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Un candado con un corazón e iniciales | Foto: Shutterstock
Un candado con un corazón e iniciales | Foto: Shutterstock

Hombre frecuenta el puente donde se veía con su difunto amor 32 años atrás: halla un candado con sus nombres - Historia del día

Vanessa Guzmán
11 may 2022
00:00

Un hombre solitario visita constantemente el puente donde solía encontrarse con su novia de la escuela secundaria y encuentra un candado con sus iniciales.

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Martín López se inclinó sobre la barandilla del puente y miró el agua arremolinada. Había estado en este puente muchas veces antes, pero nunca solo. Helena siempre había estado allí.

Martín y Helena habían estado muy enamorados... Tenían apenas diecisiete años, pero Martín estaba seguro de que quería pasar el resto de su vida junto a ella. Tan seguro, que habían hecho un pacto para encontrarse y colocar un candado en el puente como símbolo de su vínculo inquebrantable.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Pero esa noche, Martín había esperado solo en el puente. Helena no había venido, y cuando Martín fue a su casa al día siguiente, estaba vacía. Toda la familia se había ido.

Sabía que los padres de Helena desaprobaban su relación. La madre de Helena había comentado varias veces que eran demasiado jóvenes para tener un romance tan serio: deberían salir con otras personas y disfrutar de la vida.

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Ahora parecía que se habían llevado a Helena sin previo aviso. Martín estaba devastado. ¿Cómo podía Helena irse sin decir una palabra? Durante años, Martín esperó una llamada telefónica, una carta, una postal, todo en vano.

Helena había desaparecido sin dejar rastro. Su vida siguió. Fue a la universidad, obtuvo su título y se convirtió en un abogado exitoso, pero le faltaba algo. Aunque Martín salía de vez en cuando con algunas mujeres, nunca más permitió que ninguna entrara en su corazón.

No podía soportar la idea de que pasaría por el mismo dolor. Sabía que nunca podría atreverse a amar a nadie de nuevo de la forma en que había amado a Helena. Entonces su hermana Magda lo había dejado atónito con un comentario casual.

"Martín", dijo Magda en voz baja. "A menos que hagas las paces con el pasado, te despidas de Helena, nunca la superarás".

"Han pasado 33 años", dijo Martín. "¡Lo superé!".

"¿De verdad?", preguntó ella. "¿Dónde está tu esposa? ¿Tu familia? No vives, Martín; existes. ¡Te mereces algo mejor!".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Así que aquí estaba, en el mismo puente. Le preguntó a Helena (hablándole al viento). "¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste?". Martin sintió lágrimas que quemaban sus ojos y se agarró a la barandilla del puente.

Entonces sintió algo bajo su mano. Era un candado pintado de rojo brillante, con las iniciales M. y H. y un corazón en el medio. "¡Helena!", gritó Martín. "¿Lo hiciste tú?".

Examinó el pequeño candado rojo y vio que había un número de teléfono escrito en la parte de atrás. Marcó el número con manos temblorosas y contestó una voz de mujer. "¿Helena?", preguntó Martín. "¿Eres tú?".

"Yo no soy Helena", dijo la mujer. "Por favor, espérame; estaré en el puente en 20 minutos".

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Martín esperó con impaciencia, y veinte minutos más tarde, vio a una mujer delgada y bonita caminando hacia él, con las manos en el bolsillo de su abrigo. "Tú... ¿Conoces a Helena?", preguntó Martín.

La mujer sonrió. "Sí, soy la hija de Helena, Cynthia", dijo. "He estado rezando para que encontraras el candado. Me pidió que lo colocara aquí por ella. Fue su último deseo".

"¿Helena se... ha ido?". Martín apenas podía hablar a través del dolor asfixiante.

Cynthia colocó una mano gentil sobre la suya. "Sí, lo siento mucho; olvidé que no lo sabía", dijo en tono de disculpa. "¿Tú eres Martín?".

"Sí", susurró. "¿Entonces se acordaba? ¿Se acordaba de mí y del puente?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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La joven tenía lágrimas en los ojos y Martín vio que eran exactamente como los de Helena. "Mi madre pensó en ti todos los días de su vida", dijo. "Ella no quería dejarte. Te amaba”.

“El día que venía a encontrarse contigo, sus padres se la llevaron. Toda la familia se fue del país sin avisar. Fue un momento complicado para mi madre”.

"Ella nunca dijo una palabra; nunca me contactó...", protestó Martín.

"Mi madre pensó que te habías casado, que tenías una familia", explicó Cynthia. "Ella no quería perturbar tu vida".

"Nunca me casé", dijo Martín con amargura. "¡Pero veo que lo hizo!".

Cynthia negó con la cabeza. "No, ella nunca lo hizo", dijo. "Soy su única hija... y la tuya".

"¿Mía?", preguntó Martín con la respiración agitada. "¿Mi niña? ¿Mi hija?".

Cynthia asintió y extendió los brazos para abrazar a su padre por primera vez. Martín recuperó su vida y abrazó a su hija en sus brazos en ese puente donde había besado a Helena hace mucho tiempo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El verdadero amor nunca muere: Aunque Helena y Martín eran muy jóvenes, su amor mutuo era profundo y genuino. Aunque estuvieron separados, nunca se olvidaron y el último deseo de Helena fue que su hija colocara el candado en el puente.
  • Los padres no deben separar a sus hijos de las personas que aman: Los padres de Helena habían pensado que Martín y su hija eran demasiado jóvenes para una relación tan seria y se esforzaron por separarlos. Aun así, ninguno de los dos se volvió a enamorar.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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