Mujer se burla de su padre por relicario barato que le regaló: ella lo abre años después de su muerte - Historia del día
Tomás trabajaba en una fábrica y ganaba un sueldo modesto, pero le bastaba para mantener a sus tres hijas. Cuando su hija menor, Laura, cumplió 25 años, él ya se había jubilado y lo único que tenía eran sus ahorros. Pero era su cumpleaños y quería complacerla, así que le compró un relicario, que Laura solo apreció años después de su muerte.
"¡No puedes hablar en serio, papá! ¿De verdad, un relicario? ¿Es todo lo que se te ocurrió?". Laura se burló de Tomás mientras desenvolvía su regalo.
"Pero cariño", dijo Tomás. "Créeme, es el regalo más valioso que tu pobre padre podría permitirse, ¡y no es solo un relicario!", presumió alegremente. "¡Es especial, igual que tú!".
"Vamos, papá", respondió Laura. "¡No soy una niña! Tus halagos no ocultarán el hecho de que cualquiera que lo mire puede ver que es realmente barato". Espera un momento", expresó. "¡Por Dios! ¿ES DE SEGUNDA MANO? ¿Lo has comprado en un mercadillo?", le preguntó.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
"Ah, bueno, las cosas de segunda mano no son tan horribles, Laura. No olvides, cariño, que después de la muerte de tu madre, crie a Sofía, a Beatriz y a ti yo solo. Nunca dejé que les faltara nada porque gasté sabiamente el dinero que teníamos", comentó.
"¡No puedo creer que me hayas comprado un relicario barato para mi cumpleaños, papá! ¡Eso es una locura!... Mientras tanto, usaste tus ahorros para ayudar a Sofía a pagar la hipoteca de su apartamento, ¡y también pagaste el coche de Beatriz! ¡Te lo juro, papá! ¡Te odio por esto! NO DEBERÍA HABER VENIDO A CASA PARA MI CUMPLEAÑOS", dijo Laura mientras tiraba el relicario en un cajón. "¡Vuelvo a Madrid mañana, papá, y celebraré mis cumpleaños allí a partir de ahora!".
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Tomás se sintió profundamente herido por la burla de Laura a su regalo, que había preparado con mucho cariño para ella. Lloró mientras la veía salir de casa al día siguiente, preguntándose cómo habían cambiado los tiempos y cómo su hija, a la que tanto le quería, no se lo pensaba dos veces antes de burlarse de él.
Pasaron los años y entonces Tomás falleció inesperadamente debido a un ataque al corazón. Tras su muerte, Beatriz, Sofía y Laura decidieron poner su casa en venta. Sofía y Beatriz estaban preocupadas por otra cosa, así que no pudieron sacar tiempo para limpiar la vivienda antes de entregarla, dejando que Laura lo hiciera sola.
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Un día, Laura estaba recogiendo las cosas de su habitación cuando abrió el cajón y encontró el relicario. Lo miró durante un rato y se rio. "Ah, esta cosa tan fea sigue aquí. Me pregunto cuánto dinero habrá gastado papá en esto", pensó mientras lo giraba en sus manos.
En ese momento, se le cayó al suelo y se abrió. Laura se arrodilló para recogerlo y se dio cuenta de que contenía una foto de ella y Tomás cuando era una niña. Se emocionó un poco al mirar la foto. Le dio la vuelta y encontró una inscripción con la letra de su padre: "Mira detrás del cuadro".
Laura reflexionó sobre lo que eso podía implicar y, de repente, cayó en la cuenta. Su casa solo tenía un cuadro y resultaba estar en la habitación de Tomás. Corrió hacia el cuadro del Taj Mahal que su papá había traído de su viaje a la India. Se apresuró a quitarlo, pero lo único que vio tras él fue una pared en blanco. Golpeó la pared y trató de empujarla: ¡tampoco había pasaje secreto!
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"¡Qué desperdicio!", comentó. Pero cuando volvió a mirar la fotografía, sintió que le faltaba algo, ¡quizá estaba delante de sus ojos y no lo veía! Así que volvió a leer las palabras: "MIRA DETRÁS DEL CUADRO".
"Espera, ¡detrás del cuadro podría significar la espalda del cuadro!", dijo alegremente y tomó el cuadro para investigarlo. Lo volteó varias veces, pero no pudo encontrar nada. En ese momento, sintió que las palabras de la nota la ridiculizaban y rompió a llorar. En un arrebato de ira, tiró la imagen al suelo.
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Al separarse el tablero del cuadro de su marco, se dio cuenta de que había varios billetes desparramados por el suelo.
No podía creer lo que veían sus ojos. "¡Santo Dios!".
Se puso en cuclillas y desmontó bien el tablero.
Detrás del cuadro, descubrió viejos billetes de diferentes países. Los recogió y se dirigió a una tienda de antigüedades.
El tasador le sonrió mientras examinaba la colección. "Calcularía un millón de dólares como mínimo. Tiene usted una colección maravillosa. Muchos numismáticos morirían por ella", expresó el hombre.
"¿Está seguro? Es fantástico", respondió ella.
De vuelta a casa, Laura no entendía por qué Tomás no les había hablado a ella y a sus hermanas de la colección. ¿Por qué la escondía? Volvió a su habitación y decidió volver a mirar el cuadro.
Quitó todas las capas, una por una, y esta vez encontró una nota oculta clavada en el lienzo. La desdobló y sus lágrimas no conocieron límites cuando terminó de leer lo que estaba escrito en ella.
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"Querida Laura,
Hoy he visto lo infeliz que estabas después de ver el relicario que te regalé y pensar que tu regalo de cumpleaños no era especial o que tus hermanas recibían más de mí que tú. Pues bien, cariño, nunca he discriminado a ninguna. Las he ayudado a todas y lo seguiré haciendo hasta mi último aliento porque las quiero más que a nada en el mundo. Pero este relicario no es lo que tú crees que es.
Tu padre se ha gastado una parte considerable de sus ahorros para reunir billetes en efectivo a lo largo de los años y un poco más para conseguirte el precioso relicario de un mercadillo y organizar esta pequeña sorpresa para ti. Sé que no es de Gucci ni de Louis Vuitton, y Dios sabe qué marcas te gustan, pero este pobre papá hizo todo lo posible para que fuera especial para ti. Además, no se lo he contado a tus hermanas, así que por favor no hagas que me maten. Me odiarán si se enteran.
Date la vuelta si has leído esta carta y tu padre te está esperando para abrazarte.
Con amor, Tu padre, Tomás".
Laura se sintió muy avergonzada. Lloró y lloró, con la esperanza de abrazar a Tomás una vez que le diera el regalo. "¿Cómo pude ser tan mala? Lo siento mucho, papá". Se maldijo a sí misma. Sin embargo, nada cambiaría.
Ese mismo año vendió la casa y repartió las ganancias a partes iguales con sus hermanas. Sin embargo, nunca vendió la colección de su padre, que fue su último regalo. Y ahora, lleva el relicario todos los días en honor a Tomás y a lo mucho que la quería. A veces también le recuerda su pesar por no haber podido agradecerle su regalo.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No hay que juzgar un libro por su portada: Laura se burló del relicario solo porque no era lo suficientemente caro para ella, pero luego se dio cuenta de que estaba equivocada.
- Respeta las cosas que tus padres hacen por ti: Tomás se esforzó por hacer que el 25° cumpleaños de Laura fuera memorable para ella. Pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde.
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