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Floristeria. | Fuente: Shutterstock
Floristeria. | Fuente: Shutterstock

Abogado ve a una pobre niña llorando junto a la floristería y corre hacia ella - Historia del día

Vanessa Guzmán
31 mar 2022
02:40

Un abogado pasó por una floristería para enviarle una docena de rosas a su madre por su cumpleaños y vio a una niña llorando. Ella terminó enseñándole una lección que nunca olvidó.

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El teléfono de Mario Manrique comenzó a sonar. Lo miró. Era una alerta de calendario, diciéndole que era el cumpleaños de su madre. "¡Rayos!", se quejó Mario. "¡Realmente no quiero ir a casa de mi madre hoy!".

Amelia, la mamá del abogado, vivía a 200 kilómetros de distancia. Mario no quería conducir y tampoco estaba de humor para los alborotos de su madre, sus preguntas o sus quejas. Entonces vio una floristería y sonrió. ¡Ahí estaba la salida!

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Mario era un abogado de mucho éxito y, desde la muerte de su padre, hacía tres años, visitaba a su madre cada vez menos. La amaba, ¡pero ella se había vuelto, tan necesitada, tan pegajosa! Las flores fueron definitivamente la mejor solución.

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Mario estacionó frente a la floristería y salió de su auto. Vislumbró a una niña por el rabillo del ojo, pero no le prestó atención. Estaba redactando mentalmente la nota que le iba a enviar a su mamá.

La floristería era un paraíso de follaje verde y colores vibrantes, flores de todo tipo exhalaban delicados perfumes. ¡Había tanto para elegir! Mario sonrió encantadoramente a la florista. "Buenos días", dijo. "¿Pueden entregar un arreglo fuera de la ciudad, en Santa Cruz?".

"¡Buenos días!", respondió la florista. "¡Sí, por supuesto! ¡Tenemos alianzas con floristas de diferentes zonas y estados!".

"Es el cumpleaños número 65 de mi madre y quería enviarle algunas flores", explicó Mario. "¿Qué recomiendas?".

"Bueno", dijo la florista, "tenemos unos tulipanes hermosos, o si es una dama más sofisticada, tenemos unas orquídeas impresionantes..."

Mario negó con la cabeza. "Mi madre es un poco anticuada".

"En ese caso, ¿por qué no le encargamos un ramo de rosas?", sugirió la florista. "¡El rosa pálido o el marfil siempre son una buena opción para las mamás!".

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"¿No rojo?", preguntó Mario.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

La florista se rio. "¡Las rosas rojas son para el amor apasionado!".

Mario también se rio. "En ese caso, ¿por qué no vamos con las rosas rosadas? ¡Que sean dos docenas!".

"Muy acertado", dijo la florista. "Solo necesito el nombre de su madre y la dirección, y supongo que quiere enviar una nota, ¿un mensaje de cumpleaños?".

"Sí", dijo Mario, y rápidamente recitó el nombre y la dirección de su mamá, luego agregó: "Por favor, escribe: Feliz cumpleaños a la mejor mamá del mundo, te amo y te extraño. Tu hijo, Mario".

"¡Excelente!", dijo la florista, y tomó la tarjeta de crédito de Mario. El abogado le dio las gracias, después de pagar por su pedido y salió con una sensación de logro. Su madre recibiría flores, y más tarde esa noche él la llamaría y le diría que tenía un caso judicial complicado.

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Mario se sentía muy complacido consigo mismo hasta que vio nuevamente a la niña que observó antes de entrar en la floristería. Estaba sentada en la acera y las lágrimas corrían por su rostro. Los sollozos sacudían sus pequeños y delgados hombros.

Mario se puso en cuclillas junto a ella y le preguntó: "Hola, ¿estás bien? ¿Estás perdida?".

La niña, que debía tener siete u ocho años, negó con la cabeza. "No... ¡No estoy perdida!".

"Entonces, ¿por qué estás llorando?", preguntó Mario amablemente. "¿Puedo ayudarte?".

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

"Quería una rosa para mi mamá", respondió llorando la chiquilla. "¡Pero no tengo suficiente dinero!". Abrió su mano mugrienta y Mario vio que sostenía un montón de monedas de veinticinco y de diez centavos.

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"La dama de las flores me dijo que con este dinero solo podía comprar una margarita, pero a mi mamá le encantan las rosas rojas".

