Mujer se divorcia de quien fue su marido por 36 años después de que su hijo se entera de que tiene un hermano - Historia del día
Una mujer revive el oscuro secreto de su marido cuando su hijo se hace una prueba de ADN. Después de 36 años juntos, decide solicitarle el divorcio.
A lo largo de los años, a Marcos siempre le había producido ansiedad pensar en la posibilidad de sufrir cáncer. Después de todo, esa enfermedad había terminado con la vida de varios miembros de su familia, incluido su abuelo.
No solo se preocupaba por sí mismo, sino también por sus padres. Para despejar dudas, decidió hacerse una prueba de ADN. Así sabría la probabilidad de tener cáncer y otras enfermedades, además de información sobre su origen étnico y linaje.
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Marcos insistió en que sus padres también se hicieran la prueba, para que él pudiera sentirse tranquilo acerca de su salud. Ambos estuvieron de acuerdo y todos juntos fueron al laboratorio.
Afortunadamente, cuando Marcos recibió los resultados, se enteró de que sus probabilidades de sufrir cáncer eran escasas, al igual que la de sus padres. Sin embargo, una parte del informe lo dejó confundido.
En la sección sobre su linaje, apareció que tenía un pariente paterno llamado Tomás. Tenían una coincidencia de ADN del 25%, lo que significaba que podría ser genéticamente su abuelo, tío o hermano.
“¿Quién es esta persona?”, se preguntó. Trató de recordar cada reunión con la familia de su padre, y estaba seguro de que nunca había asistido nadie con ese nombre.
Inmediatamente, llamó a su padre, Jaime, para obtener respuestas. Sabía que Tomás no era su abuelo, por lo que quizás era un tío lejano o incluso un hermano, dada su edad.
“Mis resultados de ADN mostraron que tengo un pariente paterno llamado Tomás. Tiene unos 33 años. ¿Conoces a esta persona?”, le preguntó a su padre, después de saludarlo.
Jaime le dijo que no sabía quién era. “Eso es extraño. No conozco a nadie llamado Tomás que tenga esa edad, y no apareció en mis resultados. Debe ser un error”.
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Después de que Jaime cortó la llamada, Marcos quedó con muchas dudas. Tenía el presentimiento de que su padre estaba mintiendo, por lo que decidió verificar los resultados por su cuenta. Tenía acceso a ellos, ya que él había creado la cuenta en línea.
Descubrió que su padre había marcado una casilla para que no se mostrara su linaje en los resultados enviados por correo. Sin embargo, los resultados en línea mostraron que Tomás y Jaime compartían el 50 % de su ADN.
Dado que Tomás tenía 33 años, significaba que era el hijo biológico de Jaime. Marcos no pudo evitar temblar mientras leía los resultados. “¿Papá engañó a mamá?”, se dijo con incredulidad.
No sabía qué hacer con esta nueva información. Deseaba confrontar a su padre, pero sabía que no sería capaz de sacarle nada. Imprimió los resultados y consultó a su hermana mayor, Julia.
Como Julia vivía en un pueblo cercano, Marcos decidió reunirse con ella para mostrarle los resultados en persona. “¿Qué es tan importante que no podemos hablarlo por teléfono?”, bromeó su hermana, tan pronto como llegó a la cafetería.
“Bueno, lo que descubrí podría cambiar nuestras vidas”, le dijo Marcos. Deslizó los resultados a su lado de la mesa y ella comenzó a leer.
“Espera”, dijo Julia mientras lo hojeaba. “¿Quieres decir que papá tiene un hijo menor que yo y mayor que tú?”, preguntó, sorprendida.
“Es mucho para asimilar, ¿no? Sabes lo que eso significa, ¿verdad?”, quiso saber Marcos.
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Julia asintió. Ambos entendieron que su padre había engañado a su madre, Pamela. “¿Qué debemos hacer?”, quiso saber.
Su hermana se quedó en silencio durante un par de minutos. Si era completamente honesta, tampoco sabía qué hacer. Quería que su padre contara la verdad, pero sabía muy bien que lastimaría a su madre en el proceso.
“Una parte de mí siente que hemos estado viviendo una mentira”, dijo Julia con tristeza.
Marcos se hizo eco de sus sentimientos, asintiendo. “Lo sé. Sinceramente, desearía no haber insistido nunca en la prueba de ADN. Ahora tenemos un gran lío entre manos”.
Sin saber si se lo contarían o no a sus padres, Marcos decidió ponerse en contacto con Tomás. Vivía al otro lado del país, por lo que optaron por hacer una videollamada.
Tan pronto como aparecieron sus rostros en pantalla, Marcos se sorprendió por el parecido. Compartían el mismo cabello castaño chocolate de su padre y sus ojos color avellana.
“Lamento molestarte de esta manera”, le dijo Marcos, “pero quería verificar si lo que dicen estos resultados es cierto”.
