Niño en silla de ruedas hizo fiesta de cumpleaños y nadie asistió: pide un deseo y al otro día halla cajas en la puerta - Historia del día
Tony tuvo una fiesta de cumpleaños e invitó a todos sus compañeros de clase, pero ninguno asistió. Su madre y un imitador de Spider-Man, Ronald, intentaron animar al niño sin éxito.
"Va a estar bien, chico. ¿Quieres ver cómo Spider-Man hace algunas piruetas?", le preguntó Ronald a Tony, quien estaba en silla de ruedas.
La madre de Tony lo había contratado porque trabajaba como imitador de Spider-Man para una agencia de festejo. Era un trabajo de medio tiempo que le ayudaba a pagar sus estudios de psicología en la universidad.
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Pero esta fiesta era diferente. Nadie estaba aquí. Tony se dirigió a la mesa de refrigerios adornada con vasos, platos y más elementos con el tema de Spider-Man. Se quedó allí solo y trató de no llorar.
El chico negó con la cabeza ante la pregunta de Ronald. "¿Estás seguro? Te alegrará, te lo juro", continuó el animador tratando de hacer algo para que el chico sonriera.
Se puso de pie y miró más allá del niño hacia su madre. Ella los observaba con una mirada desconsolada. Ronald se acercó a ella. "Señora, tal vez podría hacer algunas llamadas y traer otros imitadores aquí. Podemos traer a todos Los Vengadores".
La madre de Tony se negó. "Eso no lo animará, Ronald. Mi hijo esperaba con ansias que sus amigos vinieran. Estar en una silla de ruedas en una escuela para niños sin discapacidad ha sido difícil, pero yo quería que se sintiera normal. Sin embargo, los niños pueden ser crueles".
"Lo entiendo", intervino Ronald. Recordó lo mucho que lo intimidaron en la escuela debido a sus lentes gruesos. Su visión era terrible y sus anteojos eran una fuente de comedia para los payasos de la clase y los deportistas.
Por suerte, se sometió a una cirugía correctiva a los 18 y se olvidó de esos tiempos. Pero fue horrible ver a un niño como Tony siendo lastimado por algo que nunca podría arreglar.
"Sí, bueno. No pensé que harían esto. Entregamos las invitaciones juntos en clase. La maestra me dejó estar allí para repartirlas y todos los niños parecían emocionados, especialmente cuando les dije que Spider-Man venía", explicó Marissa y se encogió de hombros.
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"No puedo creer que hayan hecho esto. Ni siquiera vino un compañero de clase, y todos tienen seis años. Tengo miedo por el futuro", manifestó la afligida madre.
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"Déjame tratar de animarlo de nuevo", ofreció Ronald y Marissa lo agarró del hombro, sin dejar de negar con la cabeza: "No, muchas gracias, pero esta fiesta ha terminado. Déjame darte tu cheque", dijo.
"No, señora. No hice nada. No puedo tomar el dinero", declinó, aunque su jefe en la agencia definitivamente se quejaría. Pero Marissa insistió, entregándole el cheque y casi empujándolo hacia la puerta.
Ronald se fue a casa esa noche y se dejó caer en su cama con el corazón roto. No podía sacar a Tony de su mente por alguna razón. Aunque había visto a niños siendo crueles en otras fiestas de cumpleaños, nada había sido tan malo como lo de hoy.
Agarró su teléfono, miró las fotos que había tomado esa tarde tan pronto como llegó y recordó lo emocionado que Tony había estado al principio mientras esperaban a sus amigos. También había tomado una foto antes de irse. El niño se veía triste, con los hombros encorvados mientras permanecía en su silla de ruedas.
Las lágrimas casi llenaron sus ojos, y no había forma de que pudiera dormir ese día. Todo el asunto le hizo pensar en centrarse en la psicología infantil en el futuro. Tal vez algún día podría ayudar a otros niños como Tony.