"Te diré algo", dijo Mario. "Deja de llorar. Voy a volver allí y te compraré la rosa roja más hermosa de la tienda, ¡pero solo si dejas de llorar!".

Una sonrisa iluminó el rostro de la niña. "¿Haría eso por mí, señor?".

"Soy Mario", dijo. "¿Cuál es tu nombre?".

"Amanda", dijo la pequeña. "Amanda Carla Vizcaya".

"Solo espera aquí, Amanda", dijo Mario, luego regresó a la floristería y compró una hermosa rosa roja para la niña. "Aquí tienes", dijo, colocando la rosa en sus manos. "¡Una entrega especial!".

Amanda tomó la rosa y le sonrió a Mario. "¡Gracias!", expresó.

"Es un placer", dijo Mario. "¿Algo más que pueda hacer por ti?".

Amanda vaciló. "¿Podrías llevarme con mi mamá? No está lejos, pero se supone que no debo ir sola".

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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Mario asintió. "¡Claro, dime la dirección!". Amanda tomó su mano y caminó con él por la calle. Dos cuadras más adelante. La niña giró a la derecha y Mario se sorprendió al ver que estaban parados junto a las puertas de un cementerio.

Amanda tiró de su mano. "¡Vamos! ¡Ya casi llegamos!". Y muy pronto, la niña estaba arrodillada junto a lo que parecía una lápida muy reciente. La pequeña depositó con ternura la rosa sobre la tumba de su mamá.

"Hola mami", dijo en voz baja. "Te traje tu rosa favorita. Quería decirte que te quiero mucho y que te extraño. Papá también te extraña, pero aún no puede visitarte. Llora demasiado. Sé que no puedes venir, aunque sigo esperando que tal vez Dios ya no te necesite Te amo".

"Me esfuerzo por no llorar, pero no es fácil y, a veces, me enojo mucho con Dios. Él tiene tantos ángeles, ¿por qué necesitaba uno más? ¿Por qué a ti? ¿No sabe que te necesito? Estoy siendo una buena chica, pero no es fácil cuando no estás aquí para mostrarme cómo hacerlo".

La voz de Amanda se convirtió en el más leve de los susurros: "Te traje la flor porque siempre estabas muy feliz cuando papá te regalaba una rosa. Ojalá pudiéramos estar juntos de nuevo, mami, solo los tres antes de que te enfermaras y Dios te eligiera como su ángel".

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Mario sintió lágrimas en sus ojos. No podía imaginar cómo sería su vida sin su quisquillosa pero divertida madre, que de alguna manera siempre sabía cómo hacerlo sentir mejor. Esta niña había perdido a su mamá a muy corta edad y nunca tendría ese amor que él había dado por sentado.

Mario le dio un abrazo a Amanda. "Vamos, Amanda", dijo. "Te llevaré a casa. Tengo algo urgente que hacer". Después de dejar a la niña en su hogar, Mario volvió a la floristería y le pidió que cancelaran la entrega.

"Háganme ese ramo", dijo, "¡lo entregaré yo mismo!". Y él lo hizo. Condujo hasta Santa Cruz, y cuando su madre abrió la puerta, él le entregó las flores. Luego la abrazó como si nunca la fuera a dejar ir.

"Te amo mamá", dijo Mario. "¡Nunca más perderé una sola oportunidad de decírtelo!".

Amelia tenía lágrimas en los ojos mientras abrazaba a su hijo. "¡Oh, Mario, estoy tan contenta de que estés aquí! Pensé que enviarías flores como lo hiciste el año pasado, o que me llamarías por teléfono... Es tan bueno verte. ¡Te amo, hijo mío!".

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Mario tenía lágrimas en los ojos y pensó en la pobre y pequeña Amanda. Ella nunca tendría la oportunidad de ver a su madre, envejecer y ponerse quisquillosa. Entonces supo que era el hombre más afortunado del mundo.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Nunca pierdas la oportunidad de abrazar a tus seres queridos porque bien puede ser la última vez: Amanda hizo que Mario se diera cuenta de lo precioso que era cada momento con su madre y lo afortunado que había sido.
  • La vida es corta y cada momento es precioso: Mario se prometió a sí mismo que nunca más descuidaría a sus seres queridos y que pasaría tanto tiempo como pudiera con su madre mientras ella viviera.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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