Tomás asintió y procedió a contarle la historia de su vida. Dijo que había sido adoptado pocos días después de su nacimiento y nunca conoció a sus padres biológicos.
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“Busqué durante años, queriendo saber de dónde venía. Sin embargo, el hospital no quiso darme información sobre mi madre; mis padres adoptivos tampoco lo hicieron. Cuando cumplí 21 años, ingresé a Ancestry DNA, pero no encontré coincidencias, hasta ahora”, explicó.
“Hace algún tiempo que ya había desistido de mi búsqueda, y no tenía dinero para contratar a un detective privado, así que esto fue algo muy afortunado para mí”, agregó Tomás.
Tomás reveló que se había convertido recientemente en padre y que le preocupaba no poder responder a las preguntas del pediatra de su hija sobre su historial médico familiar.
Después de escuchar la historia de su medio hermano, Marcos estaba decidido a revelar la verdad. Le dijo a Julia que confrontaría a sus padres, y les diría lo que había descubierto. Sentía que Tomás tenía derecho a conocer a su padre.
Toda la situación fue una montaña rusa de emociones, y resultó abrumador para Marcos ser el portador de estas noticias. Al principio, pensó que su madre se sorprendería con la información de un nuevo miembro de la familia, pero su reacción fue muy diferente a lo esperado.
Escuchar sobre Tomás despertó en Pamela recuerdos reprimidos de una traición oscura y apenas olvidada. Fue doloroso reabrir la herida que por años había creído cerrada.
“Sé lo de Tomás”, le reveló a sus hijos. “Unos años antes de que naciera Marcos, descubrí que su padre tenía una amante y que ella estaba embarazada. Fue un momento devastador y, para ser honesta, casi lo abandono”, admitió Pamela.
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“Sin embargo, su padre me pidió una segunda oportunidad. Le di un ultimátum y finalmente nos eligió. Juró no volver a ver a su amante, lo que significaba que no conocería a su hijo por nacer”.
“Después de años de terapia, el resentimiento y la amargura se debilitaron y volvimos a ser felices”, admitió.
Julia y Marcos estaban atónitos. Nunca imaginaron que su madre podría haber guardado un secreto así todos estos años, y más aún, que hubiera podido perdonar genuinamente a su padre.
“Tu nacimiento nos mantuvo unidos, Marcos”, reveló su madre, con lágrimas corriendo por su rostro. “Lamento haberles ocultado esto a ustedes; realmente lo siento”, les dijo.
Desafortunadamente, los recuerdos comenzaron a perseguirla durante las siguientes semanas. Ahora que era mucho mayor, se daba cuenta de que aún estaba enamorada cuando decidió darle otra oportunidad a Jaime.
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Pero en ese momento no lograba ver a su esposo de la misma manera. Volvió a recordar la traición y lamentó que Tomás nunca hubiera tenido la oportunidad de conocer a sus padres.
Se comenzó a sentir culpable por haberle dado un ultimátum a Jaime hace tantos años, ya que eso había privado a Tomás de un padre. De alguna manera, nunca lo había visto desde esa perspectiva.
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Una parte de ella entendía que era culpa de su esposo, pero no podía evitar sentirse responsable por cómo había resultado la vida de Tomás. Él pagó por los errores de su padre, al tener que crecer sin su familia biológica, y Pamela había sido parte de eso.
Durante varias semanas, Pamela lloró hasta quedarse dormida. Al final supo que no podía soportarlo más. Decidió solicitar el divorcio y eso enfureció a Jaime.
“¡¿Por qué ahora?! ¿Por qué tuvo que surgir este tema cuando hemos vivido una vida tan cómoda durante las últimas tres décadas? ¡Esto es tu culpa! ¡Estaríamos bien si no hubieras insistido en esa prueba de ADN!”, dijo, dirigiendo su rabia contra Marcos.
Pamela salió en defensa de su hijo: “No culpes a tu hijo por algo que TÚ decidiste hacer hace tantos años. ¡Quiero que te vayas!”.
Después de que finalizó su divorcio, la familia encontró un equilibrio donde todos encontraron su nuevo lugar. Jaime decidió mudarse lejos de ellos, mientras que Tomás y su familia se mudaron cerca de Marcos.
Desde entonces, Marcos, Julia y Tomás se reúnen cada cierto tiempo para seguir conociéndose y compartir con sus respectivas familias. Algunas veces, Pamela los acompaña y hasta Jaime se ha acercado a ellos en fechas importantes.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La verdad suele encontrar la manera de salir a la luz. Tomás y Pamela decidieron ocultar que él había tenido un hijo fuera del matrimonio, y para ello lo privaron de su familia. Al final, todo salió a la luz, lo que generó un nuevo comienzo para ellos.
- Los hijos no deben pagar por los errores de los padres. Tomás tuvo que vivir con las consecuencias de las acciones de sus padres toda su vida, sin tener culpa alguna. Afortunadamente, tuvo la oportunidad de conocer a sus hermanos eventualmente, y unirse como familia.
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