en sus brazos.
De repente, la niña la miró y sonrió, acercando sus manos para tocar su rostro. Fue entonces cuando Katty notó en el vestido de la pequeña de 11 meses un bordado con las iniciales KH.
En ese momento, quedó atónita ¿Por qué se parecía tanto a ella? ¿Y por qué su traje tenía sus mismas iniciales?
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Inmediatamente, se puso en contacto con la agencia de adopción para obtener más información sobre los padres biológicos de Camila. Mientras tanto, se sometió a una prueba de ADN con la niña, que reveló que tenían un 24,6 % de coincidencia.
Completamente desconcertada, le pidió a la agencia de adopción que agilizara la investigación. Así fue como supo que la madre de Camila era Amelia, su propia madre. La pequeña era su hermana biológica y ese vestido con sus iniciales alguna vez fue suyo.
Amelia, que había abandonado a Katty cuando tenía 10 años porque se había enamorado de un hombre rico, había dado a luz a Camila a los 49 años. Sin embargo, hubo algunas complicaciones con su embarazo, y había fallecido durante el parto.
El padre biológico de Camila no quiso criarla, por lo que la dio en adopción. Katty estaba totalmente impactada con esta información.
Mirar a Camila, le recordó cómo la había dejado su madre cuando era una niña, y decidió que no haría lo mismo con su hermana. Ella no quería seguir sus pasos; cuidaría a su hermanita con amor.
“Parece que tú y yo estábamos destinadas a estar juntas, bebé”, le dijo a Camila esa noche mientras la mecía. “Me alegro de que nos tengamos la una a la otra. Te daré el amor de una madre y una hermana, es una promesa”, murmuró mientras acostaba a la niña en su cuna.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La familia se construye con amor y no necesariamente con sangre. Katty adoptó a dos niñas y se convirtió en una madre amorosa para ellas.
- A veces, la vida nos ofrece oportunidades únicas. Katty esperaba a una pequeña niña, que resultó ser su hermanita y no podía estar más feliz de tener la oportunidad de darle una buena vida.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.