Tras la muerte de anciana rica, hijos se reúnen con abogado y descubren que no heredaron nada - Historia del día
Tres hijos que nunca se preocuparon de cuidar a su anciana madre se apresuraron a acudir a su abogado tras su muerte, seguros de que heredarían su patrimonio. Pero les esperaba una gran sorpresa, que solo descubrían después del funeral.
Catalina Blanco y su marido Pablo habían pasado toda su vida en el campo, trabajando en la propiedad que poseían. Hicieron crecer poco a poco sus ganancias agrícolas hasta convertirlas en un importante negocio.
Gracias a ello, a Catalina y a sus tres hijos, Belén, Samuel y Paul, nunca les faltó nada, ni siquiera cuando Pablo falleció. Sin embargo, luego de que los chicos se mudaran a la ciudad, las cosas cambiaron.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Al principio, Catalina los echaba mucho de menos y deseaba que se quedaran con ella y la ayudaran con el negocio, pero los chicos tenían otros planes. Catalina solo se enteró cuando le diagnosticaron cáncer y apenas le quedaban tres meses de vida.
"Hola, Samuel. Me preguntaba si podrías venir a visitar a tu madre este fin de semana. Está en el hospital y tiene muchas ganas de verte... de hecho, a los tres", le dijo la secretaria y ayudante de Catalina, Melissa. Pero la respuesta de Samuel rompió el corazón de la pobre Catalina.
"Mira, Melissa. Tengo trabajo que hacer, ¿de acuerdo? Y si ya está en el hospital, supongo que los médicos se están ocupando de ella. ¿Por qué mamá quiere crear un drama innecesario? De todos modos, no es que pueda ayudarla. No quiero ir, y no me vuelvas a llamar”, refunfuñó y colgó.
Catalina estaba allí mismo, escuchando todo. La forma en que Samuel se comportó la destrozó. Sin embargo, no se lo demostró a Melissa.
"Oh, querida", soltó una risita mientras disimulaba sus lágrimas. "Verás, Melissa. Creo que mi Samu está ocupado con el trabajo. Se está tomando las cosas en serio como un hombre responsable. Debería estar orgullosa de él".
"Sí, señora. No se preocupe, llamaré a Belén y Paul. Estoy segura de que podrán sacar tiempo para usted", respondió Melissa, forzando una sonrisa. Pero en el fondo, podía ver lo dolida que estaba Catalina por las palabras de Samuel.
Afortunadamente, cuando llamó a Belén, esta accedió a hacerle una visita a Catalina. Sin embargo, cuando contactó a Paul, se repitió la misma historia.
"No, Melissa", respondió él. "No podré ir. Voy a viajar a Tailandia con unos amigos. Ya veré si tengo tiempo después".
"Pero, Paul...".
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"Oye, oye, relájate. ¿Por qué no pagas a alguien para que la cuide? Entiendo que está enferma, pero ¿qué puedo hacer? No puedo estar a su lado el resto de su vida, así que dile que estoy ocupado y que ya le dedicaré tiempo después. Adiós", dijo y colgó.
"Bueno, señora...". Melissa miró a Catalina, abatida. Trató de consolarla, pero antes, la mujer habló: “Está bien, Melissa. Por lo menos, mi hija me visitará. Me alegro de que todavía haya alguien que se preocupe por mí...".
Pero, lamentablemente, la visita de Belén no fue lo que Catalina había esperado. Llegó al hospital con un ramo de flores y algunas frutas, apenas habló con ella durante 10 minutos y se marchó diciendo: "A mí me parece que estás bien, mamá. No creo que fuera necesaria una visita tan urgente. Pero está bien. Cuídate".
Catalina se echó a llorar, preguntándose cómo habían cambiado las cosas. Sus hijos, a los que había criado con tanto amor, no se molestaban en dedicarle tiempo y, en cambio, se distanciaban de ella.
De hecho, incluso en los últimos días de vida de Catalina, cuando Melissa informó a los chicos de que la salud de su madre se estaba deteriorando rápidamente, alegando el estrés mental al que se había visto sometida después de que se negaran a verla en absoluto, no pareció importarles mucho. Solo la visitaron una o dos veces para pedirle dinero.
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Por ejemplo, cuando Paul regresó de sus vacaciones en Tailandia, le dijo a su madre que necesitaba capital para un nuevo negocio que iba a lanzar. Pero lo que realmente hizo fue comprar un coche nuevo. Belén y Samuel no se quedaron atrás y siguieron pidiendo dinero por diversos motivos.
