Mujer escucha a su hijo burlarse de su pobre abuelo que vive en un viejo tráiler - Historia del día
Una mujer da una lección a su hijo tras oírle burlarse de su abuelo, que vive en un viejo tráiler. El chico lo desprecia por no vivir en una buena casa ni tener dinero.
Bruno se sintió decepcionado cuando se enteró de que él y su madre, Andrea, tenían que mudarse con su abuelo, José. Tuvieron que irse del lugar donde vivían, ya que su madre fue despedida de su trabajo y no podía pagar el alquiler.
Cuando Bruno se enteró de que tendría que vivir con su abuelo en una vieja caravana en las afueras de la ciudad, se puso furioso. "¡No quiero mudarme con el abuelo! Mis amigos podrían verme durmiendo en un viejo tráiler. Eso es vergonzoso", gritó.
"Bruno, ten cuidado con lo que dices. Vivir con el abuelo nos permitirá tener un techo sobre nuestras cabezas. Algunas personas no tienen más remedio que dormir en la calle", respondió Andrea.
Aunque Bruno no quería, él y su madre se fueron a vivir con José. Bruno no saludó a su abuelo cuando llegaron, se limitó a quedarse en un rincón y a usar su teléfono.
Tras ponerse al día con su padre, Andrea decidió hablar con su hijo. "Sabes, Bruno, tienes que apreciar que tienes una familia que se preocupa por ti. Algunas personas no tienen ni familia ni amigos. Agradece lo que tienes", le dijo.
El chico puso los ojos en blanco y se levantó, acercándose a su abuelo, que estaba terminando una taza de café. "¿Tienes algo de comida?", preguntó Bruno.
"Por supuesto, querido. Tengo algunos frijoles y pan. ¿Quieres que te haga un sándwich?", preguntó José.
Bruno se burló. "¿Frijoles y pan? ¿Eso es lo que vamos a comer aquí todos los días? Has vivido una larga vida. Has tenido tiempo de ganar dinero. ¿Por qué sigues siendo pobre?", preguntó burlonamente.
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José no contestó, sino que se limpió en silencio las lágrimas que corrían por sus mejillas y tomó la taza de café con una mano temblorosa para dar un sorbo.
Andrea escuchó a Bruno burlarse de su abuelo y se sintió dolida por él. "¡Bruno, basta! Agradece que incluso tengamos comida. Otras personas ni siquiera...".
Pero Bruno no dejó que su madre terminara. Volvió a poner los ojos en blanco y replicó: "¡Mamá, no es mi problema lo que tengan los demás! Lo que importa somos nosotros. Lo que no tenemos. Estoy cansado de que compares nuestra situación con la de los demás".
Andrea lo tomó de la mano y le pidió que la siguiera. Caminaron hacia el puente cercano, donde varios indigentes se calentaban junto al fuego. La mujer llamó a uno de ellos. "Esteban", dijo.
El hombre parecía sorprendido al acercarse a ellos, mientras que Bruno estaba confundido sobre la razón por la que su madre lo había llevado allí.
"Bruno, este es Esteban. Es tu padre, el que has pedido conocer todos estos años", reveló Andrea. Bruno estaba atónito y no podía creer las palabras de su madre.
"Cuando eras pequeño, tu papá quería ser rico, pero no quería trabajar. Así que tu abuelo intervino para ayudarnos comprándonos una casa y un coche. Entonces, tu padre conoció a una mujer rica y se largó. Vendió la casa y el coche, y me dejó contigo, sin nada de dinero", reveló.
"Adelante, Esteban. Cuéntale a Bruno lo que pasó después", le dijo Andrea. En ese momento, Bruno tenía las dos manos en los bolsillos para no temblar.
Esteban suspiró y comenzó a hablar. "Cuando me quedé sin dinero, mi nueva familia me abandonó y finalmente cortó los lazos conmigo. Acabé en la calle y aquí estoy desde entonces. Lo siento, hijo. Siento que hayas sufrido todos estos años por mi culpa. Espero que puedas perdonarme".
Al escuchar la historia, Bruno no pudo evitar llorar. Se dio cuenta de lo mucho que su madre y su abuelo se habían sacrificado por él y de lo malagradecido que había sido a lo largo de los años.
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"Siento haber pedido siempre más, mamá. Debería haberme dado cuenta del esfuerzo que tú y el abuelo hicieron para criarme en un hogar sano, pero lo di por sentado. Espero que puedas perdonarme", dijo Bruno, abrazando a su madre.
A continuación, Bruno se dirigió a su padre. "Nunca te conocí y no te tengo cariño, pero quiero que duermas mejor por la noche, así que quiero que sepas que te perdono", dijo.
Luego, Bruno invitó a Esteban al tráiler para darle algo de comer. Le dio a su padre una lata de frijoles y lo vio comer vorazmente.
José sabía las dificultades que Esteban traía a la vida de su hija, pero a pesar de esto, lo acogió en su casa. "Adelante, duerme en el sofá. Sé que hace años que no duermes bien", le dijo, entregándole una almohada gastada. Esteban le dio las gracias a José con lágrimas en los ojos antes de acostarse.
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Cuando su padre estaba profundamente dormido, Bruno se tomó el tiempo para disculparse con su abuelo. "Lo siento, abuelo. He sido un malagradecido. Te agradezco que nos ofrezcas frijoles enlatados. Están deliciosos. ¿Y este tráiler? Esta es mi casa, y es el lugar más acogedor del mundo".
Bruno comenzó a ayudar a su madre y a su abuelo. Después de la escuela, aceptó un trabajo a tiempo parcial para colaborar con sus gastos diarios y realizó tareas domésticas en lugar de usar su teléfono todo el día.
Tras ser contratado en una cafetería local, Bruno recomendó a su padre a los propietarios y le ayudó a conseguir un trabajo como guardia de seguridad. Desde entonces, Bruno se ha convertido en un joven responsable que siempre da prioridad a su familia.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Agradece siempre lo que tienes: Es fácil comparar nuestras vidas con las de nuestros compañeros, pero es importante darse cuenta de que hemos sido bendecidos de forma diferente. Agradece lo que tienes y esfuérzate constantemente por conseguir la vida que deseas vivir.
- No juzgues a la gente sin conocer su historia: Bruno se apresuró a juzgar a su madre y a su abuelo por no tener dinero. Sin embargo, más tarde se dio cuenta de que ambos trabajaron duro para intentar darle una vida lo más cómoda posible.
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