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Un niño llorando | Foto: Shutterstock
Un niño llorando | Foto: Shutterstock

Mujer deja a su hijo al cuidado de la abuela y desaparece: regresa cuando el niño ha crecido - Historia del día

Vanessa Guzmán
19 may 2022
08:35

Andrea dejó a su hijo de seis años, Felipe, con su madre cuando su novio no quiso cuidar al hijo de otra persona. Años más tarde, ella apareció nuevamente en la vida de su hijo pidiendo ayuda, y él tuvo que tomar una decisión que la conmocionó.

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"No puedes dejar al niño aquí, Andrea", la regañó su madre, la señora Fernández. Andrea acababa de traer a su hijo Felipe a su casa con todas sus posesiones. Le dijeron que jugara en la otra habitación, pero él escuchó la conversación de su madre y su abuela.

"Ya no puedo quedármelo, mamá. David es el amor de mi vida y no quiere criar a otro hijo", respondió Andrea desesperada.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Tiene una hija de 15 años, Andrea. ¿La va a abandonar ahora que está contigo? ¿Cómo puedes permitir eso?". La Sra. Fernández exigió saber, enojándose más con su hija.

"Sí, sé que somos horribles. Pero este es el camino que hemos elegido para nosotros mismos. Por favor, ayúdame", suplicó, alcanzando la mano de su madre. Pero la mujer mayor se apartó.

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"Bien, ¡pero nunca vuelvas a aparecer aquí!". La Sra. Fernández la sacó de su casa y cerró la puerta. Su repugnancia por su hija era evidente.

Mientras tanto, Felipe fue a la habitación de invitados para que no sospecharan que estaba escuchando a escondidas. Su abuela entró, le dijo que viviría con ella a partir de ese momento y sonrió brillantemente a pesar del dolor en sus ojos.

Felipe lloró esa noche por haber sido abandonado, pero su abuela fue la mejor madre que alguien pudo tener. Se olvidó de la mujer que lo dejó y siguió adelante.

Cuando cumplió 18 años, la Sra. Fernández murió y le dejó todo a su nieto, incluida su casa y todos los ahorros que le quedaban. La extrañaba terriblemente y no podría haber estado más agradecido de que ella lo acogiera desde muy pequeño.

Un día, Felipe estaba estudiando en su habitación cuando sonó el timbre y fue a abrir. Una cara que no había visto en muchos años apareció, y casi no podía creerlo. Su madre parecía cansada y triste, pero él frunció el ceño ante los bolsos en sus manos.

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"¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó, haciendo todo lo posible por contener su desprecio.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"¿Felipe? ¿Eres tú? ¿Dónde está mamá?", preguntó, con lágrimas en los ojos.

"La abuela murió hace un año. De nuevo, ¿qué quieres?", murmuró Felipe, cruzando los brazos y esperando una respuesta adecuada.

"¿Qué? ¿Por qué no me llamaste?". Andrea sollozó al conocer la noticia.

"¿Por qué lo haría? No me llamaste en todos estos años", espetó, incapaz de controlar su ira.

Andrea se estremeció levemente y siguió llorando. "Supongo que me lo merezco. Pero realmente necesito tu ayuda, Felipe".

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"¿Qué quieres?", preguntó. Estaba enojado con ella, pero ella era su madre después de todo.

“David murió y no me dejó nada. Vivimos juntos durante años, pero él le dejó su casa a su hija, con quien no hablaba en años, y ella quería venderla. No tengo dónde quedarme. Supongo que mi madre te dejó esta casa. ¿Puedo quedarme un tiempo?", rogó, llorando.

Felipe lo pensó durante mucho tiempo. Por un lado, ella no merecía su ayuda después de haberlo abandonado de niño. Pero, por otro lado, no quería ser el tipo de persona que rechaza a la familia, especialmente cuando más lo necesitan.

Finalmente, hizo lo correcto. "Adelante. Puedes quedarte un tiempo", dijo, invitándola a entrar y agarrando algunos de sus bolsos. Ella le sonrió y entró.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Al principio, se sentían incómodos el uno con el otro, aunque Felipe realmente trató de no mostrar su resentimiento. No supo cómo actuar porque su hijo ya no la veía como una madre. Pero con el tiempo, hablaron más a menudo y fueron cordiales.

Andrea finalmente encontró otro lugar para vivir y se mantuvieron en contacto una vez por semana. Nunca fue una relación madre-hijo, pero eran familia. Al final, se convirtió en la abuela de los hijos de Felipe.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • La familia siempre debe ser lo primero: Andrea aprendió por las malas que nunca debes abandonar a tu familia, por otras personas, incluso si crees que estás enamorada.
  • Siempre debes ser una buena persona: Felipe quería rechazar a su madre, pero hizo lo correcto porque era mejor que ella.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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