De repente, tuvo una idea. Había leído algunos artículos sobre actos de bondad al azar, y tal vez lo mismo podría suceder ahora. Ingresó a sus redes sociales y comenzó a escribir sobre lo ocurrido. Agregó la foto de Tony y esperaba que sucediera un pequeño milagro.
Entonces se logró dormir. A la mañana siguiente, nunca se habría imaginado la sorpresa con la que se despertó. Había toneladas de llamadas perdidas en su teléfono y miles de notificaciones. Pero la llamada que finalmente lo despertó fue la de Marissa.
"¡Ronald! ¿Qué hiciste? Tony y yo acabamos de recibir un millón de regalos, ¡y están apareciendo más encomiendas!", dijo ella tan pronto como él contestó el teléfono.
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"¿Qué?", expresó atontado y miró el reloj en su mesita de noche. Era la 1 p.m.
"Sí, Ronald. ¡Muchas gracias! ¡Tony está tan emocionado! ¡Estos paquetes venían con cartas respondiendo a tu publicación de Facebook!", precisó Marissa, con un tono de voz increíblemente alegre.
"Ah, claro. Sí. No pensé que mucha gente leería mi publicación. Expliqué lo que sucedió ayer y dije que si alguien quería hacer algo amable, podía enviarle regalos a Tony a tu dirección".
"¡Funcionó, y Tony está muy emocionado! ¡Escúchalo! ¿Puedes venir? ¡Por favor, queremos agradecerte personalmente!", agregó Marissa, y Ronald estuvo de acuerdo.
Revisó su teléfono que estaba inundado de notificaciones. Aparentemente, su publicación se había vuelto viral de la noche a la mañana. Incluso sus amigos de la agencia lo llamaron y se ofrecieron a presentarse en la casa de Tony con sus disfraces de Los Vengadores.
Cuando Ronald llegó a la casa de Marissa, explicó que algunos de los padres de los compañeros de clase de Tony la habían llamado y le habían dicho que ninguno de ellos había recibido las invitaciones.
Aparentemente, un niño que intimidaba a Tony a menudo, Bob, les dijo a los otros niños que escondieran las invitaciones y no se las dieran a sus padres. Muchos de ellos preguntaron si podían venir ese día y hacer una fiesta.
Marissa todavía tenía bocadillos y casi todo lo del día anterior, así que decidió organizar la fiesta nuevamente. Esta vez, decenas de niños se presentaron para celebrar con Tony. Los compañeros de trabajo de Ronald también vinieron vestidos como Los Vengadores y actuaron en la fiesta.
Más tarde, Tony llamó a Ronald y le dijo: "Spider-Man, sabes que ayer, cuando te fuiste, mamá me dijo que soplara las velas y dijo que mis sueños se harían realidad. Esta mañana, encontré una caja enorme con un juguete de Spider-Man, y luego vinieron otras cajas".
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"¡Me dijo que lo hiciste solo por mí porque eso es lo que hacen los superhéroes! ¡Gracias, Spider-Man! Hiciste realidad mis sueños".
Los ojos de Ronald se llenaron de lágrimas, aunque nadie podía verlo debajo de su máscara. Abrazó al niño que salió a jugar con sus amigos y se sintió feliz. Tony disfrutó de su fiesta en el patio de su casa.
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Observándolos, Ronald decidió que la psicología infantil sería su enfoque después de graduarse. No podía imaginar un mejor futuro para sí mismo que tratar de ayudar a los niños en tiempos difíciles.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La actitud de los niños es un reflejo de sus padres y su crianza: Es fundamental enseñarles a ser mejores personas y a tener compasión por los demás.
- Un acto de bondad al azar puede cambiar el mundo: Ronald publicó en las redes sociales y no pensó que se volvería viral, pero esperaba que algunas personas mostraran compasión. Demostró que la bondad humana es más impresionante de lo que creemos.
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