Novia se niega a caminar al altar tras recibir una carta de su difunto padre - Historia del día
Muchas novias esperan la bendición de sus padres antes de caminar al altar. Esta joven, en particular, consideró cancelar su boda después de recibir una carta de su difunto padre.
Madison estaba lista para casarse con su novio, Jeremías. Se habían estado preparando durante todo el verano para su gran día, y lo único que faltaba era presentarlo a su padre, Bruno, para que les diera su bendición.
Bruno vivía en otro estado, desde que él y la madre de Madison se habían divorciado. Ella solo veía a su padre un par de veces al año.
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Cuando su padre vino a cenar esa noche, el ambiente en la habitación era frío e incómodo. A Bruno no le gustaba Jeremías porque era músico. No creía que esta fuera una profesión con la que pudiera mantener a su hija y sus futuros nietos.
Durante la cena, Bruno no pudo evitar hacerle preguntas incómodas al futuro esposo de su hija. “¿Tienes planes de conseguir un trabajo estable?”, le preguntó.
“Ser músico es un trabajo estable”, le respondió Jeremías. “Vendo música en línea y tengo presentaciones todas las semanas. Tengo un excelente ingreso”, aclaró.
“¿Hasta cuándo podrás hacer conciertos? No es algo que puedas hacer para siempre. ¿Cómo alimentarás entonces a mi hija y a tus futuros hijos?”, quiso saber Bruno.
Jeremías había intentado ser paciente por respeto a Madison, pero al final explotó de mala manera. La dijo que no era asunto suyo cómo planeaba mantener a su futura familia.
La noche terminó en caos y Bruno condujo de regreso a su casa sin haberles dado su bendición. Madison lloró toda la noche. Amaba mucho a su padre y quería que aprobara su relación.
A la mañana siguiente, recibió una llamada del mejor amigo de su padre, quien le informó que Bruno aún no había regresado a casa.
“¿Todavía está contigo?”, le preguntó a Madison. Confundida, ella dijo que no.
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Se escuchó un suspiró desde el otro lado de la línea. “Entonces debe ser verdad”, dijo en voz baja.
“¿Qué es verdad?”, le preguntó.
“Un sedán azul, exactamente como el que conduce tu padre, fue encontrado destrozado al costado de la carretera esta mañana temprano. Se dijo que el conductor tenía más de 50 años y lo llevaron a un hospital cercano”, reveló el amigo.
Conmocionada, Madison se dejó caer en el suelo. “¡No, no puede ser él!”, dijo llorando.
Madison condujo hasta el hospital para verificar si el hombre desaparecido era o no su padre. Quedó devastada cuando confirmó su identidad y supo que había sucumbido a sus heridas un par de horas después de su ingreso.
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“No habrá boda”, le dijo a Jeremías, mientras lloraba por su padre. “Quiero estar sola”, agregó, y les pidió a todos en la habitación que le dieran espacio.
Durante los siguientes meses, Madison no volvió a hablar de su boda; no quería casarse sin la bendición de su padre. Siempre había valorado su opinión y además lo extrañaba mucho.
Lentamente, las heridas comenzaron a sanar con el apoyo de su madre y la paciencia y el amor de Jeremías. Retomaron el tema del matrimonio y fijaron una nueva fecha para la ceremonia.
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El día de su boda, con un hermoso vestido de satén blanco, Madison se sentó frente a un espejo. Casi no podía reconocerse.
Después de unos momentos de silencio, alguien llamó a la puerta. Era su madre, vestida hermosamente.
“Tengo algo para ti, cariño”, dijo, sentándose a su lado. “Creo que deberías leerlo antes de que comience la ceremonia. Es de tu padre”, agregó.
El corazón de Madison comenzó a latir rápidamente. Abrió el sobre rápidamente y comenzó a leer. En un pedazo de papel arrugado, reconoció su letra desordenada.
"Querida Madison,
Odio que esta sea mi última carta para ti. Estoy en un hospital, y no sé cuánto tiempo de vida me queda; mis lesiones son bastante malas. Sé que no quería que te casaras con Jeremías…”.
Madison dejó de leer y comenzó a llorar. Se quitó el velo y hundió el rostro entre las manos. “No puedo hacerlo... simplemente no puedo casarme sin él aquí conmigo. Siempre pensé que él sería quien me llevaría al altar”, lloró Madison.
“Hija, tu papá está aquí”, respondió su mamá. Madison estaba confundida, pero de repente un rayo de esperanza nació en su corazón. Miró de nuevo la carta de su padre.
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“Termina de leer la carta”, la instó su madre.
“Mi corazón siempre estará contigo, Madison, incluso después de la muerte. Les doy a ti y a Jeremías mi bendición. Todo lo que quiero es que seas feliz, y sé que eso es exactamente lo que serás con él. Te bendigo hoy y siempre.
Recuerda que papi siempre te amará con todo su corazón”.
Después de leer la carta, Madison miró a su madre. “No entiendo, mamá. ¿Dónde está mi padre?”.
"Cariño, tu padre era donante de órganos y le donó su corazón a una persona muy enferma. Lo único que pidió fue que esa persona estuviera contigo en tu día especial y te hiciera llegar esta nota en ese momento”, reveló su madre.
En ese momento, un extraño entró en la habitación. “Este es David. El corazón de tu padre está latiendo en su pecho. Una parte de él está aquí, justo a tu lado”, sonrió su madre.
Madison no pudo evitar llorar. “Papá hablaba en serio cuando dijo que siempre estaría conmigo”, dijo, abrazando a David. Podía escuchar los latidos de su corazón y cerró los ojos para imaginar que estaba abrazando a su padre.
Un par de minutos después, Madison caminó hacia el altar junto a David, en cuyo pecho latía el corazón de Bruno. Miró hacia arriba y sonrió, sabiendo que su padre estaba con ella. Fue el mejor día de su vida.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- El amor de un padre es para siempre. Aunque Bruno ya no pudo estar físicamente con Madison durante su boda, se aseguró de estar allí para ella de una manera especial y de hacerle llegar su bendición.
- La donación de órganos salva vidas. Las lesiones de Bruno eran mortales, pero algunas personas pudieron seguir viviendo gracias a sus órganos.
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