En ese momento, Catalina estaba segura de que sus avariciosos hijos solo estaban interesados en la herencia que Pablo había dejado. Así que una mañana se puso en contacto con su abogado y cambió su testamento, pero nadie debía enterarse hasta que ella muriera.
Como resultado, tres meses más tarde, cuando sus hijos fueron al despacho del abogado para averiguar lo que su madre les había dejado, se encontraron con una gran sorpresa.
"¿Qué? ¿Mamá no nos dejó nada? ¿De qué está hablando, señor Sánchez?". Paul se quedó asombrado al saber que su madre los había desheredado a los tres.
"Entiendo, claro", dijo Belén, sonriendo. "Mamá estaba enferma. No debe haber estado en el estado de ánimo adecuado. No es posible que le dejara todo a la caridad en lugar de a nosotros".
"Bueno, chicos," el Sr. Sánchez se aclaró la garganta. "Nunca mencioné que le dejara todo a la caridad. En realidad, sería inexacto decir que no les dejó nada. Les dejó un mensaje explicando quiénes son los nuevos herederos de su fortuna y por qué."
"¿Un mensaje?", Samuel lo fulminó con la mirada. "¿Cree que estamos bromeando, señor Sánchez? Déjese de tonterías y díganos qué ha hecho".
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El abogado suspiró y acercó un papel a la parte delantera de su mesa. "Las respuestas a todas sus preguntas se encuentran aquí. Ahora, por favor, discúlpenme ya que tengo otras personas que atender".
Paul tomó el papel y salió del despacho para leerlo, sus otros dos hermanos le siguieron. Descubrieron que era una carta escrita por Catalina unos días antes de su muerte.
"Queridos, Samuel, Paul y Belén:
Si están leyendo esta carta, supongo que están en el despacho de mi abogado, frustrados por no haber recibido nada de mi herencia. No deben sorprenderse chicos, porque tienen lo que se merecen.
¿Recuerdan cuando llamé y ninguno de ustedes se molestó en visitarme, excepto cuando necesitaban dinero? ¿O cómo solo me exigían para sus viajes de lujo, autos nuevos y estilo de vida extravagante? No, no, no se avergüencen de eso. Me enseñaron lo miserable que puede ser la gente, incluso los propios hijos…”
"¿Qué demonios?", Belén perdió la calma. "¿Qué le pasaba? ¿De verdad pensaba que íbamos a necesitar sus lecciones de moral?".
"Un momento, hay más", respondió Paul y continuó leyendo la carta.
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“Acabo de pensar en darles una pequeña lección de vida antes de que Dios me lleve con él. Saben, anoche vi a Pablo en mi sueño. Le conté lo triste que estaba después de todo lo ocurrido. Él se rio y dijo: ‘Cariño, deberías dejar la herencia a nuestros hijos. No puedes llevarla contigo después de morir. ¿Por qué preocuparse por cosas innecesarias?’
Pero le dije a Pablo que tenía en mente a algunas personas que merecían todo nuestro dinero. Y son Melissa y nuestro jardinero, Roberto, que son los herederos conjuntos de mi casa y mi negocio. Ese jardinero de 18 años era como un hijo para mí. Me compraba medicinas, me preparaba té fresco todas las mañanas y noches. Pasaba tiempo conmigo, contándome historias de su pueblo y manteniéndome motivada aunque le dijera el poco tiempo que tenía.
Melissa no fue la excepción. Me llevaba a todas mis citas con el médico. A menudo dormía junto a mi cama por la noche, velando por mí y por el negocio que su padre y yo habíamos construido con tanto esfuerzo. ¿Pero qué hacían ustedes tres? Estaban demasiado preocupados con sus lujosos estilos de vida. Así que, buena suerte con eso a partir de ahora. Espero que el tiempo les haya enseñado una valiosa lección.
Con amor.
Su madre:
Catalina Blanco".
Los tres chicos intercambiaron miradas, pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada en ese momento. Estaban solos y tenían que valerse por sí mismos.
En cambio, Roberto y Melissa, que temían perder su trabajo tras la muerte de Catalina, pudieron continuar con el legado de Catalina y Pablo, y vivir felices el resto de sus vidas.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No se puede evitar el karma: Paul, Belén y Samuel recibieron su merecido por su avaricia al ser desheredados.
- Las personas mayores necesitan amor y cuidados, y no debemos abstenernos de dárselos: Catalina simplemente quería estar con sus hijos y pasar tiempo con ellos en sus últimos días, pero ellos fueron mezquinos y no se preocuparon por ella.
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